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España España · Santa Margarida i els Monjos
Críticas de Víctor Baylach
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Críticas 58
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
15 de diciembre de 2022
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un año ha pasado ya desde que senté mi culo en la butaca de mi cine favorito para deleitarme de la última aventura del hombre araña. Una película que no era (ni es) otra historia del montón de las muchas tantísimas que conforman este universo cinematográfico de Marvel, y que a día de hoy termina su ya Fase 4. Esta película venía a dar cierre a la controversial primera trilogía del trepa muros protagonizada por Tom Holland, dirigida por el no muy destacable Jon Watts y que compartía universo con sus amigos los Vengadores. Pero no solo era eso lo que estaba sobre la mesa. Con un ambicioso argumento que prometía traer de vuelta a personajes súper queridos de las otras dos sagas cinematográficas de Spider-Man y de nuestra infancia y adolescencia, se le sumaban una cantidad desmesurada de teorías de los fan, que no solo pedíamos, sino que exigíamos lo imposible. Si a esto le añades ciertas filtraciones desmentidas por sus propietarios… el mundo de los más frikis sucumbía en el hype más absoluto, y no señores, no se trataba de una película más, sino de todo un evento.

Entonces, ¿Que estoy haciendo perdiendo el tiempo escribiendo de algo que hace ya un año que dio lugar? Dicen que mejor tarde que nunca, pero esta respuesta no me vale, así que espero que esta “critica” de su contestación a la pregunta.

Tratar de hablar de ella un año después sin hacerlo abiertamente es una tarea casi absurda, pero por si cabe la posibilidad de que algún despistado fan del trepa muros no la haya visto… ¿a qué c**o esperas? Para poder disfrutar al máximo de esta película, te recomiendo encarecidamente haber hecho los deberes y ver sus dos saga anteriores: la trilogía de “Spider-Man” de Sam Raimi protagonizada por Tobey Maguire, a quienes llevamos todos en nuestro corazón, y las dos de “The Amazing Spider-Man” de Marc Webb protagonizada por el queridísimo Andrew Garfield a quien no supieron aprovechar su talento en unos guiones más bien flojos.

Los acontecimientos de “Spider-Man: No Way Home” se remontan justo al final de su predecesora “Spider-Man: Far From Home” (si, junto a “Spider-Man: Homecoming”, esta trilogía no destaca por la epicidad de sus títulos), justo en el momento que el villano de las alucinaciones y de pecera en la cabeza, AKA Mysterio, filtraba a todos los medios la identidad secreta de nuestro héroe. La vida de Peter Parker es un auténtico caos, desenmascarado y acusado de asesinato, le resulta imposible separar su vida como Peter y como Spider-Man, motivo por el que tanto él como sus más cercanos sufren las peores consecuencias. Decidido, recurrirá al Dr. Strenge para que, con el uso de su magia, la ciudad entera olvide su identidad secreta. Pero un error en el hechizo abrirá las puertas del multiverso atrayendo a enemigos de otros universos con los que nuestro vecino y amigo tendrá que hacer frente.

Centrada en los personajes de esta última trilogía, pero trayendo de vuelta a nuestros queridos villanos de tiempos pasados, (el Duende Verde de Willem DaFoe, el Dr. Octopus de Alfred Molina, Electro de Jamie Foxx, Sand-Man de Thomas Haden Church y el Lagarto de Rhys Ifans), la nostalgia estaba asegurada. Pero si a algo le temíamos era que, a pesar de su audacia, la historia no fuera a ser lo suficiente coherente y patinara en sus ansias de mostrar cameos. Por suerte, solo fue así a medias. En la dificultad que supone, el guion se esfuerza en intentar ser lo más lógico, respetuoso y coherente posible en relación a sus sagas anteriores. Se nota las ganas de hacer un “Fan Service” lo mejor posible sin que ello implique contradecirse con lo ya contado. Cierto es que patina en ciertos aspectos que gustosamente trataré en el apartado de SPOILERS, pero en su mayoría son hechos que no molestan el disfrute de la película; excepto uno, que me resulta imperdonable.

