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El príncipe de EgiptoAnimación

Animación. Musical. Aventuras En el antiguo Egipto, hace miles de años, el faraón Seti ordena la muerte de todos los recién nacidos judíos. Una madre, desesperada, coloca a su hijo en una cesta y la deposita en el Nilo. Las aguas la conducen río abajo hasta la orilla donde la hallará la reina. El niño era Moisés y fue educado como hermano de Ramsés, el heredero del trono. Sin embargo, cuando, años después, se descubra el origen hebreo de Moisés, los hermanos se distanciarán. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
26 de marzo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los noventa los estudios Disney anotaron hitos rotundos en el cine de animación. Algunos de ellos son: "La bella y la bestia" (1991) que por cierto fue la primera película animada en estar nominada al premio Oscar como mejor película del año, "Aladín" (1992), "El rey León" (1994), "Pocahontas" (1995), "Mulan" (1998). En la misma década se creó el estudio Dreamworks por Steven Spielberg, Jeffrey Katzenberg y David Geffen. En el campo de animación surgió la idea de adaptar una historia bíblica, aunque no parecía rentable, alcanzó mucho en taquilla, compitiendo con "Mulan" (1998), la apuesta de Disney ese año.
Utilizaron el formato de musical y bien que fue una buena idea. La banda sonora fue compuesta por Hans Zimmer y las letras escritas por Stephen Schwartz.
La película inicia cuando el faraón Seti ordena la muerte de todos los recién nacidos hebreos para disminuir la población de esclavos. Yocheved al ver que a las otras mujeres se les arrebataban sus hijos, decidió colocar a su hijo en una cesta y lo deposita en el Río Nilo. Miriam, la hermana del niño, sigue la cesta hasta que ve a la Reina Egipcia sacar al niño de la cesta y lo nombra Moisés. Con el paso del tiempo, Moisés es educado en la cultura egipcia y forja una amistad muy cercana con Ramsés, el heredero al trono. Pero cuando todos se enteran de los orígenes hebreos de Moisés, la relación se tornará distante.
Aunque la historia ya la conocemos, "El príncipe de Egipto" la trata de manera que parezca novedosa a la hora de observarla.
Como decía antes, el género utilizado es el musical. Esto ayuda a que la historia tenga un tratamiento distinto, que sea más atractiva.
Las canciones funcionan a la perfección, todas tienen una letra riquísima que sirve para meditar y se apega fielmente a la Sagrada Escritura.
En fin, aunque sea animada, la película es impresionante, nos cuenta su versión de Moisés y queda grabada en la memoria para siempre.
Daniel Calderón
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11 de enero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que las películas de animación siempre se relegan a un segundo plano a la hora de considerarlas verdadero cine. Los Oscars se centran en los filmes construidos a base de cámara y pértiga, y los Goya funcionan con tres cuartos de lo mismo. Sin embargo El Príncipe de Egipto, contó con un equipo que bien podría haber producido una película con actores de carne y hueso: Con dirección de Brenda Chapman, Steve Hickner y Simon Wells; banda sonora de Hans Zimmer y canciones de Stephen Schwartz, esta recreación de la historia de Moisés, no pierde peso ni dramatismo en ningún momento, incluso siendo una producción animada.

Con una historia ya de por sí fascinante, el guion está a la altura del público adulto, ya que no cae el gags infantiles, suprimiendo el posible humor para niños por la apuesta de llevar a cabo la trama de una forma seria y contundente hasta el final. Este hecho es digno de admirar teniendo en cuenta su calidad de musical animado, ya que es difícil mantener un tono serio dentro números musicales en películas animadas.

Los colores, siempre oscilantes entre magentas y arenas, acompañan a la narrativa en todo momento: detalles azulados y marmóreos para Egipto, anaranjados para el desierto, y verdes y rojos vivos para el hogar de Séfora, la mujer de Moisés. La música no se queda atrás de la imagen, y Hans Zimmer se sale de sus piezas típicas, reconocibles a distancia por su parecido entre película y película, e incorpora sonidos acordes al folklore del pueblo hebreo sin perder los fondos corales.

