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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Críticas de Neathara
Críticas 1,159
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
24 de octubre de 2011
31 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Crazy, stupid, love" es una película que habla de las maripositas.

Con esto no me refiero a que estemos ante uno de esos documentales de bichos de la BBC, lo cual tampoco estaría mal, sino que que habla de esas maripositas invisibles y probablemente rosáceas (y fans de Justin Bieber) que invaden nuestras entretelas cuando estamos enamorados y provocan a cometer todo tipo de magníficas tonterías.

De las maripositas no se libra nadie y si Clint Eastwood uno de los machos más machos de la historia de los machos hizo "Los puentes de Madison" y enchufó a su churri incompetente Sondra en varias de sus películas no fue porque su criterio así se lo indicaba como decente y conveniente, sino por culpa de estas maripositas causantes de lo bueno (los puentes) y a veces de lo malo y catastrófico (la Sondra).

Ficarra y Requa pueden no saber hacer un peliculón, pero en "Crazy, stupid, love" demuestran saber muy bien lo que son las maripositas y hacen una historia en las que los revoloteos se inician entre los personajes y acaban, por una extraña cuestión de alquimia pantalla-espectador, por alojarse en el estómago propio, haciendo recordar gratas y viejas sensaciones.

La película es un revoloteo, dulce, mono y agradable con actores de buen ver (sí, conmigo también funcionaría el truco de Ryan Gosling...siempre que me lo hiciera Ryan Gosling) que además hacen de sus respectivas historias de amor algo muy cercano pese al cliché. .

La renuncia a lo corrosivo, a lo irónico, al cinismo, al sarcasmo y al orgasmo hacen de "Crazy, stupid, love" una insólita comedia blanca en los tiempos del cólera, un agradable placebo para adultos en busca de un momentáneo remanso en una cartelera plagada de crisis económicas, matrimoniales, sociales y existenciales.
Neathara
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6
14 de octubre de 2011
23 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con "Mientras duermes", me temo, puede provocarse un indeseado efecto Shyamalan. No se trata de que el trailer engañe, pero la reputación de Balagueró en el terror puede conducir a la errónea idea de que su nueva película transita por estos terrenos. Y aunque ofrece momentos inquietantes, apenas se ronda el susto, el pavor, o el miedo. Más que un thriller al uso, "Mientras duermes" es una especie de tragicomedia del horror que no siempre encuentra el tono adecuado.

El humor subterráneo que subyace en la relación ambigua del protagonista con la comunidad de vecinos (un spin-off de la gente del bloque que sufría la amenaza zombie en [REC]) divierte, pero también tiene un efecto negativo, que es el que provoca que las risas sean más frecuentes que los escalofríos. Ese mismo humor y la elección de situar al espectador desde el punto de vista del villano impiden que nos sumerjamos por completo en la atmósfera. Aunque los hechos indican lo contrario y Tosar se esmere en poblar de sombras el mundo interior de su personaje, es imposible tomárselo del todo en serio, no pensar que bajo esa piel de lobo se esconde un cacho de pan, algo rancio sí, pero pan.

Pero esto no significa que "Mientras duermes" sea una mala película. Muy al contrario, es un filme muy bien realizado, con actores convincentes y un final ejecutado con la inesperada elegancia de un jaque a la reina. Balagueró como de costumbre sabe imprimir a la historia el ritmo que ésta necesita y aunque puede que alguno de la generación del Red Bull la encuentre demasiado parsimoniosa, es preciso que así sea para construir su delicado crescendo e inocular el horror que consigue alcanzar en su último tercio.

Con un cuidado aspecto visual y una mirada morbosa que es el principal logro al situarnos en la perspectiva del malo malísimo, "Mientras duermes" es algo así como lo que siempre deseamos que se atreviese a hacer James Stewart en "La ventana indiscreta": entrar, abrir cajones, manipular objetos, acariciar bragas, probar perfumes ajenos, abrir diarios íntimos y dar rienda suelta al voyeurismo que todo espectador tiene (o debería tener) dentro.
Neathara
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9
5 de octubre de 2011
57 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que en otras muchas historias que hemos visto antes, durante y después, "El planeta de los simios" retoma el tema clásico de la criatura extraña que llega al mundo humano pero con una curiosa ocurrencia: volviéndolo del revés. Lo que en principio parece una forma más de revitalizar un argumento más que visto, acaba siendo una de las principales razones por las que estamos ante todo una leyenda del cine de ciencia ficción, tanto del de serie B como el que corresponde a todas las demás letras del abecedario.

Si la película hubiese seguido los cauces habituales no dejaría de ser una gran película de aventuras pero sin duda carecería mucho de su mito y es que ¿quién puede no sentir cierta perturbación, cuando ve a uno de sus semejantes siendo tratado tal y como nosotros tratamos a cualquier otra criatura que no pertenece a nuestra especie y utilizando exactamente los mismos razonamientos que utilizaríamos nosotros para justificarlo?

