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España España · Madrid
Críticas de paki
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Críticas 203
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
10
10 de octubre de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mejor. Le pongo un diez. He visto muy pocos entre las críticas, incluso las hay negativas. Lo comprendo. Es una película bastante extrema, de tanto contenido, tan triste, tan amargo y tan duro, que es mejor no tomársela mucho en serio. Si es que puedes. Yo no pude.

A mi me hizo pensar mucho. Y me pareció muy real. Nada de cine, ni de evasión, ni de sensacionalismo: la vida misma. La de los colegios e institutos. La de los alumnos apáticos, que no tienen futuro y se niegan a serlo. La de los profesores desmotivados, sin autoridad, invisibles, entre la indiferencia o la violencia de los padres y la violencia o indiferencia de los chicos. Todos inocentes; todos víctimas y verdugos, unos de otros, en un bucle sin fin. ¡Como para descorazonar a cualquiera! Y más cuando, previamente, ya entras en la clase sin corazón. El profesor es un suplente, que quiere decir que está de paso. Que un día se irá, que no echará raíces en ningún colegio, clase, alumno o persona. Si puede evitarlo. Que no puede.

Entre fogonazos, vemos que es un hombre solitario y atormentado que vive intentando ser indiferente a todo. No apegarse a nadie. Traumas del pasado que aparecen constantemente. Historias de infancias y orfandad. Niños que se quedan solos porque su mundo se desmorona detrás de una puerta donde su madre se suicida. Adultos que decidirán el desapego para defenderse del dolor y la frustración. Algo imposible en un mundo durísimo, cuando salen al paso de uno, adolescentes heridas, frágiles, desmoronadas. Con consecuencias que pueden ser trágicas.

Sí. Me gustó. No me pareció exagerada; estaba en su punto de mundo injusto y terrible. Tal vez tenga arreglo. Quizás haya vuelta atrás pero, ahora en cualquier lugar del mundo, el presente de la educación es tenebroso. Y el futuro también porque los que deberían arreglarlo son los mismos que lo están sufriendo. Y están alienados, desesperados, desconcertados y angustiados, igual que sus padres y educadores que están en la fase de intentar sobrevivir con cordura.

No es una película amable y te deja un mal cuerpo espantoso, pero no le bajo la nota. Había que contarlo. Aunque no guste. Aunque sea triste. La indiferencia no siempre es posible...
paki
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9
1 de octubre de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Claude es un regalo para cualquier profesor de Lengua, y más si es aficionado a la literatura, y sobre todo en los tiempos que corren. Cuando empieza el curso, desanimado y dispuesto a encontrarse con la vieja apatía de sus nuevos alumnos, descubre su redacción entre el montón de insulseces habituales del resto de la clase. Con una excusa cualquiera, Claude, el chico de la última fila, comienza, porque ni siquiera remata, una historia de suspense, tan ambigua que podría ser tan inocente como perversa y tan desenfadada como cínica. El profesor, Germain, que no es tanto un maestro desmotivado y pesimista, como un escritor frustrado, es incapaz de resistirse a esa historia incipiente, con un “continuará” lleno de posibilidades.

Todo se confabula para atraparle: la sorpresa de una buena redacción, el comienzo de una historia sorprendente, que viene por entregas, y que, por si fuera poco, se puede desarrollar ante sus ojos. Porque Claude está metido en ella, como narrador, protagonista y desencadenante de la acción. Puede modificar los hechos, intervenir, y cambiar, de forma definitiva la vida de los protagonistas, una familia normal, de clase media, como la de Germain… Así que la historia-cebo es irresistible para Germain. Por primera vez tiene la oportunidad de participar en una creación, sorprenderse con la imaginación de Claude, pero ser su mentor, afinar, refinar, pulir… El escritor que lleva dentro se apasiona, mientras el profesor honesto que siempre ha sido se salta las reglas, para no interrumpir la historia, el marido compañero que ha sido hasta entonces se despreocupa de los problemas de su mujer, el mirón, que no sabía que fuera, mira por el ojo de la cerradura que Claude ha abierto ante él…

Germain disfruta con el alumno aventajado, inteligente y brillante que es Claude. Y aunque sabe que no puede controlarlo, más bien al contrario, no puede sustraerse de sus cuentos, por muy peligrosos y perversos que sean. Que lo son. Para sus protagonistas, para Germain, para su trabajo y para su vida. Porque la historia escrita, parece, a dos manos, y vivida por profesor y alumno, es compartida también por su esposa. Ella está intrigada por los capítulos de la novela que les dosifica Claude, pero tiene sus propios problemas reales y perentorios con su trabajo y su relación con Germain, donde se encuentra sola con su monólogo mientras los otros escriben en su excluyente obsesión.

