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España España · Sevilla
Críticas de Hypatia
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Críticas 18
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
3 de octubre de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert Kirkman, conocido por ser el autor de The Walking Dead, es también el padre de Outcast. Una serie que se desarrolla en un pueblo de mala muerte, perdido en algún rincón de Virginia Occidental, donde, no sabemos porqué razón, los demonios o el demonio o lo que sea, están haciendo acto de presencia.

El protagonista de la serie es Kyle Barnes, un buen tipo con un carácter visceral que a veces tiene estallidos de violencia. Kyle es un hombre muy simple, que se debe a su esposa, su hija y su hermana. Sin ambiciones profesionales ni personales, destaca por su sencillez y por su forma realista de ver el mundo y su manera pragmática de asumir como real algo que en su fuero interno ha sospechado toda la vida.

Es también un personaje importante la hermana de Kyle, Megan, una maestra de un pueblo pequeño, casada con el ayudante del sheriff y madre de una hija… también extremadamente simple, al menos en la superficie.

Mi personaje favorito es el reverendo, creo que a pesar de su edad y de la frustración de descubrir que toda su lucha contra Satán ha sido una farsa. Es un personaje repleto de carisma, fuerza, y una incontenible pasión por luchar por aquello en lo que realmente cree. Me gusta que sea firme en sus convicciones, es un hombre de Dios que tiene los pies en el suelo. También son importantes el sheriff, el jefe de bomberos, un tipo nuevo que se muda a la ciudad, un skater pelirrojo insoportable y demás vecinos de la pequeña población.

La serie está muy bien realizada, con una fotografía más que correcta y una dirección excelente en la mayoría de los episodios. Visualmente es una serie muy gris, muy triste, muy monótona y ese aspecto visual enfatiza la atmósfera sombría que impera en Rome.

No hay trama procedimental propiamente dicha, pero cada episodio se enfrenta a un aspecto concreto y la mayoría no terminan con cliffhangers importantes. La trama está relacionada directamente con las posesiones demoníacas, los exorcismos, la eterna lucha de la luz contra la oscuridad. Pero podría verse no sólo como una serie al uso de terror y posesiones demoníacas, sino también como un tenso drama psicológico que reflexiona sobre el trauma infantil (niñas que han sufrido abusos sexuales o niños y niñas con progenitores que les propinan palizas o incluso intentos de asesinato); la obsesión malentendida por hacer el bien de un pastor, un sherrif, un marido o un padre que terminan rompiendo las reglas y justificando los medios para lograr el fin del bien mayor. También invita a reflexionar el juicio moral tan severo que puede hacer un pueblo pequeño como Rome, que al más mínimo error o salida de tono expulsa del pedestal a las personas que forman los pilares más sólidos de sus pequeña población.

En mi opinión es una serie altamente recomendable, con muchísima calidad técnica, buenas interpretaciones y una trama más que interesante. No diría que es le mejor estreno del año, pero sin duda es una de las mejores sorpresas que nos ha traído el verano de 2016 y nos recuerda, que pese a la finalización de Banshee, la plataforma Cinemax sigue siendo un canal a tener en cuenta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Hypatia
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7
3 de octubre de 2016
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una mujer apaga la luz e intuye entre las sombras una figura, una silueta de una criatura peligrosa. Enciende el interruptor y aquello que vio ha desaparecido. Vuelve a apagar y lo vuelve a ver, de nuevo enciende la luz y otra vez desaparece. Es el miedo a la oscuridad, el mismo miedo que nos hace creer ver a un ladrón, un asesino o un fantasma en cada mancha en la pared o doblez de las cortinas.


Además del miedo atávico a la oscuridad, la cinta se refuerza con otros terrores reales que sufrimos en nuestra vida cotidiana: miedo a no dar la talla como madre, hermana o hijo; miedo a estar o a volverse loco; miedo a no ser capaces de proteger a nuestros seres queridos o incluso a ser responsables de su dolor. Y otros tantos horrores que se meten en nuestra cabeza durante la noche y nos impiden pegar ojo.

Pero fundamentalmente, la idea se centra en el miedo a la oscuridad y en 2013 el director sueco David F. Sandberg hizo un corto sobre esta premisa, un corto que se convirtió en viral, que nos dio a todos muchísimo miedo y que llegó a las manos de James Wan (The Conjuring, Insidious), que decidió alargar el corto y convertirlo en una película más que decente dirigida por el propio autor del corto.

