Haz click aquí para copiar la URL

Nación asesina

Thriller Salem ya no es el de los juicios por brujería. De hecho, el Salem de los smartphones es mucho peor. El hackeo y la publicación de buena parte de la información íntima de sus ciudadanos hará que la gente de Salem pierda los papeles, desencadenando una ola de violencia que termina arrastrando a cuatro chicas, acusadas de estar detrás de este hurto cibernético y perseguidas como si fuesen brujas de nuestros tiempos. (FILMAFFINITY)
<< 1 4 5 6 7 8 >>
Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
26 de marzo de 2019
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película empieza bien, buena edición que muestra algunos problemas de la sociedad actual (agresividad, hipersexualización, inseguridad, alcoholismo, carencia de privacidad, etc.) pero asimismo esta buena edición no deja apreciar la calidad de actuación, igual al parecer no nos perdemos de mucho.

La película es entretenida y se deja ver en su primer mitad, luego cada vez es mas claro el mensaje feminista y de genero con lo cual termina en un despropósito sesgado e irreal, sin embargo sirve para ver muchos de los males actuales, pero el gran problema en el que cae la cinta es la victimización, agigantando incoherentemente a sus verdugos lo cual resta credibilidad al tramo final, y simplemente queda como intento de lograr un trabajo serio.

Pero la película cumple su función de mostrarnos los mas representativos males actuales, tanto los que son nombrados, como los que encarna el punto de vista de la película.
Josue
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
17 de octubre de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuevamente un título original y efectivo queda desprovisto de parte de su poderío gracias a su pobre traducción al castellano y es que parece que los traductores no destilan demasiada creatividad a la hora de acometer su trabajo.

La verdad es que cuando uno mira el cartel en la pantalla y lee todos los temas que contiene la película; TRANSFOBIA, SEXISMO, GORE, RACISMO, VIOLENCIA y DROGAS, entre otras aberraciones, te frotas las manos pensando que vas a ver una aleación entre IRREVERSIBLE, LA PIANISTA y KILL BILL, a tenor de las chupas rojas que lucen las protagonistas.

Nada más lejos de la realidad y al final éste trabajo del director SAM LEVINSON se encuentra bastante más cerca de cualquiera de las películas que tiene en cartera la productora BLUMHOUSE como; LA PURGA, ELIMINADO o FELIZ DIA DE TU MUERTE, por citar algunas de las últimas y que siempre están dirigidas a un público que no ha cumplido aún los veinticinco.

No obstante tiene gracia, desparpajo y aunque la cinta cae en más de una ocasión en lo que pretendidamente denuncia, es un más que disfrutable trabajo que pone patas arriba el mito de las brujas y el fenómeno de un pueblo se convierte, por arte y gracia de un hacker, en la santa inquisición y eso sí que da miedo
kawenzotz
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
29 de marzo de 2019
15 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy interesante desde el punto de vista estético. Muy bien rodada. Bastante entretenida, y con un ritmo que no decae.

Ideológicamente, un conjunto de demagogias bobas puestas ahí para arrancar el aplauso fácil del millenial con el seso sorbido por la progresía. A saber:
* Blanco/a y heterosexual: malísimo (tanto hombre como mujer, ojo), idiota, fascista, totalitario, violento, agresivo, ultraconservador.
* No heterosexual y no blanco/a: oprimida (son todas mujeres las protas de este grupo, menos un chico), agredida, explotada, en peligro constante, víctima por definición, cualquier actitud que tome, por violenta o desproporcionada, está justificada plenamente

Es decir: recorrido intelectual nulo. Que podrías acudir al mero disfrute estético, que también es disfrutable. Pero para eso tienes otras muchas pelis de serie B, que son idiotas, simplonas y rancias, pero no meten zurullos ideológicos en cada plano o diálogo
jorgeas80
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5 de mayo de 2019
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras casi tres horas de gloria cinéfila, a las 22:00 se proyectaba una llegada más de Sitges, de los platos fuertes del certamen y de la película más oportuna a nivel argumental considerando las fechas en las que el evento se celebraba. Hablamos de la rebelde y protestataria Nación asesina, de Sam Levinson.
Un grupo de muchachas adolescentes se ven expuestas al escarnio, repudio y persecución pública en su comunidad cuando estas hagan pública en Internet información íntima de los ciudadanos, desatando una ola de violencia y odio irrefrenable. Un uso irresponsable del poder subestimado de los smartphones que desata una caza de brujas contemporáneas. Reflexión satírica de los peligros de los juicios sin pruebas en Internet, de la crueldad para demoler sin contexto ni contacto y de la facilidad de mover la opinión de los masas con el odio como pilar sustentada en la hipérbole, en la presentación de una realidad paralela exagerada que lleva esta confrontación de caracteres a la realidad más física, lacerante y bélica. Una manera, hasta cierto punto, potente de transmitir su mensaje. Todo ello a través de un poderoso lenguaje visual, de gran montaje, fotografía y recursos visuales. Un filme febril y rabioso, que produce emociones fuertes, atrapa, caldeó la sala y emocionó al respetable. Todo ello no es óbice de detectar una apuesta por el tremendismo efectista, el oportunismo (el feminismo de titular y tuit rebosa por cada minuto del metraje) y la banalización del discurso moral, simplificando algunas conductas y exagerando otras para que el mensaje quede prístino. Pero se nos traslada el discurso, no se transmite orgánicamente. Se juego todo a la baza del epatamiento y el exceso. Película que se cree más importante y madura de lo que es, y en última instancia es más una protesta hipster que cualquier otra cosa.
Néstor Juez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
25 de octubre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas cuya esencia subversiva las hace inmunes al tiempo. Eso ocurre con La naranja mecánica, donde un uso paródico de la violencia en su vertiente más perturbadora -caso de la violación y el asesinato a mujeres-, nos confronta directamente con una percepción enfermiza de la barbarie -la nuestra- ; no se trata de plasmar la violencia con impecable realismo, objetivándola-caso de Salvar al soldado Ryan- lo que involuntariamente corre el riesgo glorificarla, sino de conseguir el rechazo frontal de la aberración deshumanizada -y deshumanizadora- que constituye lo mostrado en pantalla. Sí, la película de Kubrick provoca náuseas en su subjetiva materialización dionisiaca del acto violento ¿no es acaso el mayor logro conceptual de la historia del cine que la violencia nos repugne?
Lejos de la obra inmortal del director inglés, Nación Salvaje apuesta por una aparente denuncia sin reservas del patriarcado y su violencia contemporánea -más agudizada dado su actual cuestionamiento-, pero su presunto carácter indómito se queda en mero estallido -controlado al milímetro- infantil, que a pesar de sus virtudes, es incapaz de transgredir los límites de representación que pueden infundir en el espectador el impacto real de haber asistido a una película capaz de dinamitar nuestros esquemas mentales.

