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Estados Unidos Estados Unidos · No os mováis tanto,
Críticas de aka IDIOT
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Críticas 79
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
9 de noviembre de 2009
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Heisenberg era un físico alemán que, allá por el principio de siglo, aplicó una máxima universal a su campo, la física de partículas. Con la rápida evolución de este campo, pronto se descubrió que su postulado no era sólo una mera hipótesis y que, tal y como afirmaba, dichas partículas atómicas cambiaban su comportamiento cuando se intentaba determinar alguna de sus propiedades. Así, se volvía imposible determinar la velocidad de una de ellas y todo quedaba en manos de la estadística. Se podría decir entonces que Heisenberg y su principio de indeterminación constituyen la aplicación física del subjetivismo filosófico.

El arte ya conocía lo que Heisenberg teorizó, lo conocía y siempre lo tuvo presente, pero bajo otra perspectiva: lo que se volvía imposible era la observación de la realidad, o de una supuesta realidad, sin que nuestra óptica la transforme y reconduzca, convirtiéndola así en nuestra realidad. Nadie piensa que los asistentes al entierro del conde de Orgaz fuesen todos casi anoréxicos y sufrieran de una anemia brutal que les blanqueara la piel hasta los extremos en los que El Greco plasmó (1). Es, precisamente, el prisma con el que el pintor "español" miraba a la realidad lo que hacía de sus pinturas auténticas obras de arte atemporales. La ejecución técnica acompañaba, pero no deslumbraba por sí sola, necesitaba, pues, de algo que sólo unos pocos poseen y utilizan: una concepción estética, una sensibilidad especial que transforme la realidad en arte.

En los albores de siglo, el cine, como arte en ciernes, también necesitó de artistas que pusieran los primeros pilares, que marcaran los caminos a seguir. Eisenstein fue, sin duda alguna, uno de ellos. El transcurrir de la Historia podrá cambiarnos la perspectiva sobre su obra, sobre el ala bajo la cual trabajaba y pulía su genio, pero disfrutemos sin juicio moral ni político externo de una obra de marcado carácter gestual, de fuerte y evidente simbolismo visual, de los excesos teatrales de Cherkassov, del manierismo en la construcción del plano, de unos decorados y vestimentas que, por sí solos, caracterizan personajes y situaciones.
Las comparaciones con El Greco no eran casuales pues, ¿quién si no habría pintado una extremaunción tal y como es la de Iván Grozniy tras la cual su vida da un vuelco? Largas barbas, blanco y negro extremado por la práctica ausencia de iluminación. Las secuencias de la coronación y la estancia en Aléksandrov, así como la vigilia de la tumba de su mujer (la de Iván), también quedarán para la posteridad en las retinas de todo espectador que sepa cómo disfrutar de esta auténtica e innegable obra de arte.

(sigo en spoiler sin desvelar nada)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
aka IDIOT
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9
6 de noviembre de 2009
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Imagen+sonido:
Los medios cinematográficos por excelencia, Ceylan consigue una gama de tonalidades y encuadres apabullante, turbadora. Juega con la iluminación, los contraluces y las sombras para enfatizar la sensaciones de los personajes y, ante el absoluto silencio reinante, introduce una desesperante melodía de móvil que acaba por hacer despertar del aturdimiento que la historia produce.
Los medios bailan al ritmo de la historia, acompañándola y llegando, incluso, a seducir por sí mismos.

-Personajes:
Son tres. No ven, ni oyen, ni hablan.
Tres personajes que dibujan un poderoso y desolador retrato de la sociedad actual. Aislamiento, incomunicación. Sólo las figuras secundarias los ponen en contacto, sólo el político y el hermano desaparecido logran la comunicación, sea para bien o para mal.
Naturalidad en las situaciones e intensidad en las actuaciones que se esconden detrás de sus disfraces para la farsa, piezas clave para conseguir una empatía forzosa por cercanía y cotidianeidad. Al final, uno sólo puede sentirse superado por lo que le rodea, sólo puede tomar conciencia de su propia vida. Al final, sólo queda esperar mientras la tormenta se acerca o salir a la terraza y ahorrarse la espera. Al final, sólo queda uno mismo.

-Temática, conjunción y otras hierbas:
Aparte del profundo individualismo que el turco dibuja con pulso firme, otro tipo de temas mucho más particulares como el degradante trato que la mujer recibe tanto de unos como de otros remarcan el trazo con que se dibuja el retrato.
En definitiva, con unos buenos mimbres, sólo una buena dirección hace falta para tejer una gran historia, de largo alcance que llevó Bilge Ceylan a ganar por esta película el premio a la mejor dirección en Cannes'08, premio del todo merecido observando el resultado obtenido, de una potente coherencia temática y artística.
aka IDIOT
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7
17 de octubre de 2009
24 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seamos sinceros, la película es flojilla, bastante flojilla. Pocos de los que no estén interesado en este mundo encontrarán en ella más que los estereotipos de siempre repetidos y ayudados por una ambientación que, al césar lo que es suyo, sí destaca por encima de lo que podíamos esperar de la típica propuesta deportiva. Y es que los conflictos entre personajes resultan ridículos, las reacciones caricaturescas y las elipsis narrativas tiran por tierra la continuidad de la historia, sólo la estructura con saltos temporales y su frenético ritmo concede cierta intensidad a una historia que tampoco aporta demasiada intriga ni emoción.

Aquí llega el gran pero, claro, pues mi nota dice bastante lo contrario de lo expresado antes ya que parte de que el espectador no muestra ningún tipo de interés por el tema. Partamos, en este caso, del punto de vista contrario, de un espectador futbolero que se le ponga la carne de gallina cuando se recuerda alguna gran gesta, especialmente las correspondientes a su generación. Entonces, la reacción es opuesta, deja de interesar el conflicto personal y es la figura del Brian Clough real (alternando seriedad e histrionismo de la mano de Michael Sheen) la que despierta interés. Porque tanto él como Peter Taylor (sobrio Timothy Spall) se labraron a pulso un merecido hueco en la historia sagrada del fútbol con aquel Derby County que derribó al todopoderoso (y ahora tristemente alicaído) Leeds y, sobre todo, con el gran Notttingham Forest que ganó dos Copas de Europa seguidas con un fútbol osado, abierto y atrevido, tan deslenguado como su entrenador principal era.

Pero ese ya es otro cuento, este se queda ahí y conseguirá emocionar, al menos, a un cierto sector del patio de butacas. Queda mucho por hacer en este campo, pero este, sin duda, es un buen paso y los que amamos el fútbol, no tenemos otra opción que apoyarlo.
aka IDIOT
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5
17 de octubre de 2009
10 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su séptimo capítulo, Kieslowski saca por primera vez la acción del gris bloque de edificios de Varsovia y huye con ella a territorios que parece desconocer, o que al menos no se le dan tan bien. A lo largo de su Decálogo, ha demostrado construir con trazo firme a sus personajes de cara a adaptarlos con acierto a la idea inicial y dejar que fueran sus motivaciones las que dibujasen la temática central de sus pequeños ensayos.

Pero no siempre iba a ser así, pues el polaco saca el manual de arquetipos y lo sigue al pie de la letra, creando una sensación de falta de recursos, de ideas y de objetivos alarmante. Si bien es cierto que se nota su mano en los momentos de mayor carga dramática para hacer que acaben funcionando de una u otra manera, este particular No robarás resulta, sin duda, de lo más flojo de lo visto hasta ahora en la serie.
aka IDIOT
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8
17 de octubre de 2009
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy lo que se dice un seguidor acérrimo del trabajo de Kaufman, pues lo poco que he visto me ha gustado sin convencerme. Considero tanto Being John Malkovich como Eternal Sunshine dos obras que sobreviven gracias a su fuerte carácter distintivo, original, que no es poco, pero quizá tampoco debería ser suficiente. Es ahora cuando, probablemente, empiece a valorar a este genial guionista reconvertido en autor, pues tras haber trabajado para dos directores como Jonze y Gondry, consigue construir a los mandos de su propia película una historia mucho más personal y alejada de aquel tono de marcianada intrascendente que envolvía a su trabajo previo, sin duda impulsado por el peculiar estilo de ambos desde la silla de dirección.

Synecdoche es mucho más madura y relajada, aunque sigue siendo bastante marciana. Es, por así decirlo, una obra más teórica que práctica, más reflexiva que narrativa, lo cual no tiene que indicar que sea mejor ni peor, simplemente que su intencionalidad se antoja diferente y su perspectiva resulta ser bastante más general.

Se trata, por tanto, de un proyecto ambicioso y atrevido donde sobresalen temas como el amor y la soledad, la creación artística y la vida, pero sobre todo, la muerte, la permanencia en la memoria y la propia e inevitable incompletitud del ser humano. Son temas todos ellos recurrentes en el arte y es agradable que una obra de cine actual que los trate tan ampliamente, sin atisbos de vacío lucimiento, desechando las grandes palabras y sugiriendo una extensa profundidad reflexiva con tan solo una pequeña aproximación a cada uno de sus puntos, tal y como indica el título.

Puestos a realizar concesiones, es cierto que el ritmo es irregular, aunque sólo la magnífica presencia de ese monstruo que es Seymour-Hoffman compensa el viaje. A pesar de que te joda el día, la semana o el mes...

Adiós Charlie, bienvenido Charles Kaufman.
aka IDIOT
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