"El planeta de los simios" provoca la extraña hazaña de hacerte perder la brújula ética durante su entretenidísimo metraje. Los simios son los villanos de la función, pero son los villanos nada más y nada menos por comportarse como los humanos. Impresionante resulta la primera visión del poblado simio, con sus mil perturbadores detalles (como esos humanos colgados cual cachos de carne para el matadero) e impresionante es la banda sonora de Jerry Goldsmith, cuya crispada partitura se imbrica con los sonidos naturales y simiescos que dibujan a nuestros oídos el cariz primitivo del nuevo planeta.

Una pena que casi todo el mundo de este planeta Tierra ya sepa lo que no debería saber antes de ver la película, pero si eso constituye un óbice para ponerse con ella, decir que aun así, resulta tan poderoso e impactante que no te importará que no sea una sorpresa.
Neathara
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5
2 de octubre de 2011
83 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sólo el momento personal de cada uno influye en su recepción hacia una película: es también el ánimo social, la convulsión política y económica lo que hace que una determinada temática sea mejor o peor recibida. Así pues, en medio de la tempestad de deshaucios, quiebras, ruinas y despidos que nos está cayendo encima, una película sobre el hastío vital de un actor multimillonario de Hollywood puede sentirse así, por lo de pronto, como una broma de mal gusto.

La explicación hay que hallarla en el solipsismo artístico de Sofia Coppola, directora que incluso con una tercera guerra mundial a su alrededor, seguiría preocupándose de la gente pija que se aburre, lo cual muestra a una cineasta totalmente concentrada en el apasionante universo de su ombligo y de todo aquel que posea un ombligo afín al suyo y de momento incapaz de ir mucho más allá.

Hablar de "Somewhere" es hablar, por ejemplo, de aquella canción de los Beatles que rezaba "it's a real nowhere man/sitting in his nowhere land/ making all his nowhere plans for nobody". Stephen Dorff, el antiguo niño bonito reciclado en el estrellato de bajo perfil parece la elección más obvia para este hombre de ninguna parte que tiene todo lo que cualquier habitante medio del planeta tierra pudiera creer que necesita: dinero, sexo y posibilidades a espuertas. Pero se aburre, su vida no tiene sentido, no hay objetivos ni inquietudes, está solo o mal acompañado y lo único que le saca de este marasmo existencial es su hija Cleo, a la que ve de tanto en tanto.

La cuestión no es ¿nos importa el personaje? ¿Nos importa que viva o que muera, que se muera de asco o se acueste con tres o con cincuenta? ¿Nos importa la relación que tiene con su hija?. La cuestión es: ¿se importa el personaje a sí mismo? La respuesta es no. Entonces ¿porque deberíamos nosotros preocuparnos por él y de su aburrimiento existencial?. ¿No debería ser él quien se preocupe por nosotros, que tenemos problemas mucho más urgentes que resolver?

Partiendo de esta base y aun reconociéndole a Sofia el acierto de prescindir de los anuncios de compresas que caracterizaron anteriores trabajos, se puede decir que "Somewhere" es el trabajo de una artista que tiene más de fotógrafa del instante íntimo que de verdadera y completa cineasta. Quizás debería hacerse con una Nikon, dedicarse a exponer en el FOAM y dejar lo de dirigir para cuando tenga algo de qué hablar.
Neathara
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7
29 de septiembre de 2011
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un pastelito amargo a medio camino entre "Election" y "Crueles Intenciones", esto es "Dulce persuasión".

Cuidado con su título y el poster que pueden llevar a engaño: no es una película de lolitas cachondonas amenazadas por un serial killer ni nada que se le parezca. "Dulce persuasión" es una película sobre una mente tarada, genial y perversa que ejerce sus tiránicos poderes desde su primer campo de batalla vital: el instituto.

La historia también funcionaría si se desarrollase en cualquier otro medio, pero el microcosmos de adolescentes pijos en uniforme y a merced de una auténtica sociópata quinceañera tiene el atractivo contraste de una piruleta envenenada. Desde luego nada de esto sería tan digno de entusiasmo si no fuese por una descomunal Evan Rachel Wood, que otorga carisma a un personaje esencialmente odioso, incluso temible e incluso sabe insinuar su humanidad debajo de su inhumano comportamiento.

El resto del reparto no desmerece, destacando a James Woods como el pasota padre de la protagonista y tanto el ritmo como los imparables diálogos escritos por Skander Halim le dan a la película un trasfondo subversivo que va más allá de la mera superficie y que culmina con un arrasador tramo final que se las arregla para saltarse todas las alarmas de lo previsible, sorprendiendo y acogotando con el alcance de lo que acaba de ser ejecutado.

¿Dije "a medio camino entre 'Election' y 'Crueles Intenciones'? Me quedé corta. "Dulce persuasión" marcha a la cabeza.
Neathara
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