La película de Sam Levinson -precedida por el “hype” que le otorga ser el creador de -Euphoria-, emprende la más que ambiciosa tarea de explicar dinámicas machistas insertas en la amplificación ilimitada de las redes sociales. Desde un instituto cualquiera, las adolescentes que conforman el elenco principal, cobran consciencia de que ante unas filtraciones anónimas de sus más íntimas vivencias, la violación de la privacidad no solo supone su la exposición de su contenido íntimo ante el resto del mundo -real y virtual-, también es un mazazo de virulencia machista que se propaga en todas sus vertientes; desde micromachismos, hasta el feminicidio. El cuestionamiento de la libertad femenina para crear identidades y desarrolarlas -no se pierdan el discurso de la protagonista donde lúcidamente expone la imposibilidad de crear una identidad férrea dentro de los contradictorios parámetros patriarcales-, es óbice para toda una reacción contestaria desde la más pura sororidad -eso sí, en clave tarantiniana-, que deja claro que aquí se trata hacer un arte catártico más que de captar la realidad social. Por otra parte, el hombre se presenta como un compendio de masculinidad frágil y tóxica, que en la época trumpiana encuentra su legitimidad para despojarse de su máscara inclusiva y ser quien siempre ha querido ser; planteamiento coherente con las realidades virtuales y no virtuales que fluyen y se intercambian, como vemos a lo largo de la película.

Todo este mundo de realidades fragmentadas e identidades difusas encuentran en la estética y forma de Levinson un vehículo expresivo, que si bien resulta a veces abigarrado y hortera, consigue cristalizar certeramente las tensiones brutales de una sociedad que oscila entre el hedonismo posmoderno y la gélida condición trágica de la mujer que intenta ser libre. Con recursos como la pantalla fragmentada, la voz en off irónica y autoconsciente, escenas en cámara lenta, estética pulp de videoclip y un guión metadiscursivo, se hace visual el concepto de la resquebrajada definición de “lo femenino” y su odisea contemporánea, algo que constituye un logro nada desdeñable del creador de Euphoria. El pero, reside en su uso de la violencia; en las escenas donde las mujeres son objetos de la misma se decanta por un realismo frío, en la que las mujeres ejercen su derecho de autodefensa se recurre a la caricaturización recurrente del mundo del cómic. Centrándonos en el primer tipo, el salvajismo machista se objetiviza consiguiendo escenas que producen un obvio malestar, pero -como se señala al principio de la crítica- también tienen el riesgo de ser admiradas por su componente veraz. La violencia no es repulsiva en Nación Salvaje, sino que como mucho admite la catalogación de incómoda. Y la referente a la contestación feminista de trillada, no merece la pena ni ser analizada.


Su guion, si bien parte de una idea genial (el fin de la privacidad y sus efectos sobre las mujeres),
acaba simplificándose con el objetivo claro de adquirir más difusión, con la consecuencia igual de clara de convertir al producto en un previsible alegato feminista con aroma panfletario.

En definitiva, la película que pronto incluirá Netflix en su catálogo, es un divertimento adolescente bien ejecutado, que a ratos parece querer salirse de los marcos comerciales, pero que acaba cayendo en todos los tópicos contemporáneos del cine de denuncia social de grandes productoras y
distribuidoras. Es todo lo subversiva y revolucionaria que sus límites capitalistas la dejan ser, o lo que es lo mismo, nada. La radicalidad artística no consiste en incomodar durante un rato y contentar a la mayoría de públicos-Kubrick bien lo sabía- se basa en que odien tu obra hasta tal punto que necesiten vomitar sobre ella -entiéndase espero como metáfora- y que cuando lo estén haciendo, cobren consciencia de que en realidad están expulsando todos sus prejuicios y patologías sociales, de que en el fondo, están vomitándose a sí mismos.
Pablo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 4 5 6 7 8 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow