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Voto de Jimmy McNulty:
2
7.8
122,794
Drama
Harry (Jared Leto) y su madre (Ellen Burstyn) tienen sueños muy distintos: ella está permanentemente a dieta esperando el día en que pueda participar en su concurso televisivo preferido; la ambición de Harry y su novia Marion (Jennifer Connelly) es hacerse ricos vendiendo droga y utilizar las ganancias para abrir un negocio propio, pero nunca tienen el dinero suficiente para ello. A pesar de todo, Harry y Marion no se resignan y harán ... [+]
18 de diciembre de 2008
16 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había visto Pi y The fountain. Ambas me parecieron una ofensa a la inteligencia, producto dirigido a hurgar en el nervio fácil del público más borregil e iletrado ¿Por qué, después de la adquirida aversión al vulgar y sobrevalorado Darren Aronofsky, me aventuré a perder mi tiempo con Requiem for a dream? Es fácil suponerlo: Las críticas a bombo y platillo, los comentarios de los amiguetes, la etiqueta de absoluta referencia que le endosaron ya desde su estreno. Me entró el achaque de "Venga, me la veo un día y me la quito de encima" con que la curiosidad le incomoda a uno.
He estado leyendo algunas críticas. Acaso el adjetivo más empleado sea el de "efectista", y no gratuítamente. Según seguía los esterotipados, predecibles y exacerbadamente melodramáticos aconteceres de los esterotipados, predecibles, simples e impersonales personajes, no me abandonaba la sensación de que estaba intentando ser manipulado a la guisa en que lo hace un spot publicitario. Tanta forma vacua, tanta cabriola y malabarismo técnico y tan poco contenido.
Apuntar, además y nuevamente la ignorancia musical y el oído embrutecido del público y la crítica que han voceado lo maravilloso de la banda sonora. La pérdida de sensibilidad artística y la absoluta falta de referencias (mira que la historia de la música ha dado cuartetos de cuerda maravillosos!) provoca el aplauso fácil a un Clint Mansell que tiene registradas en su haber algunas de las partituras más pobres de la historia de la música.
Le pongo un 2 porque soy consciente de lo laborioso que les ha tenido que ser el montaje circense de la peli.
He estado leyendo algunas críticas. Acaso el adjetivo más empleado sea el de "efectista", y no gratuítamente. Según seguía los esterotipados, predecibles y exacerbadamente melodramáticos aconteceres de los esterotipados, predecibles, simples e impersonales personajes, no me abandonaba la sensación de que estaba intentando ser manipulado a la guisa en que lo hace un spot publicitario. Tanta forma vacua, tanta cabriola y malabarismo técnico y tan poco contenido.
Apuntar, además y nuevamente la ignorancia musical y el oído embrutecido del público y la crítica que han voceado lo maravilloso de la banda sonora. La pérdida de sensibilidad artística y la absoluta falta de referencias (mira que la historia de la música ha dado cuartetos de cuerda maravillosos!) provoca el aplauso fácil a un Clint Mansell que tiene registradas en su haber algunas de las partituras más pobres de la historia de la música.
Le pongo un 2 porque soy consciente de lo laborioso que les ha tenido que ser el montaje circense de la peli.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Todo es tan desmesurado que resulta estúpido y anodino. La falta de sutileza y oficio artesanal de Aronofsky deja preveer sin dificultad que al prota le van a amputar el brazo donde se pincha, que la co-prota jovencita va a terminar prostituyéndose víctima de la adicción, que la prota veterana terminará tan yonki como aquellos debido al exceso del híbrido anfetaminas-soledad. Sólo hay que imaginarlo todo al extremo, que es el modo en que Aronofsky parece crear siempre sus demagogas obrillas. Todo es tan tonto que una cinta de 90 minutos de duración se le hace a servidor eterna. Tan tonto tan tonto es todo, que así, gratuítamente el otro co-prota, el amigo negro termina en la cárcel porque sí, porque había que adjudicarle una tragedia a él también, no se le ocurriese al público pensar que en Requiem for a dream existe rayo de esperanza alguno, aunque haga daño a la vista el abismal vacío argumental que llenaría la explicación de por qué a un hombre que no lleva droga encima, que está esperando en la sala de espera del hospital, de pronto, sin juicio ni trámite alguno le encierren con trabajos forzados de propina.
La última que me cuelas, Darren.
La última que me cuelas, Darren.