“Spider-Man: No Way Home” no es perfecta, ni mucho menos, tiene sus pros y sus contras, pero ello no la hacen ser desmerecedora de ser el mejor final de trilogía posible; con la mirada al pasado y de frente al futuro, evoluciona a su protagonista dando aquello que echábamos más de menos de él, a la que a su vez honra las otras películas y el viaje que hemos hecho todos hasta llegar hasta aquí. Pero si hay algo más que la define, es su emoción. La impresión vivida en su primer visionado no es comparable a ninguna otra película que hayamos visto los fans. Yo, al igual que tú, también chillé, aplaudí y me impresioné con las épicas escenas que quedaron grabadas en nuestras retinas. Volver a ver a ciertos personajes fue un viaje de nostalgia a mi “yo más pequeño” cuando veía por primera vez las películas de Spider-Man en una sala de cine. Y ello, la convierte en un regalo precioso para quienes amamos y crecimos con estas historias. Porque serán personajes de ficción, pero la emoción… si es real.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Víctor Baylach
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8
14 de diciembre de 2022
31 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
- ¿Otro Pinocchio?
- ¡Si, otro Pinocchio!
- ¿Pero cuantos Pinocchios van ya?
- ¡No lo sé!
- ¿Y que tiene de diferente esta vez?
- Amigo… que no tiene de diferente.

Así es buenos lectores, tenemos otra vez la historia del títere de madera que quería ser un niño de verdad, y por segunda vez en este mismo año. La historia la conocemos ya todos, escrita por Carlo Collodi en un muy lejano 1882, nos llegó a la inmensa mayoría de la mano de Disney en 1940. En ella conocimos la historia de Geppetto, un viejo y solitario carpintero quien crea a la famosa marioneta de madera deseando que este pudiera ser su hijo. Por la noche acude en su plegaria un hada, quien dando vida al títere cumple el deseo del solitario carpintero.

Entre una gran cantidad de adaptaciones al séptimo arte, las más recientes vendrían a ser la de Matteo Garrone en 2019, más conocida por ser Roberto Benigni quien da rostro al adorable Geppetto. Y la penúltima, de este mismo año, viniendo a ser la misma adaptación de 1940, pero en acción real y en CGI, llevando el mismo sello de la indestructible Disney y de la mano del aclamado Robert Zemeckis, con la que solo consiguieron un estrepitoso fracaso. Así pues, la última adaptación, por ahora, del clásico cuento para niños viene de la mano del mismísimo Guillermo Del Toro, y lo único que comparte con la adaptación de Zemeckis es el mismo año de estreno, nada más. ¡Y menos mal!

Guillermo del Toro no necesita presentación, te guste más, te guste menos, es indiscutiblemente un autor de sello autoral inconfundible. Su anterior trabajo, “Nightmare Alley”, a pesar de no ser del todo de mi agrado, volvió a llevarlo ante la lista de nominados para ganar la estatuilla a mejor película. Suyos son tantos proyectos que es imposible reflejarlos aquí, así que me quedo tranquilo nombrando a “The Shape of Water”, “Pacific Rim”, “Hellboy” y mi favorita “El laberinto del fauno”.

¡No has visto nunca esta versión de Pinocchio! Me atrevo a decir. Del Toro, junto a un equipo estelar (Mark Gustafson como codirector, Patrick McHale como coguinosta, Frank Passingham en la fotografía y Alexandre Desplat en la música) contextualizan la historia durante la II Guerra Mundial, en una Italia enaltecida por el fascismo de Musolini, reinventando así el cuento de manera que resulte novedoso y fresco, manteniendo ciertos aspectos inseparables de la obra original, y explayando conceptos novedosos, como la vida de Carlo y Geppetto, y el impacto de la guerra en la inocencia. Motivos por los que permite darle una nueva ambientación más dramática, terrorífica y realista a la vez que fantástica; explorando temas diversos como la vida, la muerte, la religión, la avaricia, la inocencia, el aprendizaje, la madurez, el sacrificio, el amor y la perdida.

Dejando de lado la sobresaturación de la animación digital, Del Toro y su equipo se entregan en cuerpo y alma a la paciente técnica de la animación en Stop Motion, para así, fotograma a fotograma, dar vida a los protagonistas y personajes de esta maravillosa historia dándole un valor más clásico, nostálgico y artesanal.

