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Críticas de Elcinederamon
Críticas 1,665
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
18 de junio de 2020
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Hermoso drama el que nos plantea Philippe Lioret tomando como base la inmigración y porque no decirlo, también la amistad y la comprensión. Bilal es un joven Iraquí de 17 años que ha cruzado toda Europa hasta llegar a Calais, Francia, para una vez allí, cruzar el canal y reunirse en Inglaterra con su joven novia, que lleva allí ya seis meses reunida con su familia.
Con esta interesante y dura trama, tan real como lo que ocurre día a día, se va desarrollando una bella historia que cala con sinceridad en el espectador y que se ofrece sin ánimo de exaltar lo justo o no de la inmigración, pero si nos la ofrece tal cual es, con las cosas que en ella ocurre basándose en este caso en la vida de un joven enamorado, aunque podrían contarse cientos y cientos de historias. Dicha trama, nos ayuda a pensar antes de juzgar a la ligera qué es lo que debemos hacer ante estas circunstancias.
Hoy día, la cuestión de la inmigración se tensa más aún por el miedo que tiene la población a que entren terroristas junto al resto de inmigrantes, lo cual dificultaría más aún la buena labor que hace nuestro co-protagonista Simón, bien interpretado por Vincent Lindon al ayudar al joven Iraquí Bilal, también correctamente interpretado por Firat Ayverdi. Por eso precisamente, es bueno visualizarla y dejar que te llegue al corazón para no perder la humanidad que te transmite. Ya que no debemos olvidar en ningún momento que somos personas por encima de todo, independientemente del lugar donde nazcamos, nuestra religión, cultura o creencias, ya que es posible que lleguemos a comprendernos del todo por encima de todas nuestras diferencias.
Por todo esto, la considero una preciosa película de amor y amistad que calará en toda clase de corazones, incluso de los más duros para comprender que todo lo que nos cuentan es un engaño, tanto por un lado como por otro. Y que las cosas en realidad, son mucho más sencillas de comprender y aceptar, que complicarlas con odio o indiferencia. Todos somos de una misma raza, aceptemos tal cual somos y avancemos de verdad hacia la unión y el camino recto para así perfeccionarnos.
Elcinederamon
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9
15 de enero de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces por desgracia, sale uno del cine con mejor sensación de las expectativas que llevaba antes de entrar, y eso es precisamente lo que consigue La ciudad de las estrellas (La La Land). Excelente musical que entra directamente en la selecta lista de mejores musicales de la historia, y una seria candidata a barrer en los premios Oscar. Todo brilla en ella, absolutamente todo, y son pocas las pegas que le puedes llegar a colocar (más bien ninguna), ya que siendo un musical, es totalmente recomendable para todos, incluso para aquellos que son incapaces de verlo, ya que tras su visionado descubrirán, que han sido conquistados por ella.

Su historia transcurre en el Hollywood actual, aunque en todo momento tienes la sensación de estar viajando por el Hollywood dorado lleno de posibilidades para aquellos que quieren brillar en él. Dos jóvenes con aspiraciones distintas. Por un lado, Ryan Gosling, un teclista y amante del Jazz que busca montar su propio negocio musical, y por el otro, Emma Stone, una aspirante a actriz que trabaja como camarera en una cafetería mientras espera su oportunidad. Ambos se conoce y...no, no se enamoran, al menos al principio, aunque como es de esperar, al final sí, y todo transcurre alrededor de ellos para deleite del público, ya que no solo se enamoran ellos, sino que también consiguen enamorar al espectador.

Su historia empieza en un atasco de coches en Los Angeles, donde comienza un gran número musical lleno de coreografías y alegres cánticos que dejan al público boquiabierto, y tras ese comienzo demoledor, comienza la trama a centrarse en nuestros protagonistas. En todo momento, se suceden uno tras otros los guiños al Hollywood clásico, y también a la música clásica norteamericana. Tiene también buenas notas de humor a cargo de sus protagonistas, pero sin caer en lo recargado, sino simplemente en ciertos detalles que harán reír al público sin dejar de lado lo importante de la historia.

Técnicamente, la película está trabajada al más mínimo detalle. La fotografía es colorida y a la par nostálgica para hacer viajar la imaginación del espectador. La música es como era de esperar, lo mejor del film entre sus números musicales y canciones de salones de jazz. Cabe destacar también, tanto el soberbio montaje que enlaza las historias con algún que otro salto temporal, y el notable trabajo de cámaras con largos planos secuencia, travellings, cámara en mano, seguimiento y planos personales que colocan al espectador justo al lado de los protagonistas.

En definitiva, La ciudad de las estrellas (La La Land) es un precioso musical de principio a fin por encandilar, divertir y romper el corazón de todos aquellos que se aventuren a visualizarla, ya que es un diamante en bruto tallado con mucho cariño y esmero, y es digna de ver para toda clase de públicos. Apunta, por tanto, bien alto a los premios Oscar, los cuales sin duda merece, ya que brillará allá por donde pase y se quedará en la retina y el corazón de todos, ya que es buen cine y se presenta de antemano nostálgico, al tener grandes momentos románticos y musicales que quedarán para siempre en el alma del espectador.
