La vuelta de Pedro Lazaga a Ágata Films, donde a finales de los años 50 realizó una serie de películas al menos decorosas. Los tiempos habían cambiado y se quiso hacer una comedia a tono con los tiempos que se estaban viviendo entonces, lo que se refleja en un tímido coqueteo con el destape que representa el mayor defecto de una película que cuenta las anécdotas sentimentales de un grupo de personajes unidos por lazos familiares o de amistad. La pareja protagonista formada por Jose Sacristán y María Luisa San José funciona perfectamente y encontramos a una sugestiva Cristina Galbó, a la adorable Silvia Tortosa, a la difunta Sandra Mozarowsky... El reparto es lo que se dice atractivo. La estupenda música de Antón García Abril es otro punto a su favor. Y Lazaga lo envuelve todo con su peculiar estilo fílmico. Hay algunos diálogos brillantes y a pesar de ciertos defectos el resultado general es positivo. Incluso puede considerarse "Hasta que el matrimonio nos separe" como una película muy especial y destacable desde luego dentro del nefasto panorama del cine español de su época. Pudo ser mejor pero tal y como es sigue resultando encantadora.

Buena película. Fuese por motivos de censura o por lo que fuera el tener que localizar su trama en París le dió un encanto especial. Lástima que la cinta sufra un serio tropiezo hacia el final y que en dicho momento incluso pierda la elegancia en una trama que hasta entonces iba muy bien urdida. Tiene un ritmo equilibrado y un reparto maravilloso donde todos y cada uno de los intérpretes sacan el máximo rendimiento de sus personajes. Julio Coll consiguió una película refinada y elegante, que tiene todo lo que le falta al cine español actual. Pudo ser mejor de haber limado ciertas debilidades del guión, pero de todas formas la película consigue mantener atento al espectador en todo momento. Los personajes producen una cierta fascinación. Una muestra muy digna de cine policíaco que aunque no llegue a la perfección tiene momentos de especial brillantez.

En su época se escribió que era la película de la hora actual pero nada más lejos de la realidad pues sólo es una modernización de las peripecias de varias películas de Torrado sobre héroes sean del aire, de tierra o del mar. Dan un valor a esta película la perfección técnica de las escenas aéreas y algunos fondos musicales agradables. Todo lo demás es tópico y convencional, con un aberrante diseño de personajes y situaciones estúpidas. Pero algo es algo. Las rivalidades amorosas entre los aviadores están planteadas sin demasiada gracia. Teresa Gimpera y Paca Gabaldón están mejor en otras películas del mismo Lazaga, un realizador de gran categoría que aquí hizo lo que pudo ante el planteamiento de Pedro Masó.

Una película con un punto de partida para la intriga bastante endeble ya que se apoya en un primer crimen cometido de una forma demasiado inverosímil. Sin embargo, tiene puntos de interés. Entre ellos está el contraste físico entre tres mujeres tan diferentes como Paloma Valdés, Katia Loritz y Perla Cristal. Otro punto a su favor es la puesta en escena de Lazaga, siempre competente. Hay algunos diálogos brillantes. Las escenas de acción están filmadas con habilidad y hay encuadres bellos. Lo que la perjudica bastante es la ingenuidad del desarrollo. No es entonces una película lograda del todo pero muy interesante sí que lo es sin ninguna duda. Tiene poder de sugestión.

El debut de Fernando Merino, con una película prometedora. Sin embargo Merino nunca logró acercarse al considerable nivel de esta primera película, dedicándose luego a comedias irrelevantes, ya no tan aceptables como las que dirigió al principio. José Luis Dibildos aparte de buen productor era un gran guionista y eso se demuestra especialmente en el diálogo que mantienen Emma Penella y Elvira Quintillá, de una sorna muy eficaz. Manolo Gómez Bur se muestra flexible a nivel interpretativo en un personaje algo sentimental y no del todo cómico. A nivel visual cuenta con una estupenda fotografía en blanco y negro de Manuel Merino. El desarrollo es irregular, alternando los momentos brillantes con otros más insustanciales dentro de un logrado tono agridulce. Los fondos musicales son muy agradables, destacando el baile de la chica joven en la fiesta que se celebra en Barcelona donde se produce el suceso que da lugar a un acto de honradez por parte de la protagonista. Una joyita.