La película me gustó mucho. Caí en la atmósfera extraña de la historia sin saber, como el profesor, a qué género pertenecía. Claude me desconcertaba. Parecía un elemento perturbador, insano y cínico que se había colado en la vida perfecta de unos burgueses de clase media, que tenían todo de lo que él carecía. Piensas que puede llegar allí para desbaratarlo todo, movido por el odio y la envidia, así que no sabes si está escribiendo un drama, un folletín barato de amor adolescente, una novela costumbrista de clase media o una de terror. Es un escritor indescifrable ese chico de la fila de atrás que lo observa todo y que tal vez, quizás, acaso… solo sea un chico desvalido, sin madre, que cuida de su padre enfermo, inofensivo o un sociopata manipulador, con talento para escribir, y crear, historias. Su cara expresa todo eso a ratos. Como su relato, así que, escena a escena vas esperando un desenlace…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
paki
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9
13 de septiembre de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película de las que te impregnan, y cuando acaban te quedas un rato largo pensándola, porque es de las que te implicas tanto que te cuesta regresar al sofá de casa. Aquí me pasó. Casi enseguida, estaba con Beto, el cuidador de una casa enorme y lujosa, que está para alquilar desde hace diez años y un día, más o menos. Lo cuento así porque parecería una condena de soledad y de aburrimiento, si no fuera porque está allí feliz, mimetizado con la casa, protegido por sus enormes muros de fortaleza urbana en medio de una ciudad que parece la más peligrosa del mundo.

Cuando el exterior es oscuro, grande y siniestro, Beto echa las cortinas, cierra la puerta y hace, incansable, sus rutinas de cada día. Siempre las mismas. Las que le dan la seguridad de que la vida es un espacio controlable a ritmo de reloj. No se siente prisionero ni esclavizado por esas costumbres, día a día repetidas. Todo lo contrario. La casa es un lugar abierto y amplio por donde se mueve libre. Lo que le aterra de verdad es la calle, el mundo de ahí afuera, el de detrás de las cortinas. Las noticias de los periódicos y el telediario de cada día, le confirman que el mundo es un sitio cerrado, peligroso y asfixiante donde no se puede vivir seguro. Mantiene su agorafobia a salvo en su casa castillo y vive tranquilo en su soledad, esperando las visitas de su dueña, a la que mira con ojitos de lacayo enamorado; o bajando las almenas, cada viernes exacto, a la hora precisa, para que Lupe le dé calor y cariñito. Todo perfecto, controlado, limpio, sin sorpresas ni aventuras.

Hasta a mi me lo parecía. Me asomaba con Beto a la ventana para ver a los posibles inquilinos, o echaba las cortinas por la noche para descansar, sabía lo que iba a desayunar y lo que cenaba por las noches, sonreía cuando saludaba a Lupe con su misma frase, o a la señora de la casa. Y temía que todo aquello se rompiera el día, inevitable, que aquella casa se alquilara y hubiera que salir a la calle afilada, al mundo peligroso y al futuro incierto...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
paki
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9
31 de agosto de 2013
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si tuvieras que describir un lugar dejado de la mano de Dios, podría ser Melo. Literalmente. Un villorrio uruguayo perdido al final de algún sitio perdido, en la frontera con Brasil. Un pueblo con sus afueras de barrio pobre, clavado en un espacio de miseria y detenido en un tiempo por donde nunca pasó el progreso para sus vecinos. Esos que aprovechan su entorno remoto y fronterizo para recorrerlo con sus pobres bicicletas llenas de contrabando.

