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Trece días

Drama Crisis de los misiles de Cuba. En octubre de 1962, una serie de fotografías aéreas obtenidas por aviones norteamericanos revelaron que los soviéticos estaban instalando en la isla misiles que podrían alcanzar gran parte de los Estados Unidos. Para obligar a la URSS a desmantelarlos, el presidente John F. Kennedy y sus colaboradores decidieron el bloqueo de la isla. (FILMAFFINITY)
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
25 de marzo de 2023
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Ahora que hace horas que las relaciones entre Cubra y Estados Unidos parecen haberse normalizado, ahora que todo lo pasado en octubre de 1962 queda tan lejano, parece buen momento para revisitar esta cinta, que siempre me ha parecido magnífica las tres veces que la visto entera, y las varias que me la he encontrado en la televisión, por partes, más o menos largas.
Es probablemente la mejor interpretación de presidentes norteamericano que he visto, no sólo porque físicamente se parece, que también, sino, sobre todo, por la expresión y facilidad de movimientos que acompañan su caminar, la forma de sentarse en la silla y demás gestos corporales. Si me dicen cómo era Kennedy siempre diría que es como aquí lo representa el actor, grácil, de atenta mirada, suave de movimientos, acechante pero no amenazante, dispuesto a moverse con rapidez y energía pero sin necesidad de hacerlo evidente...
La trama muy conocida es entrelazada sin referencias a cuestiones personales, algunas muy escasas escenas, que parecen estar pensadas para relanzar la tensión. Los diálogos son de intensidad creciente, sin que sobre alguno. Y los secundarios que acompañan, los trajes, gafas, coches y atrezzo es de extraordinaria eficiencia.
Lo que mas me he llamado siempre la atención de esta cinta es el papel que jugaron en esa crisis los servicios secretos y, sobre todo el ejército. Se insinúa, bueno, insinuar no, se afirma abiertamente que los militares querían una rápida intervención militar, de arrase total, salvaje... lo que quizá hubiera supuesto algo más que una mera contestación militar por parte de Rusia.
Excelente película, sin lugar a dudas. De las mejores de estos años, al menos para mi.
ÁAD
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21 de agosto de 2023
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Dos hombres a los dos extremos del Planeta en representación de tales valores.
Los movimientos estratégicos de cada uno llegan a la intensidad de dos nudos apretando la garganta del contrario...sólo Dios sabe quién ganará.

Escena de tensión que puso a las dos potencias mundiales cara a cara, y que el autor David C. Self elaboró cuidadosamente a partir de las memorias del mismísimo presidente para su tercer guión, el cual iba pensado para las manos de Lawrence Kasdan; pero cuando en este proyecto de largo aliento y tan ambicioso, donde el primero rechazó toda sugerencia de solapar la acción dramática real con subtramas acordes a un enfoque más comercial, se inmiscuyó Kevin Costner como productor, la batuta, que casi termina en sus manos, le fue cedida a un ocioso Roger Donaldson, con quien no colaboraba desde hacía más de una década.
Una vez más el actor toma parte en un evento relacionado con el malavenido Kennedy (ya fue el fiscal James Garrison en la mítica "JFK"), y queda apartado del papel más importante aun siendo esencial su presencia en pantalla, dando vida esta vez a su amigo íntimo Kenneth O'Donnell, su consejero, asistente y secretario de nombramiento. El director, a cargo de una producción millonaria con gran despliegue de fuerzas militares y un rodaje en Filipinas, pone las cartas sobre la mesa nada más empezar "Trece Días", abriendo en el hogar de los O'Donnell para enseñar qué cosas se pondrán en juego cuando la intriga dé comienzo desde el despacho de la Casa Blanca.