La historia sigue a una familia, que es más o menos acechada por un ente maligno que sólo es visible cuando las luces están apagadas y que desaparece completamente en cuanto se enciende el interruptor de la luz. Hay más juegos de cámaras, luces y sombras que efectos visuales, prácticamente no hay CGI, lo cual me parece algo digno de agradecimiento. Tampoco sigue la moda del metraje encontrado… que personalmente dejó de gustarme tras la tercera de Paranormal Activity.

Lights Out (Nunca apagues la luz) no es una película que destaque por su brillantez, pero tampoco hace nada mal y justo por eso hay que ir al cine a verla. Estoy harta de películas que se esfuerzan tanto en sorprender al espectador que terminan no sorprendiéndolo en absoluto, porque ya el público se termina esperando cualquier cosa, por muy impensable que sea. Me cansan esos mil giros de guión cada cual más rebuscado, que terminan estrellándose en un pozo de ridiculez y patetismo. Estoy cansada de películas que apuestan por la épica y la espectacularidad y terminan siendo un total despropósito. Lights Out (Nunca apagues la luz) no es así, si algo destaca en esta película es su sencillez y su corrección. La película es extremadamente breve, no llega ni a noventa minutos de metraje. Los personajes principales también son sencillos, prácticamente responden al rol de adolescente descarriada, niñito bueno e indefenso y madre viuda que no medica la depresión que sufre. Todo muy fácil, nada de preciosismos o de guionistas que quieren crearle un fondo brutal a unos personajes que apenas tienen peso en su propia película.

Nunca apagues la luz es absolutamente correcta, está bien ejecutada, las interpretaciones son buenas y la trama verosímil. No innova en el género del terror, no ofrece nada que no hayamos visto mil millones de veces, no es especial en ningún sentido… pero tampoco mete la pata estrepitosamente con giros de guión absurdos como hemos visto tantísimas veces en el género de terror. La historia es aceptablemente buena y está llevada con sentido y coherencia.

Al igual que no es especialmente destacable en ninguno de sus aspectos positivos, tampoco lo hace negativamente. No tiene incoherencias importantes, no es inverosímil, los personajes actúan de formas que resultan creíbles al público, el desenlace es más que correcto y aceptablemente creíble. Destaca por su simplicidad lo cual en este caso es una virtud.
Hypatia
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6
3 de octubre de 2016
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ben Hur no es la película que va a cambiar vuestra percepción del cine o de la vida. Tampoco es la mejor película del año y muy probablemente no va a llevarse once premios Oscar. Así pues, si estáis esperando un peliculón de proporciones bíblicas que os trastoque vuestra existencia, la versión del 2016 os va a decepcionar al máximo. En cambio, si lo que queréis es ver una película fácil, cómoda, con unas carreras de cuadrigas muy molonas con unos efectos visuales bastante decentes… pues id al cine y vedla. No creo que sea tiempo perdido y personalmente, me lo he pasado bien viéndola… aunque me olvidaré de la peli en cuestión de semanas o quizás días.

Como todo el mundo sabe, la versión más famosa de Ben Hur es la dirigida por William Wyler en 1959, peli protagonizada por Charlton Heston, que se llevó, nada más y nada menos que once premios Oscars. Existe una versión anterior, una película muda de 1925 dirigida por Fred Niblo. Y la historia en la que se basan estas dos cintas, es aún más antigua, del siglo XIX, Ben-Hur es una novela escrita por Lewis Wallace y publicada en 1880.

La versión de 2016, dirigida por Timur Bekmambetov no va a pasar a la historia del cine, como si hicieron sus dos predecesoras, pero repito que es una película entretenida, con aventuras, con una bonita historia de amor fraternal y que ofrece mucho entretenimiento y una buena forma de pasar el rato.

Sin prólogo de ningún tipo, la cinta comienza con la esperada carrera de cuadrigas… para poner la miel en los labios y enseguida remontarse ocho años atrás a contar la historia. La trama sigue a dos hermanos, Judá Ben-Hur (interpretado por Jack Huston, a quien conoceréis por Broadwalk Empire) y Messala (interpretado por Toby Kebbell), el primero de ellos es un niño bien y el segundo un romano adoptado por un judío rico. Los jóvenes se llevan bien, pero son esclavos de sus circunstancias. Por razones, de las que ninguno de los dos es el verdadero culpable, Judá termina en galeras y Messala pasa de soldado al orgullo romano en las carreras de cuadrigas. La trama transcurre en el Jerusalén de Jesús y veremos algunas breves, pero muy importantes, intervenciones de Jesús en la vida de los personajes.