Los diseños de sus personajes son una delicia de estrella Michelin, todos con aspecto de lo que son, marionetas talladas específicamente con aspectos un tanto tétricas y de fantasía oscura que renuevan la visión de lo ya conocido. Destacar la renovación de su mitología (si se le podría llamar así), aquí no hay hadas, ni negras ni blancas, y se destaca por el imaginario de Del Toro con criaturas fantásticas y fabulosas.

He tenido la suerte de ser uno de los pocos en disfrutar de ella en cines, ya que la película ha sido estrenada en la plataforma streaming de Netflix dejando el estreno en salas solo a un número mínimo de cines. Pero algo que si puedes hacer des del sofá de tu casa, es verla en versión original, ya que cuenta con un reparto de voces estelares, como Ewan McGregor en el papel de Sebastián (AKA Pepito gruillo), el jovencísimo Gregory Mann como Pinocchio, David Bradley como Gepetto (más conocido por dar vida a Argus Flich en la saga “Harry Potter” y a Walder Frey en la serie “Game of Thrones”), y otros conocidísimos nombres como Ron Perlman, Finn Wolfhard, Tilda Swinton, Cate Blanchett, Chistoph Waltz, John Turturro… queda claro a lo que me refiero, ¿no?.

En definitiva, “Pinocchio de Guillermo Del Toro” se enfrenta una historia eterna, identificable y conocida por todos, con no pocas adaptaciones al cine y de más alguna reciente, pero ello no le impide desmarcarse y lograr un equilibrio perfecto entre lo novedoso y el respeto a la obra original. Desmarcada de la mayoría de obras animadas de hoy en día gracias a la artesanía del Stop Motion y a la ambientación fantástica y dramática muy propia de la visión del artista. Una de las mejores versiones del fantástico cuento de Collodi me atrevo a decir sin que me crezca la nariz.
Víctor Baylach
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5
14 de diciembre de 2022
14 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corria el año 1999 cuando Jaume Balagueró se hacía un pequeño hueco dentro de la industria cinematográfica española con su opera prima “Los sin nombre”, y con la que se iniciaba en su género por excelencia. Pronto fue añadiendole varios títulos a su filmografía con los que explorar las posibilidades que brinda el terror, con “Darkness”, “Frágiles” y “Para entrar a vivir – Película para no dormir” (a pesar de su pequeño desliz en “OT, la película”). Pero no fue hasta 2007, junto al no menos prestigioso Paco Plaza, cuando se fijó en un edificio de lo más cuotidiano de la Exaimple de Barcelona y, allí, rodar la película con la que, sin quererlo ni esperarlo, pegarían un fuerte pelotazo a nivel nacional y global. “[REC]”, su película fan footage, les permitía, felices como a un niño con su piruleta, jugar con el claustrofóbico escenario con el que, junto al modo cámara en mano, se consigue un gran efecto de autenticidad y el que consigue erizarte todos los pelos de tu cuerpo, incluso los de más dudosa procedencia; y a pesar que le siguen algunas secuelas de dudosa calidad, es innegable el éxito rotundo que se consigue en su más renombrado trabajo, hasta el punto de hacerse un remake americano que al calcar la obra original plano a plano sin saber captar su esencia, el resultado era peor que pegarle a un padre con un calcetín mojado.

Fue entonces cuando se le tomo más en serio, y con razón, pues poco después nos brindó “Mientras duermes” otra de las mejores cintas del género de terror nacional con la que conseguía escalar la tensión a niveles donde te faltan uñas que morder. Pero todo lo que sube está destinado a bajar, y “[REC]4” y “Musa” fueron un batacazo tanto en calidad, crítica y público, motivo por el que se decidió por un cambio de registro y se aventuró con “Way Down” un thriller de acción de robos y atracos, que tampoco salió muy bien parada.

Así que después de este maravilloso rollo y tostonazo preludio, ahora sí, nos centramos en “Venus”, la última apuesta del ya nombrado director con el que vuelve a las andadas en su género más característico. Inaugurada en el fantabuloso festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges y perteneciente junto a “Veneciafrenia” a la, por el momento, breve colección “The Fear Collection” de Pokeepsie films, (productora agrupada por Alex de la Iglesias y Carolina Bang), “Venus” viene a contar como Lucia, una streeper de manual, roba una mochila de su chulo, cargada y repleta de pastillitas azules con las que poder hacer negocio y así salir de su mediocre vida. Para esconderse de su mafia, Lucia decidirá refugiarse en casa de su hermana en el edificio Venus de Madrid, un fantasmagórico edificio con el que tendrá que lidiar con una amenaza peor que la de sus cazadores.