Elcinederamon
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7
7 de enero de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con Silencio, Martin Scorsese vuelve a la temática religiosa cristina como ya hizo en su momento con La última tentación de Cristo. Y lo hace, de nuevo, incitando al público al ofrecerle un producto distinto que no va por los ramales habituales que suele tomar la fe en el cristianismo en el cine, ya que igual que hizo con el citado film protagonizado por Willem Dafoe en 1988, propone un relato provocador y cruel que no sería bien visto o admitido por la misma iglesia, aunque sus personajes lleven al extremo su pasión y creencia por Cristo.
Su historia se sitúa en el siglo XVII, donde dos jesuitas portugueses viajan al Japón feudal para buscar al padre Ferreira, su mentor y maestro del que no saben nada desde que hace tiempo perdieron su pista en dicho país. Una vez allí, y con la ayuda de un peculiar Japonés, descubren que el cristianismo, aunque a pequeña escala, está bien arraigado en un país que castiga duramente a quien profese dicha religión, y más aún, a los que lleven allí la palabra de Cristo, en contra de su creencia y Buda.
En cuanto al guion, escrito por el mismo director junto con Jay Cocks, y basado en la novela de Shusaku Endo, conforma un drama psicológico que somete al espectador a una prueba de fe, llevando al límite su fuerza y poniendo a prueba su creencia en Dios, ya que muestra a los cristianos como mártires de la fe y a los sacerdotes como si fueran el mismísimo Jesús, aunque más terrenales y con fallos humanos cuando dudan de lo que hacen. Todo esto, es llevado a cabo con una narrativa pausada que utiliza la voz en off de sus protagonistas, destapando sus miedos e inquietudes, siendo el resto de la narración educada y correcta aunque a algunos les puede resultar pesada y lenta. En lo que se refiere a su metraje, eso sí, se excede de sobremanera y le sobran perfectamente 45 minutos para lo que ofrece el film.
En relación a los detalles técnicos, como era de esperar en una película de Scorsese, no dejan nada al azar. La fotografía está cuidada al más mínimo detalle, en especial en las escenas oscuras y con niebla, transportándote eficazmente al momento y lugar en cuestión, y más aún con el estupendo trabajo de decorados, maquillaje y vestuarios. Y la música, acompaña con sutileza las escenas claves en los momentos oportunos, casi sin darte cuenta para no restar protagonismo al drama.
En conclusión, con Silencio, Martin Scorsese, vuelve después de muchos años a tocar la temática cristiana, y regresa para provocar al espectador con una historia de lo más controvertida que sitúa a los cristianos japoneses, y en especial a los sacerdotes que promulgaban la palabra de Dios en países lejanos, como hombres terrenales, mostrándolos como personas de una fuerte convicción cristiana, pero también con dudas y errores como cualquier humano. Deja además, lo mejor para el final, la contestación a las dudas que surgen en el público a lo largo del drama, por lo que no dejará a nadie indiferente. Logra con ello un notable film, aunque cabe mencionar que no es apto para aquellos que detesten un cine lento y de largo metraje que no se tome la más mínima prisa en ser expuesto, y que además, se esmera en estirar las escenas menos trascendentes para desesperación de los cinéfilos más impacientes. Por lo que, piénsatelo bien antes de ver Silencio, porque si eres de los mencionados espectadores, se te harán interminables sus casi 3 horas de duración.
Elcinederamon
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7
5 de enero de 2017
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con Loving, Jeff Nichols se marca un punto importante en su haber dando forma a un film, que no plasma un relato de amor convencional para la época, sino un drama repleto de realismo que deja patente que hace no demasiados años, determinadas historias de amor no eran bien encajadas por la autoridad y la sociedad al ser de personas de distinta raza. Con esta pasada realidad se da pie, a una estupenda película que sin brillo y con un corte clásico encandila al espectador más exigente.
Su historia nos sitúa en el estado de Virginia (EEUU) en los años 50, donde Mildred y Richard Loving comienzan un idilio amoroso que acaba en matrimonio. Él es blanco, y ella negra, pero su amor es el mismo que pueda surgir en cualquier pareja, solo que en esta ocasión no tiene la aprobación de casi nadie, por lo que son juzgados por la ley a poner tierra de por medio y exiliarse a otro Estado norteamericano, ya que en Virginia están vetados por la orden de un juez, y serán arrestados si vuelven los dos juntos a dicho Estado.