La versión de 1959 duraba más de tres horas, la de 2016 dura dos horas. Mucho menos metraje para contar la misma historia y quizás esto se note, algunas veces parece que el ritmo es atropellado y que los actos de los personajes no se basan en un lógico causa-consecuencia, sino que las cosas pasan porque sí o nos están omitiendo parte de la historia. Por otro lado, es de agradecer que la película sea corta, aunque no me convence que hayan optado por la voz en off de Morgan Freeman para narrar las cosas que no cabían en 124 minutos.

Así pues, es una película decente, pero está lejos de ser memorable. Ninguno de los actores destaca, aunque tampoco lo hagan mal. El uso de secuencias hechas con ordenador no es excesivo, cosa que agradezco, sólo la carrera y la batalla naval hacen un uso notable de este tipo de efectos visuales. La recreación histórica no brilla, pero está lejos de ser mala. Por lo que en términos generales la considero una película interesante para pasar un buen rato en el cine. Posiblemente reciba más críticas negativas de las que merece, pues la mayoría de la gente la comparará con el hito en la historia del cine que significó su predecesora, a la que no mejora, así que si lo que queréis es una revisión moderna y mejorada del clásico de 1959, la película de Timur Bekmambetov no os va a gustar.
Hypatia
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9
3 de octubre de 2016
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Michelle King y Robert King (The Good Wife) son los jefes pensantes tras la magnífica serie que la cadena CBS ha emitido durante el verano del 2016 y que ruego a todos los dioses nuevos y antiguos, volvamos a ver el año que viene. Si bien, hasta el momento, no sólo no se ha confirmado la renovación por una segunda temporada, sino que ésta, muy probablemente no llegue a hacerse, debido a unas cifras de audiencia que no son suficientemente buenas para los estándares de la CBS.


Mary Elizabeth Winstead (10 Cloverfield Lane) interpreta a Laurel Healey, una mujer que intenta ser una cineasta sincera y comprometida… pero que a causa de la inseguridad económica termina en la capital de Estados Unidos trabajando para su hermano, un senador demócrata interpretado por Danny Pino (Law & Order: SVU). Laurel lleva poco tiempo en Washington DC cuando comienza a notar una relación al respecto del extraño comportamiento de algunas personas en el Capitolio, un meteorito que cayó en Rusia y la canción You Might Think de The Cars.

Diría que el género de Braindead es thiller de terror cómico con crítica social… o algo así. Hay elementos sobrenaturales propios del género de terror; toda la temporada se centra en descubrir el conflicto y resolver el enigma mientras mantienen al espectador a la expectativa de las consecuencias que sufrirán los personajes, al igual que cualquier thiller. Y sin duda es también una comedia, pues hay múltiples situaciones que rozan o traspasan el ridículo. Aunque supongo que Braindead es, sobre todo, una sátira sobre el gobierno de EEUU.

A pesar de no ser una experta conocedora de la política americana la serie me resulta enormemente interesante. Es cierto que al igual que con The West wing o The Newsroom, la política norteamericana es el eje central de la serie, pero en absoluto es necesario poseer un máster en Tea Party para entender la trama.

Casi siempre es una serie muy explicativa y pedagógica, en parte gracias a esos previusly en los que esclarecen de un modo sumamente divertido y original todo lo que tienes que saber para entender la serie. Digamos que cada previusly es algo así como un “si eres tonto y no te estás enterando, esto es lo que está pasando” y además son cantados. No hablaré más de esos previusly, pero sólo por esos segundos al inicio de cada episodio merece la pena ver la serie.

Las lecturas políticas son extrapolables a nuestra cultura, a cualquier cultura en realidad, pero unos conocimientos básicos sobre lo que está ocurriendo en los últimos años en Norteamérica añade un plus, que hace que el disfrute de la serie sea mayor.