Con un mcguffin al puro estilo “Psycho” de Alfred Hitchcock, como pretexto de los acontecimientos de esta ida de castaña audiovisual, a mitad del metraje, dejaremos de preocuparnos por la convencionalidad de su argumento inicial, punto donde menos me interesa la película, y empezaremos a bailar adentrándonos en una diabólica, sangrienta y desmesurada locura, donde si eres un enfermizo como yo, más disfrutareis de “Venus”, porque cuanto más chiflada y estrafalaria se pone, más divertida resulta.

Para el papel protagonista, Balagueró, cuenta con la joven Ester Expósito, conocida actriz española gracias a la serie “Elite”, de discutible calidad pero con una innegable cercanía al público adolescente. Expósito, cómo Lucia, consigue hacerse toda una scream queen de la narración, una protagonista que se ha equivocado en la mayoría de decisiones de su dura vida y ello le infunde el carácter con el que enfrentarse, bañada en toneladas de sangre, a las amenazas del edificio; cómo ya lo hizo Manuela Velasco como Ángela Vidal en la saga de [REC]. Destacando a más personajes y omitiendo a aquellos que no me resultan interesantes, se le suman las actrices Magüi Mira, Aten Soria y Maria José Sarrate, tres vecinas que, recordando tanto a las profesoras de la baile de “Suspiria”, esconden mucho más de lo que parece. Pero con quien me dispongo a sacarme el sombrero y a arrodillarme es en frente a la jovencísima y debutante Inés Fernandez a quien da vida a la sobrinita de Lucia, un simpático personaje que a pesar de su corta edad, es más apañada que muchos a sus 30 años, y que Inés interpreta maravillosamente.

Técnicamente hablando tampoco destaca sobre lo conocido, a pesar de ciertas secuencias bien conseguidas, tampoco son nada del otro mundo. Pero lo que sí sabe hacer “Venus” es ser completamente desenfadada, sin buscar un miedo elevado con el que horripilarte hasta en tus sueños más profundos, siendo así una película disfrutable con unos códigos de un terror festivo de serie B donde, a pesar de sus subidas y sus bajadas, si sabes desconectar de ciertas lógicas y eres capaz de adentrarte en el frenesí de su relato sin que te importe lo más mínimo lo mucho que te salpiquen la cara en sangre, entonces ¡Éste es tu sitio!
Víctor Baylach
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8
11 de marzo de 2022
35 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
4 de marzo, 22:15 p.m. Con cierto nerviosismo e incertidumbre me encuentro sentado en la butaca de mi cine favorito. Luces apagadas, silencio, y yo, sin saber demasiado que esperar, y con una leve esperanza de encontrar un producto que se aleje de las formulas fáciles y sobresaturadas del consumo cinematográfico actual. Sus avances ya lo dejan intuir, pero… ¿será “The Batman” una apuesta diferente, creativa y mínimamente arriesgada? La respuesta la tendré cuando las luces se enciendan de nuevo.

Después de ciertos problemas de producción, siendo anunciada en 2015 con Ben Affleck como director y protagonista, se le dio el relevo a Matt Reeves, no sin antes barajarse otros nombres como el de George Miller, Dennis Villeneuve, Ridley Scott, entre muchos otros. Reeves, al que descubrimos en 2006 con “Cloverfield”, le sigue una carrera modesta con el más que acertado remake de la sueca “Let Me In”, y las dos secuelas “Dawn of the Planet of the Apes” y “War for the Planet of the Apes” de la trilogía precuela del Planeta de los Simios. Reeves reescribió el guion de la película y rehízo el elenco protagonista eligiendo al gran Robert Pattinson, infravalorado a nivel mediático y querido por quienes se dignaron a seguir su carrera, pues con "Good Time" y "The Lighthouse" entre muchas otras, Pattinson, demuestra que es muchísimo más que un pálido vampiro adolescente.