La intriga toma forma en un contexto histórico muy riguroso del que Self debería, al menos, haber dado cierta información al público desconocedor, haberle puesto en situación para comprender bien la atmósfera de tensión continua que exhibe Donaldson en todas y cada una de las secuencias interiores, ocupadas por hombres de ideas sólidas y fuertes convicciones. Cuando aparece el carismático Bruce Greenwood en la piel del presidente, de 45 años entonces, se menciona Vietnam, cuya guerra se recrudece con la masacre de los UH-34D en su misión de rescate en Da Nang; y la mayor amenaza del momento se destapa.
Se prepara el pánico, primero militar y presidencial, y luego público, con la confirmación de la introducción de misiles balísticos de alcance medio e intermedio construidos por los soviéticos en el territorio cubano de un Castro que ha ganado poder debido a la victoria sobre el intento fallido de invasión de la isla a través de Playa Girón, que expuso la peor de las debilidades del mandato de Kennedy. Donaldson sitúa la cámara cerca del rostro de los personajes, hace avanzar la película con los estructurados diálogos, y el ritmo narrativo, pese a concentrarse en su mayoría la acción en grandes habitaciones llenas de hombres, jamás decae ni se estanca.

Es este un "thriller" político pausado, que no lento, basado en la eficacia de la acción por el diálogo; el tipo de "thriller" que cuarenta años antes pudieran haber acometido Frankenheimer, Pakula o Kramer con esa misma eficacia. La elección de Donaldson es además un acierto; se considera un idealista y magnificó la administración Kennedy, pero al ser australiano su punto de vista parece más distante y objetivo (aunque jamás veamos la situación desde el lado "enemigo"). Logra también unas espectaculares secuencias de movimiento militar aéreo y naval que acerca la historia a los puros "techno-thrillers" de Clancy...
Si bien colocar a O'Donnell tan cerca del presidente a lo largo de la trama parece hecho con fines dramáticos (los nombres clave, además de Robert Kennedy, fueron los de Robert McNamara, Theodore Sorensen y Adlai Stevenson) Self no se aparta de la claridad histórica. Queda expuesta la entereza de un hombre que, aun presionado y arrinconado, se niega a ejercer de mero títere de las fuerzas militares, un hombre rodeado de "expertos" con sus propias ambiciones y puntos de vista insistiendo sobre un elemento común (demostrar que EE.UU. sigue conservando su fuerza ante la amenaza comunista) que siempre prefiere atajar por la vía diplomática antes de convertirse en el impulsor de otro desastre.

El material de archivo y escenas en blanco y negro convenientemente introducidas subraya el carácter comprometido de Donaldson; su mayor reto, algo cumplido, es hacer parte al espectador, sin importar su mayor o menor conocimiento de los eventos reales del 15 al 28 de Octubre de 1.962, de la maraña de estrategias que un gobierno y otro llevan a cabo y cómo el conflicto crece hasta extremos de frustración, paranoia y terror. Parte de las discusiones entre los hermanos en el despacho oval, las heroicas represalias de Stevenson hacia el embajador Valerian Zorin, la responsabilidad que cargan los pilotos mandados a sobrevolar las áreas cubanas donde están los misiles...
Desde las reuniones secretas con el embajador Anotoly Dobrinyn hasta el increíble bloqueo de Cuba para evitar la supuesta entrada de más material soviético, y sobre todo el escalofriante mensaje de Kennedy, confirmando en qué límites camina un hombre cuando el futuro de una nación depende de una sola decisión. Pero la sensación que el film transmite es la de un colectivo (político, militar y civil) unido para encarar el caos en las situaciones más terribles, pese a que gran parte del argumento seamos testigos de luchas internas que nos hacen preguntarnos dónde se encuentra el enemigo, ¿fuera o dentro?

