Una película que puede gustar bastante a todo aquel que no busque en el cine otra cosa que un mero entrenenimiento (que no diversión) con el que llenar un rato de su vida. La primera parte es bastante aceptable, incluso notable en algunos momentos durante el planteamiento del suspense inicial, en forma de road movie.

Sin buscar innovaciones absurdas (el buscar nuevas formas y romper con las reglas establecidas sin hacer el ridículo sólo está al alcance de los maestros) José Luis Garci compone una vibrante historia de detectives a la española. Alfredo Landa demostró su versatilidad en este papel que le iba como anillo al dedo y Garci logró su primera gran película antes de ganar el Oscar por Volver a empezar. Muy recomendable.

Atraco a las tres es una de las mejores comedias españolas de todos los tiempos. Un espejo donde deberían mirarse muchos de nuestros cineastas actuales. Con la denuncia del precario estado social del trabajador medio del momento, Forqué aprovecha para parodiar (como hizo años antes de manera diferente, pero similar calidad, Mario Moniccelli en Rufufú) los filmes de cine negro desde el más absoluto respeto. La banda formada por Gracita Morales (la guapa), Manuel Alexandre (el salidete), Cassen (el mandao), Agustín González (el indeciso), Alfrendo Landa (el discordante) y un genial López Vázquez (el jefe de pacotilla), muestra todas las penurias e ilusorias aspiraciones del español de a pie en los años sesenta, a la vez que nos regala algunas secuencias y diálogos de un humor tan castizo y socarrón como ingenioso y universal. Sin duda, una de mis diez películas favoritas del cine español.

Otro film sobre la II Guerra Mundial. En este caso Spielberg consigue una película impecable en varios aspectos, pero que cojea en un par de momentos .

Impecable: la fotografía excepcional y las interpretaciones, especialmente la de Neeson, un actor buenísimo que se ha ido perdiendo en proyectos por debajo de su nivel.

Cojea: la búsqueda del sentimentalismo fácil en dos ocasiones (esto me molesta mucho, dos puntos menos) y la omisión de algunos datos históricos (esto más la secuencia final que sobra, otro punto menos).

Es decir, esto podría ser un 10 cortando veinte minutos de montaje (que no afectan a la historia), y además se reduciría la eterna duración.

Pues eso, ni más ni menos. No me enredaré mucho con el film, puesto que habla por sí mismo; la revisaré pero creo que es uno de los pocos 10 redondos. En mitad de un cine hipercomercial, sin originalidad, sin tener ni idea ni ganas de aprender de todas las obras maestras que se han hecho, en fin, un arte convertido en puro y duro negociete de adinerados, Clint vuelve a hacer que merezca la pena pagar 7 euros por una entrada, ¿7? y 10. Y es que este hombre ya contribuyo de manera decisiva a que la década de los noventa fuera digna cinematográficamente hablando (con sus obras maestras Sin perdón y Los puentes de Madison, además de la interesantísima Un mundo perfecto), y en el nuevo siglo se ha quedado prácticamente sólo, capitaneando una nave sin rumbo que se mantiene a flote gracias a él.