En esta nueva adaptación del hombre murciélago, Reeves, se inspira en las obras de cómic “Batman: Año uno” de Frank Miller y David Mazzucchelli, “Batman: El largo Haloween” de Jeph Loeb y Tim Sale, y “Batman: Ego” de Darwin Cooke. Centrada poco después de los inicio del anti-héroe, sin repetir la misma historia de origen que ya todos conocemos y que tanto lastraría la trama. “Después de dos años acechando e infundiendo el miedo a los criminales de las calles de su ciudad, Batman, sumido en las profundidades de las sombras de Gotham City, cuenta con escasos aliados de confianza, hecho que le ha llevado a convertirse en la única encarnación de la venganza entre sus conciudadanos. Es entonces cuando un asesino apunta a la élite de Gotham, con una serie de maquinaciones sádicas y un rastro de pistas crípticas, que llevarán al “mejor detective del mundo” a realizar una investigación para enmascarar al asesino apodado como Enigma”.

Dejemos de lado el sobrecargado subgénero de superhéroes, pues Matt Reeves ha sabido distanciarse hasta no beber nada de dicho género, más allá de la historia que identifica al personaje. Sin ser completamente novedoso, Reeves retrata a Batman con un thriller policíaco potente, oscuro, vestido de cine negro contemporáneo, dotado de acción y con toques de terror. Con dichas formas, se me hace imposible no pensar en “Seven” y "Zodiac" de David Fincher, quienes comparten la ambientación oscura y terrorífica, la desesperación de que nuestro héroe siempre está unos pasos por atrás del despiadado asesino, y la semejanza de un juego macabro de un asesino que se divierte contigo, dando pistas crípticas que hay que descifrar para llegar hasta él. Todo ello comporta una atmosfera sombría, violenta y triste que bañan las calles de una Gotham sumida en la drogodependència, corrupta, sucia y hedionda, tan realista como gótica, repleta de estructuras y arquitecturas tan características del corriente artístico, siendo el mayor ejemplo la reinvención de la mansión Wayne. Incluso aquellos que hemos sido jugadores de la saga “Arkham” podemos llegar a sentir la ambientación y atmosfera de la saga de videojuegos en ciertos escenarios y pequeños detalles que no hacen más que agrandar el disfrute de los fans.

Por lo tanto, tal thriller policiaco solo puede pedir al Batman menos supeheroico y el más detectivesco y, “The Batman”, ofrece al hombre murciélago más inteligente, astuto e investigador hasta la fecha. Robert Pattinson, se distancia de las anteriores caracterizaciones del protagonista, lejos queda la imagen del joven famoso multimillonario que de día se pasea con modelos y de noche combate el crimen. Ésta vez se retrata al Bruce Wayne más perturbado, emocionalmente roto, introvertido y dolido, encajando como pieza de un puzzle con la atmosfera de la película. Como Batman, es humano, inexperto, recibe golpes, balazos, cañonazos y comete errores, pero también es imponente, violento y agresivo, llegando a rozar el extremo; no llegará a matar en ningún momento y tiene claros sus ideales, pero si deja claro cuán lejos puede llegar para lograr sus objetivos. Batman no es un símbolo de justicia o esperanza, es el auténtico miedo, es un símbolo de castigo y venganza. ¡Joder, que grande es este Batman!


* SIN REVELAR NINGUN DETALLE DE LA CINTA, CONTINUO EN "ZONA DE SPOILERS", PUESTO QUE HAY TANTO QUE DECIR PARA QUEDARME BIEN A
GUSTO, QUE EN ESTE APARTADO NO ME CABE TODO

NOS VEMOS EN EL OTRO LADO...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Víctor Baylach
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4
9 de noviembre de 2021
51 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aún recuerdo el momento en que vi por primera vez el primer adelanto en teaser tráiler de la nueva apuesta de Marvel Studios, “Eternals”. Una película centrada en las aventuras del desconocido grupo de Los Eternos, puesta a manos de Chloé Zhao, recién ganadora del Oscar a mejor película y dirección por "Nomadland". Recuerdo como me impactó la calidad de las imágenes, la belleza de sus planos, la epicidad de su música, la ambientación seria de su mitología y el secretismo misterioso que le rodeaba. "Esta película tiene que ser épica", me decía a mí mismo, y como a un novato me dejé llevar por el hype desmesurado. Con el tiempo, las ganas se fueron suavizando y a pesar que todo lo que veía relacionado con esta película me atraía, después de la insuficiente “Black Widow” y la sobrevalorada “Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings”, empecé a tomármelo con calma, y poco antes del estreno las críticas no se posicionaban a su favor, hecho que acabo de deshincharme casi por completo. Así que llegado el día, me encuentro en la sala de cine, con mis palomitas y mi refresco, con un leve hype moderado y con los escudos activados, sin esperar demasiado pero dispuesto a dejarme llevar por esta historia terreno-galáctica.

