Medianoche en París

Realmente me encantó la película, la vi cuando estaba viviendo en París y fue entretenida y divertida, con un argumento original y una historia típica de Woody Allen. Mi única crítica es que como siempre resaltan lo maravilloso de París y dan mucha publicidad a la ciudad que en mi opinión no es correcta. No obstante es una película que realmente merece la pena ver

Allen es eso al cine, una fábrica, como dice él, "a veces me salen bien y otras no tanto", esta es de las buenas (de esta última etapa suya en la que anda...), y se te gusta, quedarás encantado con su libertad narrativa y no poco improvisado guión. Últimamente, además, todas sus chicas son guapísimas. En este caso el argumento es tan tonto que libra, incluso su falta de imaginación, las bobadas de personajes a los que hace desfilar mal reinventados, puro Allen. Al caso, si te da igual, entretenida.

“Medianoche en París” plantea un dilema muy humano: la sospecha que tenemos que otra época nos hubiese permitido ser más felices. La trama es simple. El protagonista, un escritor mediocre de guiones de Hollywood de vacaciones por París, retrocede mágicamente en el tiempo todas las noches y conoce a los “famosos” de la década del 30 y aun de la del 20.
A pesar de la evidencia de que ambas décadas son bastantes más divertidas que la presente, el director, con actitud moralista, justifica esa sensación en la angustia del presente mediante hora y media de un denso e injustificable folletín turístico.
No creo que pueda oponer argumentos a esa idea aunque siempre preferí el siglo XVII. Sin embargo, aunque no pueda afirmar que todo tiempo pasado fue mejor, sí puedo decir que cualquier tiempo anterior tiene una gran ventaja sobre el nuestro: no tener que soportar la vejez de Woody Allen.

Bueno. Ya lo he hecho. Me he tragado otra película enterita de este señor. Y lo siento pero me reafirmo: ¡es insorportable!

Paris, para todos los que tenemos la suerte de conocerla, es una ciudad maravillosa. Mi primera impresión, cuando baje del avión, fue mala. El cielo era gris y plomizo, ¿por qué se la conoce como la ciudad de la luz? Pero se trata de un solo instante de duda ya que enseguida que comienzas a circular por sus calles y adentrarte en el corazón de la ciudad ésta te engancha, te seduce, te enamora. París es arte, es moda es historia, es movimiento y cambio, es pasado y futuro.

París no necesita la visión de un americano neurótico cuyo conocimiento de la ciudad, por lo que se refleja en la película, parece limitarse estrictamente a lo que otro americano, no se si tan neurótico como éste pero bastante pasado de alcohol, habitualmente, mostró de ella a través de sus libros. En “Paris era una fiesta”, Hemingway y sus andanzas con Gertrude Stein, Fitzgerald y su mujer, Zelda, Picasso, algunos impresionistas, aquí y allá y Dalí, cuyo histrionismo, cultivado y explotado hasta la saciedad, siempre dan juego en pantalla, basa Allen el argumento de su película.

Lo de que a las 12 de la noche, cual cenicienta de hablar entrecortado y atropellado (¡Owen Wilson transmutado en Wody Allen!), te recoja un coche y te traslade ora de la “Belle Epoque” ora a los “felices años 20”, no es nada novedoso. Marty McFly ya dijo todo lo que había que decir sobre este tema y punto. ¿Dónde está la originalidad?

En mi opinión, la película evidencia un conocimiento de Paris y su historia equivalente a “un océano de sabiduría con un dedo de profundidad”. Una sarta de tópicos sobre personas y personajes cuyo legado fue muy superior a lo que aquí se refleja. Si, ya sé que no pretende ser un tratado de historia, pero creo que si estos diálogos le hacen gracia a alguien será a los americanos porque a los europeos poquito, poquito.

Al igual que le ocurrió con Barcelona, no consigue despertar el deseo por conocer París. Reproduce hasta la saciedad le Tour Eiffel (apagada, encendida, de frente, de lado) y pasa de puntillas por lugares emblemáticos como la maravillosa Cathédrale Notre-Dame (claro que para conocer ésta habría que leer “Notre-Dame de París” y, jolín, es un libro con muchas páginas).

No recomiendo esta película pero si:

Visitar el Musée d´Orsay, por la magnifica colección pictórica que alberga y por el magnifico edificio que la guarda.

“Los miserables”, de Víctor Hugo, una obra que, pese a estar escrita en 1862, sorprende por su vigencia y por su profundo conocimiento del alma humana, del bien y del mal y del sentido de la justicia.

“Tender is the night” de Scott Fitzgerald.

Y para rascar un poco en la imagen tan superficial que todos tenemos de Dalí, nada mejor que “La vida desaforada de Salvador Dalí”, de Ian Gibson, quien ha demostrado, de múltiples maneras, su profundo amor por España, sus paisajes y su cultura.

Malta y absenta. Diario de una camarera.
Es de las mejores de Woody porque al dividir en dos partes la historia hace o provoca que sus sempiternas obsesiones y temas se aligeren y enriquezcan y además te da disfrute por partida doble, por un lado un parque temático superficial chic fetichista infantil kitsch pop fenomenal cultural que hace las delicias a todo el personal, pasen y vean, mucho mejor que Port Aventura o la mamarrachada de Orlando esa, El callejón de las almas perdidas, quién es quién, y por el otro lo de siempre, pero mejor porque es menos y más concentrado, de hecho, yo lo prefiero, esto, el presente, al pasado, especialmente la grandiosa escena de los pendientes, como en aquella de Ophüls, en la que hablan de lo, sí, barato que es lo barato, de lo malas y ladronas que son las camareras, A tiempo completo, me sacas de una duda, y de los comunistas, que vienen, qué miedo, obra maestra, bueno, hermoso, tesoro, pero en general la película es la bomba, gozada.
Lo vuelve a decir, que el universo es un lugar o coso artefacto para armar juguete violento, frío y absurdo, de acuerdo, quiénes somos nosotros para llevarle la contraria al maestro, armero.
Lo vuelve a hacer o poner, los cuernos, al torno dale, Perico.
Lo vuelve a decir/plasmar, libros, músicas, autores, citas, pinturas, guerras, amores, etcétera.
Y gracia, mucha, el actor árabe, Gad Elmaleh, qué hace un chico como tú en un sitio como este, por ejemplo.
Y una reflexión portátil que también nos vale, cualquiera tiempo pasado fue mejor o no porque la vida está en otra parte, huye, punto de fuga, escapa, arrebata, siempre.
La mejor película fantástica o de viajes en el tiempo de la historia del cine con tanta diferencia, ahí es nada.
Campanadas a medianoche.