Es una forma desesperada de ganarse la vida, a golpe de pedalada contra la pobreza, los aduaneros y la desesperanza.

Beto es uno de esos estraperlistas sin futuro. Uno más del pelotón, que todos los días trafica con sus chucherías para mantener a su familia, cruzando la frontera, siempre en el límite de la supervivencia y al filo de la miseria.

Todo eso parece inmutable hasta que un día llega, por esos caminos perdidos, una noticia de esperanza. Casi, casi, la mano de Dios, esa que nunca se ha posado en Melo. Viene en forma de su representante, el mismísimo Papa, con sus posibilidades de amor, caridad y, sobre todo, negocio, porque para los pobres la justicia divina viene a veces representada por un respiro en el curradísimo pan de cada día.

La visita del Papa podría ser el golpe de suerte que nunca se habían atrevido a soñar. Un día de milagro que podría salvar toda una vida de malvivir. Todos se preparan para el dinero que arreglará sus vidas y la de sus familias; la fortuna que correrá por sus calles en manos de los peregrinos a los que esperan, cada uno con sus bisnes y su inversión que no puede fallar: chorizos, tortas, hamburguesas, o un baño, como el de Beto, para los miles de personas que pondrán a Melo en el mapa y a ellos en la riqueza...

Ayayayayayayay! ¿qué le pasa a Dios con los pobres? A lo mejor es que son tantos: una famélica legión con la que es muy difícil repartir beneficios...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
paki
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8
13 de julio de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que esté basada en un hecho real, y brutal, como la historia de un hombre corriente que un día de furia asesinó a una veintena de personas, una de ellas su propia madre, es casi una anécdota, porque lo más impactante es ver cómo se va gestando esa violencia salvaje. Como el vaso de la paciencia se va colmando con frustraciones, rabia, manías, envidia y odio hasta explotar contra la pared, llenándolo todo de cristales y muerte. Y lo más terrible es que las gotas que colmataron ese vaso de locura eran del grifo cotidiano de las pequeñas cosas que se van convirtiendo en irresistibles provocaciones que pueden hacernos perder la lucidez. A todos. Sin excepción. Eso es lo más espeluznante: la delgada línea roja que puede convertir a cualquiera en loco asesino.

Es verdad que Elíseo es carne de cañón machacado. Un ex-marine licenciado que tiene que enfrentarse a una guerra diaria, durísima, para la que personalmente no está preparado. Al fracaso de sus ambiciones. A una vida frustrada sin esperanzas. A la convivencia diaria con una madre que detesta y que considera vulgar y sucia. Maniático del orden, obsesionado con la belleza, neurótico con la limpieza, se siente en un mundo sórdido, mugriento y maleducado donde se encuentra herido, humillado y burlado a todas horas y por todos. Mantiene la cordura en un desequilibrio tan precario que sabe que en cualquier momento se inclinará irremediablemente hacia el caos y la autodestrucción.

Pero Elíseo no es el único habitante damnificado de esa terrible ciudad, como otra cualquiera, por cierto. La violencia, la envidia, el odio, la pobreza, la desesperanza, las frustraciones van tejiendo la mala vida de las pobres personas incapaces de liberarse constante e incansablemente de ellas. Y en paralelo a su explosión salvaje, conocemos la historia de otras pequeñas vidas, como la de una muchacha harta de las privaciones de su vida miserable, un sacerdote atormentado por tentaciones irresistibles, una madre enloquecida y asesina… Todos ellos luchan, y pierden, su batalla particular contra sus demonios propios, dejando escapar toda la rabia acumulada en un instante de furia devastador.

Así es. Muy bien contada y terrorífica en su cotidianeidad, esta película sombría cuenta cómo ese vaso oscuro de locura y de sangre está a veces a una gota de derramarse sobre cualquiera de nosotros… De tal manera que podrías dudar y discutir sobre si Dios existe, pero que Satanás anda por ahí enredando y conspirando lo lees algunos días en los titulares de un periódico, o, incluso, tan cerca que puedes notar alguna vez su aliento de azufre a un milímetro de nuestra cara, esperando…
paki
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