Lástima que no figuren las conversaciones con Eisenhower y Truman o la participación de los líderes aliados de EE.UU. en el conflicto, pero el mayor error, aunque se comprende para mantener aún más en tensión al público, es no mostrar nunca qué ocurre desde el bando contrario.
El punto de vista es unidireccional y terminaría en demasiado patriótico de no ser por esa frase magistral de Dobrinyn a Robert: "Usted y su hermano son buenos [...], y allí también hay gente buena". Pero esto no ayudó y la película, la mejor sin duda de la carrera del cineasta, fracasó en taquilla...
Chris Jiménez
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27 de noviembre de 2016
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
224/19(24/11/16) Notable e infravalorado film del australiano Roger Donaldson, su mejor obra sin duda es este thriller político basado en hechos reales, lo que se llamó “La Crisis de los Misiles de Cuba” en octubre de 1962, cuando el mundo estuvo al borde de la Tercera Guerra Mundial, contienda que hubiera sido nuclear y devastadora. Tras el intento de invasión por parte USA en Cuba en la bahía de los Cochinos en abril de 1961, propició la alianza de la URSS con Cuba que provocó la instalación de misiles soviéticos en el país con la intención de defensa o no, suponiendo esto una grave amenaza para los Estados Unidos, estando estos proyectiles nucleares a 90 millas de la Florida y quedando 80 millones de estadounidenses bajo la espada de Damocles atómico soviético. Lo que obligó al presidente Kennedy a tratar de eliminarlos, derivando en una partida de ajedrez peligrosa, tensa e inquietante para un mundo que observaba sin respiración una Guerra Nuclear latente que podría acabar con el planeta. El vibrante guión de David Self (“Camino a la perdición”) basado en el libro “The Kennedy Tapes: Inside the White House During the Cuban Missile Crisis” de Ernest May and Philip Zelikow, aunque toma el título del libro referente al mismo acontecimiento de Robert F. Kennedy, es una enérgica muestra de saber contar con intensidad, tensión, emoción, ello con el hándicap de que todos sabemos el final, pero aquí el fuerte está en saber conectar con el espectador, en hacerlo partícipe de las dudas de los protagonistas, en a pesar de estar visto del lado de los estadounidense no hacerla maniquea o panfletera, muestra las batallas internas en la Casablanca y Pentágono, las diferentes visiones y modos de querer actuar ante la intimidación, como JFK era empujado por los Halcones militares a tomar el camino más fácil de atacar (y que luego sea lo que Dios quiera), los “conclaves” entre la gente de confianza del presidente, su hermano Robert (Fiscal General USA entonces) y su consejero Kenny O'Donnell, todo a través de un ritmo fluido, en un crescendo dramático inteligentemente llevado, con diálogos y enfrentamientos electrizantes, con una fenomenal recreación de la época, y ello aderezado por actuaciones que elevan el resultado final a una notable clase de historia. Los historiadores dicen que el papel del consejero interpretado por Kevin Costner, Kenny O'Donnell, se sobredimensiona en la importancia real que tuvo, pero dramáticamente es un recurso brillante para darnos un enfoque dual de los hechos, de alguien anónimo que vivía entre la Casablanca y su familia de clase media. Es el segundo drama hecho sobre la crisis, siendo el primero de 1974 los misiles del mes de octubre, que se basa en el libro de Robert F. Kennedy, esta del 2000 contiene información recién desclasificado no disponible para la producción anterior, y se toma mayor licencia dramática, sobre todo en O'Donnell protagonista. Kevin Costner (productor del film) estuvo en Cuba presentando la película con Fidel Castro y le gustó. El hijo de O'Donnell, millonario de Earthlink, es un inversor en la compañía compañía Armyan Bernstein que produjo “Trece días”.

En octubre de 1962, un vuelo de rutina espía USA sobre Cuba revela la presencia misiles nucleares en la isla. El presidente John F. Kennedy (Bruce Greenwood) se ve obligado a tratar de que sean retirados, lo hará sobre todo con sus asesores de confianza, el Fiscal general que es su hermano Robert (Stephen Culp) y su consejero secretario Kenny O'Donnell (Kevin Costner). Teniendo que lidiar con el alto Estado mayor proclive a atacar Cuba, líder de estos halcones el beligerante jefe de la Fuerza Aérea el General Curtis Lemay (Kevin Conway). Tendrá también importancia en el relato el Secretario de Defensa Robert McNamara (Dylan Baker) y el embajador USA en la ONU Adlai Stevenson (Michael Fairman).

