En febrero de 2016 publiqué una crítica sobre la primera temporada de esta serie que vi en VOS y que no me gustó gran cosa. Pero ahora que en Netflix están disponibles sus hasta ahora dos temporadas he vuelto a verla doblada y de un tirón y he de decir que mi opinión sobre "THE EXPANSE" ha cambiado.

El problema de "THE EXPANSE" es que se nos vendió como la heredera de la maravillosa y magistral "Battlestar Galactica". De nuevo, decían, en "THE EXPANSE" nos encontraremos con un guión de gran calidad, bien urdido, una historia absorbente, unos buenos efectos especiales y unas interpretaciones de primera remarcadas por unos diálogos soberbios y bien construidos, una maravillosa combinación de "space opera" y "ciencia ficción dura" con toques de la oscuridad y dramatismo de "Blade Runner", una serie a la altura de la saga de novelas en las que se basa, salidas de la imaginación de James S. A. Corey (nombre que no es sino un seudónimo tras el que se ocultan Daniel Abraham y Ty Franck)... Vamos, que prometía.

Pero el caso es que, ya sea por la torpeza de los guionistas o porque la primera novela es así, el caso es que es que los primeros episodios de la serie son bastante aburridos y hasta que llegas al cuarto o quinto no empieza la cosa a despegar.

Por otra parte, es difícil aceptar algunas de las premisas de las que parte el argumento (la Tierra controlada por la ONU; millones de personas viviendo en el cinturón de asteroides -dedicándose... ¿a qué?; Marte convertida en una suerte de Esparta del espacio; que en Ceres -un mundo lleno de hielo- tengan que importar agua ¡¡de las lunas de Saturno!!, etc), pero claro, eso no es problema de los guionistas, sino de las novelas en las que se basa la serie.

Eso sí, en "THE EXPANSE" hay gente flotando en gravedad cero, naves interplanetarias que movidas por motores de plasma de empuje continuo (lo que permite que sus tripulantes disfruten de algo de gravedad), hay estaciones espaciales, colonias, hay humanos con el sistema muscular y óseo debilitado por una larga exposición a la baja gravedad de los asteroides y planetas menores, hay una historia de conspiraciones políticas, hay policías perspicaces de vuelta de todo, hay un protagonista que evoluciona rodeado de unos compañeros resultones... Pero ello no quita que te cueste engancharte a una trama que al principio no te interesa demasiado.

Pero la cosa cambia radicalmente, repito, a partir de la mitad de la primera temporada y -sobre todo- en la magnífica segunda temporada. Cuando entra en juego de verdad la protomolécula. Es ahí donde me he enganchado. Cuando la serie apuesta más por la aventura espacial de toda la vida, por los tiroteos y las batallas a golpe de misil y de cañón, cuando el poli se convierte en una suerte de ángel vengador y el prota demuestra que no solo es un guaperas blandito sino que tiene un lado cada vez más oscuro. En la segunda temporada POR FIN vemos Marte (increíblemente ausente en la primera), se nos explican algo más las concidiones socioeconómicas y ambientales en Marte y la Tierra, la incesante búsqueda de ventajas militares aun a costa de las vidas de cientos de miles de cinturonianos... Es entonces cuando te metes en la historia.

También ayuda a que alguien con unos conocimientos mínimos de astronomía y astronáutica ha revisado el desastroso doblaje al español de la primera temporada y ha dejado claro que "Ceres" se pronuncia "ceres" y no "siris" y que un "fussion drive" no es otra cosa que un motor de plasma alimentado por un reactor de fusión nuclear que propulsa la nave.

En cuanto a los efectos especiales, brillan con luz propia, sobre todo las naves espaciales y las batallas entre ellas.

A esperar la tercera temporada, a ver qué ha pasado en Venus.