Tras conquistar el estrellato, Chloé Zhao es puesta en el punto de mira de Marvel Studios, quien dispuesto a dar creatividad a la cineasta (cosa más bien rara tratándose de Disney) entrega el grupo eterno a Zhao, para que los enfoque bajo su propio punto de vista. A raíz de esto, “Eternals” inteta alejarse de toda formula saturada creada por Marvel/Disney, cosa que se agradece, aún que solo a medias, ya que la mala comedia se resiste a dejarse de lado. Visualmente, es imposible no reconocer a la cineasta, pues sin lugar a dudas la fotografía de la película es lo mejor de ella. Zhao consigue unos escenarios de exterior preciosos a los que retrata con bellísimos planos y una buena estética; a ello le sumamos un buen uso del CGI, que no contrasta con los escenarios naturales y que conjuntamente hacen unas imágenes ricas de degustar. Sin tener demasiada experiencia en escenas de acción, Zhao se las ingenia, y bien, para que la acción en la cinta se vea fluida y entretenida, siendo tan épica a momentos como desgarradora en otros.

Pero una película de este calibre no sobrevive por bonitas puestas de sol y una acción bien dirigida, y si en lo visual es perfecta, donde más falla es en su guion. Adentrándonos en un ritmo lento, sin apenas acción, abarcando 7.000 años de historia, “Eternals” tiene mucho que contar, y la falta de acción no es un problema siempre que sepas dar interés a los que quieras narrar. Pero éste es el gran fallo de “Eternals”, se siente demasiado descuidada al querer dar tanta información y sobre explicarse demasiado, hasta el punto que puede llegar a sentirse confusa y desinteresada por el espectador, y si no se mantienes la llama viva… el público se aburre. 157 minutos de película no son ninguna broma, y si ya desde un principio la historia carece de substancia o carisma para enganchar al espectador, la película se sigue a desgana, cada minuto se hace interminable, las sorpresas o giros de guion se sienten vacíos y si se añade una sobresaturación de clichés, la historia se sienta muy poco original.

Se dice que donde caben dos también caben tres, pero en este caso, cantidad no acompaña a calidad, y el exceso de personajes que pretende explorar no juega a su favor. Si bien intenta indagar en la psicología y emociones de sus héroes, haciendo hincapié en el existencialismo como dioses y la naturaleza de la condición humana, como cabe esperar, unos se sobreponen por encima de otros, llegando a desaprovechar personajes con gran potencial, quedándose a medias tintas. De igual modo ocurre con los “desviantes” (antagonistas por derecho propio), los que a medida que avanza la trama, cada vez se siente más forzada su participación, relegándose a una subtrama dedicada a rellenar minutos.

Haciendo leña del árbol caído, la comedia sigue lastrando y desentona con el tono serio y dramático de la cinta, si bien está más mesurada que en otros proyectos del estudio, sigue sintiéndose forzada y muy fuera de lugar, sin llegar a producirme ninguna leve sonrisilla en toda la película. La música de Ramin Djawadi, aún que correcta, se limita a acompañar a las acciones de nuestros protagonistas sin pena ni gloria y sin llegar a sentirse épica ni destacarse en ningún momento. Y el reparto estelar e inclusivo que pone rostros a los héroes de esta aventura es más que correcto pero, al igual que su banda sonora, nada destaca por encima la línea.

Una mezcla del cine de autor y el cine más comercial, donde ninguno ayuda al otro. Una película ambiciosa, cargada de renombre y puesta en las manos de una prometedora directora que, en esta ocasión, no consigue alzar el vuelo. Visualmente preciosa y con una correcta acción y un buen CGI, pero a su vez, con un reparto desaprovechado, un tono demasiado disperso y un guion sobresaturado que quiere abarcar demasiado e intenta transmitir unas emociones y sentimientos que no consiguen llegar a buen puerto, donde todo se siente a medio cocer. Un resultado fallido que con gran decepción siento como un jarro de agua fría.
Víctor Baylach
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