Con esta premisa basada en unos hechos reales, con los que se consiguieron a base de mucho esfuerzo y litigio cambiar la Constitución de los Estados Unidos, y poder así, personas de distinto sexo contraer matrimonio sin ser penados por la justicia, el director coloca al espectador en un marco de injusticia e incomprensión que les hace plantearse ciertas ventajas que poseen hoy en día, y con ello en la mente, observan como el film sin prisa pero sin pausa va exponiendo poco a poco el caso sin querer ser en ningún momento pretencioso y sin ofrecer ningún burdo espectáculo que quiera llamar la atención.
Las interpretaciones, son magnificas en su naturalidad y contenidas tanto en el caso de Joel Edgerton, que sorprende a todos con un registro sencillo pero a la vez sobresaliente, y de Ruth Negga, que con su discreta pero admirable labor llega con sinceridad al público. Sin olvidar por supuesto, el breve pero certero trabajo de Michael Shannon, que llena de energía el film cuando aparece. Cabe destacar también, que el trabajo de dirección artística, maquillaje y fotografía logra transportarte al momento y lugar en cuestión. Y que la música, sin ser usada en modo excesivo, consigue aumentar el dramatismo en las escenas oportunas.
En cuando al guion, se marca un tanto con un ritmo narrativo y de acción tranquilo pero que en ningún momento hace que el espectador pierde interés en lo que se le relata, y con ello, hace que sus personajes vayan madurando a medida que avanza su trama. También es menester destacar, que el trabajo de dirección de Jeff Nichols, es digno de elogio por tener al público pegado al asiento sin necesidad de florituras ni de innecesarias exageraciones fílmicas tan usadas hoy en día para evitar el aburrimiento del público, y es precisamente en ese riesgo que corre el director con el que consigue salir airoso, ya que el visionado de la película en ningún momento cae en el desinterés.
Por tanto, considero Loving un pequeño gran film, uno de esos que con una bonita, triste y sencilla historia en su interior, es capaz sin brillo pero con mucho oficio y corazón, de calar en el corazón de todos aquellos espectadores exigentes que busquen dramas reales cuya trama e interpretaciones te transporten eficazmente a esa época de poca aceptación social a las parejas interraciales. Por esto, deja poso tras su visionado en el espectador paciente y ávido de buen cine que no pretende sorprender, sino aleccionar al público sobre la fuerza del amor, y sobre todo en este caso, del sentido común.
Elcinederamon
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7
11 de noviembre de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
American Honey, de Andrea Arnold, es una comedia dramática y un road movie basado en Star, una joven descolocada en su vida personal y profesional que atraída por la persona de Jake, decide lanzarse a la aventura en un trabajo de inscripciones a revistas en el que irá recorriendo todo Estados Unidos junto a un grupo de jóvenes como ella.
Con esta premisa -que abiertamente denota la libertad que buscan sus protagonistas-, la directora Andrea Arnold busca en su cuarto largometraje hacer sentir al público sus propias ganas de evadirse de todo y vivir de la aventura y las pocas preocupaciones a través de las vivencias de un grupo de jóvenes que tratan en todo momento de divertirse, incluso cuando están trabajando, para dejar constancia de lo que podría ser perfectamente hoy día una vida hippie. Con ello, el espectador siente durante gran parte del film (aunque no todo ya que este se excede en metraje), que el viaje exterior que hacen los protagonistas es más bien un viaje interior para descubrirse a sí mismos y ver así, lo que verdaderamente quieren hacer en la vida.
Técnicamente, la película está bien construida. Su música es de lo más diversa y atractiva para acompañar el libre albedrío que practican los protagonistas entre día y día de trabajo. Su fotografía es hermosa y está bien trabajada para transportar al público eficazmente a cada lugar visitado por estos jóvenes vendedores. Pero lo mejor de todo, son sin duda las interpretaciones de sus protagonistas. Sasha Lane sorprende a todos con su primera interpretación en un difícil papel que borda con naturalidad, aunque desde luego el que brilla con luz propia y es el centro de atención de toda la película es el personaje de Shia LaBeouf, ya que sus movimientos, miradas y pensamientos hacen sentir envidia "sana" no solo a sus compañeros de trabajo, sino también a más de un espectador que asiste atónito a cómo viven al límite su vida un grupo de jóvenes cuya única preocupación es vender algo cada día para seguir pagándose su derecho a seguir en tan variopinto grupo.
Se podría decir, por tanto, que el mayor atractivo del film reside en la libertad y la despreocupación por las responsabilidades que vende la película. Con lo que el espectador siente tras su visionado que se ha dejado algo atrás, como si hubiera descubierto dentro de él una posible vida que nunca vivió, o que podría incluso vivir si se dejara llevar por la nostalgia de una libertad no escogida al seguir el camino que tomó la mayoría, un camino lleno de obligaciones y sensatez que si bien es el que en teoría todos debemos escoger, siempre deja la duda de ¿Que hubiera pasado si hubiéramos tomado un camino más rebelde y valiente en contra de todo sistema?. Es, en ese sentido, donde la cinta acierta de lleno, aunque como nota negativa para dar forma a esto se excede en su metraje.
Elcinederamon
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