El tipo de humor es tan inteligente, que no lo califico de humor negro ni nada similar, es un concepto de humor muy novedoso, que toca la dramedia y juega con el humor negro, pero que en ningún momento deja de ser irremediablemente serio, porque en Braindead se ríen de cosas muy serias. Podemos reírnos de las torturas y su inclusión forzada en el sistema legal, podemos reírnos del racismo, de la guerra o de la brutalidad policial. La serie trata temas de una relevancia gigantesca, pero lo hace como si fuera una broma… y precisamente por eso el espectador termina tomándoselo aún más en serio. Cada episodio es una sátira continua y una más que ingeniosa crítica a los estamentos de poder. De hecho, gran parte de la serie se fundamenta en que los poderosos y concretamente los políticos, sólo tienen la mitad de sus cerebros … lo cual bien podría ser cierto, viendo el panorama actual de muchos países.

Otro punto fuerte de la serie es el carisma brutal de sus personajes: la chica bienintencionada que hace documentales sobre cantos religiosos de minorías étnicas; el político agresivo que le pone los cuernos a su mujer embarazada; el joven conservador que quiere medrar en la política, pero no por conservador y tradicional deja de ser joven; el inadaptado amante de las teorías de la conspiración… que esta vez resulta estar en lo cierto. Y una lista de secundarios maravillosa.

Personalmente, me ha parecido una serie impecable, que combina de manera magistral el thiller con la comedia. Es una serie divertidísima, que juega a hacer un crossover entre los ladrones de cuerpos y el ala oeste de la casa blanca y que podría terminar tal como termina la primera temporada (porque no hay cliffhanger) y convertirse en una de esas joyitas de pocos episodios que terminamos convirtiendo en series de culto. Pero por mi parte, si la renuevan, mejor que mejor.
Hypatia
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1
3 de octubre de 2016
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribo mi opinión sobre la serie Bull, para que la leáis en dos minutos (o menos si hacéis una lectura diagonal) y no perdáis ni un segundo de vuestras vidas en ver la porquería sin sentido que es el piloto de Bull. Un desastre que la CBS ha tenido a bien emitir por una razón que, personalmente, se me escapa.
Protagonizada por Michael Weatherly (NCIS) como el Doctor Jason Bull, la serie sigue a un psicólogo excesivamente listo para este mundo, rodeado de los ineptos y estúpidos seres que somos todos los demás. Un personaje que los guionistas se han esforzado al máximo en presentar como alguien capaz, carismático, inteligente, otra vez carismático, genial, genial, y más genial aún. Y no lo consiguen. El doctor Bull es el cliché sobre el cliché. Es aburrido, inverosímil e idiota. Este tipo de personajes misántropos, antisociales y de inteligencia desbordante es algo que ya hemos visto más de mil veces, y muchas de ellas, con excelente resultado, como el doctor House, Sherlock Holmes en cualquiera de sus versiones; Gaius Baltar de Battlestar Galactica; el doctor Thackery de The Knick o Joe McMillan de Halt and Catch Fire. En Bull intentan que Weatherly rezume ese aire de arrogancia altanera que gusta mucho al espectador, pero no lo consiguen, no sé si es culpa del actor de NCIS o de los guionistas, pero Jason Bull es sólo un patético tipejo presumido.
Y lo que nos ofrecen en Bull es la serie de abogados al uso mezclada con el psicólogo petulante. Sí, Bull es otra serie de abogados y jueces y juicios y esas cosas, toda una novedad en el panorama televisivo… Aunque esta vez los abogados recurren al doctor Bull para que les ayuden a manipular al jurado. La serie será procedimental y en cada episodio veremos un caso, donde no sabremos si el acusado es inocente o culpable hasta el final del episodio y durante el mismo asistiremos a la investigación del crimen, mientras el doctor Bull usa medios innovadores para convencer al jurado de que dicten un veredicto favorable al cliente de Bull.
Quizás la idea de la manipulación mental por medio de psicólogos expertos intente ser novedosa, pero yo tengo la sensación de que hemos visto esta serie millones de veces, creo que cada año estrenan una serie igual que esta. Tras ver el piloto sólo puedo decir que es una serie típica, fácil y mala, que visto más de mil veces y que toma como pilar esencial de su acción, a un personaje masculino, blanco, de mediana edad, y supuestamente atractivo, de una inteligencia exagerada y un supuesto carisma superior. Es decir, Bull es horrible. No aporta nada nuevo al panorama televisivo y es carne de cancelación temprana.

casaspammer.com
Hypatia
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