Drama histórico bien equilibrado, narrado con efectividad, con un lenguaje sencillo y que te llega, sin que se te haga denso, entretenido, ágil, emitiendo el miedo y paranoia reinante, esto acentuado con imágenes de archivo con informativos de la época, los ensayos en escuelas ante un ataque nuclear, o las imágenes de explosiones atómicas, esto dosificado con tino, sabiendo emitir intriga y suspense, haciéndonos sentir el pavor en los rostros de la gente. Vivimos con zozobra los choques entre “hombres buenos” anhelando encontrar una salida sin llegar a la Guerra, y los “halcones” militares, empujando hacia el conflicto militar, hacia el ataque preventivo como única salida a defenderse, en tos tramos de enconamientos saltan chispas, donde el fuerte carácter de unos y otros dejan delicias de ímpetu dramático. La película también sirve como radiografía de cómo se mueven poderes paralelos a los elegidos democráticamente, de cómo son poderes en la sombra con enorme autonomía, poderes que pueden provocar una guerra de modo autárquico, y esto da mucho Terror. Asimismo se nos habla de amistad y sobre todo lealtad, de saber soportar la presión, de intentar tomar la decisión mejor cuando esta parece la más complicada, donde esta no dejará contentos a todos, y es que se crearan frentes con luchas psicológicas incisivas, haciéndonos sentir lo cerca que estuvo el mundo de estallar en mil pedazos.

Kevin Costner ofrece una actuación muy sentida, siendo nuestra visión en estos tensos días, aportando matices, carácter, reflexión, frustración, miedo, con momentos álgidos, como las llamadas a los pilotos para que no sean derribados o alcanzados (oficialmente) por antiaéreos cubanos, o los ententes con los Kennedy. Bruce Greenwood es el mejor del reparto, con una mimetización con JFK asombrosa, se convierte en él, con mesura, contención, carisma, su pose, su mirada, con Don de la oratoria, de personalidad en los enfrentamientos, absorbiendo con sobriedad el encanto y el aura regia del político de Massachusetts, magnífico... (sigue en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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29 de septiembre de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante recreación de la crisis de los misiles cubanos. En el mes de Octubre del año 1962 dos semanas pudieron cambiar el curso de la historia. El director Roger Donaldson, sin olvidar la verosimilitud de la historia, consigue un ejercicio vibrante de intriga a la vez que muestra todo lo sucedido en la Casa Blanca en tan angustiosos momentos.
Tiene puntos realmente interesantes, aunque es inevitable cuestionarse si todo lo mostrado, se ajusta a la realidad de los acontecimientos. A pesar de ello, no deja de ofrecer una trama altamente magnética y llamativa.
Cuesta creer que todo lo que se muestra en la película se llegue a ajustar a la realidad de todo lo ocurrido.
Creer eso, conociendo cómo son los movimientos secretos de los gobiernos, es una tarea complicada. El hecho de estar apoyado en una historia real, resta parte del interés, puesto que ya conocemos su desenlace.
Gusta creer lo que nos cuentan aunque no se ajuste a la realidad
Jon
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4 de agosto de 2019
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Del director de "Cocktail", (1988) y "Un Pueblo llamado Dante's Peak", (1996) nos viene la película "Trece Días". Película basada en la Crisis de los Misiles en Cuba, en plena Guerra Fría. La Super-potencias amenazaban con liquidar el mundo si una u otra no ceden en sus respectivas casillas del tablero mundial: USA reclama la desmantelación de los ICBM sovíeticos instalados en Cuba y los norteamericanos retirarían los ICBM instalados en Turkía y la promesa de no invadir Cuba.

La premisa y el desenlace ya lo sabemos, es en hecho histórico que marco el punto de inflexión en la Guerra Fría y que supuso, una vez más, la mecha que pudo poner a la humanidad ante la Tercera Guerra Mundial.

La película es buena, se ciñe fielmente al acontecimiento histórico y las actuaciones del reparto son sólidas así como la propia recreación de los 60's.

No es perfecta, nuevamente asistimos al típico relato pro-USA donde los buenos son ellos y los malos malosos son los Soviéticos. El tono paternalista y sentimental de éste tipo de películas made in USA es su mayor punto negativo, pues a pesar de ser fiel a los hechos, el barniz pro americano es patente y no ayuda a entender el por qué la otra parte, (los soviéticos) eran tan malos y belicosos.

Kevin Costner trabaja bien: es y siempre debería haber sido un buen secundario. Cuando trabaja en primer plano es cuando el tipo se vuelve vomitivo.

Película correcta para entender un hecho histórico de enorme calado que puedo haber puesto fin a la civilización humana.
Buscapé
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