En resumen, una película animada pero seria, con un guion impecable. Es apta para todos los públicos: solo los adultos sacarán la verdadera miga del filme y los más pequeños permanecerán con los ojos abiertos ante la espectacularidad de las imágenes de las plagas de Egipto.
Ángela Vicario
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22 de abril de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si los productores intentaron con esta película acercar la historia de Moisés y el pueblo judío a los niños de todo el mundo o simplemente usaron ese formato como forma de mejor acercarse a las trágicas parábolas del Antiguo Testamento. El resultado en cualquier caso es muy logrado. Los momentos en que cantan pueden hacerse algo embarazosos si revisitas la película a tus 30, pero hay que entender que eran fruto de la época y te sorprendes de que alguna canción la tenías incrustada en el cerebelo aunque tú no lo supieras.

Por otra parte, los personajes están bien construidos, el drama entré Ramsés y Moisés es creíble, también hay momentos en que se busca la risa aunque bueno, en general es una película más para adultos que para niños. Hay mucho mensaje detrás del politeísmo vacío de los sacerdotes egipcios y por supuesto algo de propaganda proisraelí en el interior. Pero en general es una película con buen gusto y que merece la pena volver a ver si ya lo hiciste en los 90 o disfrutar por primera vez si es que eres más joven.
pepedomingocastanas
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17 de agosto de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este cuento nos lo han narrado ya mil veces y de mil maneras distintas, pero en esta ocasión nos llega en formato de animación clásica 2D, y por parte de la productora “Dreamworks”, que por aquel entonces empezaba a competir con la todopoderosa “Disney”.
Como sale Egipto, ya solo por eso me tiene ganado, aunque no sea de imagen real.
La historia es bien conocida por el que haya tenido clases de religión o haya visto la famosa cinta de Charlton Heston. Aquí está todo bastante resumido, y faltan pasajes, pero se nos cuenta lo esencial. Además, han dejado hueco incluso para un poco de aventura y ensalzamiento de valores como la amistad. No da pie a ninguna polémica religiosa, porque realmente se ciñe al libro del éxodo. Distinto es lo que se pueda pensar subjetivamente de lo que narra tal parte del Antiguo Testamento.
Tiene canciones, como todavía seguía siendo tradición en este tipo de cine. Esto normalmente no me gusta porque no me van los musicales. Siempre pienso que es una forma indirecta de cortar el rollo de la historia y cargarse totalmente la suspensión de incredulidad. Sin embargo, aquí se lo perdono porque la música es excelente. Con participaciones de Whitney Houston, Mariah Carey y la talentosa y malograda Ofra Haza (que obviamente no escuchamos en la versión doblada), casi todas las piezas son obras de arte que merece la pena escuchar.
En cuanto al dibujo, es funcional. Usa estilo egipcio en algunos momentos, y la representación de los personajes es acertada, sin tender a la caricatura, lo cual es lógico teniendo en cuenta que la historia es seria y se piensa en más público aparte de los niños. Como digo, me gusta mucho el Egipto antiguo y cualquier película que lo incluya, sea como sea, siempre será bien recibida por mí. Pero en este caso, la técnica del dibujo, la música y la narración están muy conseguidas.
Es una película de animación notable, y que por una vez se sale de las historias habituales orientadas al público infantil.
i42poloj
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16 de abril de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
61/08(15/04/19) Vibrante versión animada-musical del bíblico relato del Exodo, producción de DreamWorks Animation, primera animada de la compañía, gran éxito comercial. Dirigida por Brenda Chapman (voz brevemente de Miriam cuando canta la nana a Moisés). La película tiene combinación de animación tradicional e imágenes generadas por computadora. Es una obra que puede verse desde diferentes prismas, desde el judeo-cristiano y sentirla como una clase animada de catequesis sobre la conocida historia de Moisés y como liberó al pueblo oprimido del faraón, y también puede enfocarse desde el agnosticismo y verla como una película de aventuras, con personajes bien perfilados (de calado emocional y ambiguo el enfrentamiento fraternal Ramsés-Moisés), con un desarrollo ágil-trepidante, con escenas de una grandiosidad brillante, que se ensamblan con las canciones de modo epidérmico, siendo estas todo un logro no solo para no estorbar, si no que hacen unas bellas elipsis que acrecientan la síntesis, con episodios que no ya por consabidos dejan de asombrarnos (la construcción monumental de una ciudad egipcia, una tormenta de arena, Dios encarnado en una zarza, las plagas, la columna de fuego o la icónica apertura del Mar) por lo espectacularmente exhibidos en pantalla. Una cinta que intenta ser para toda la familia, pero que aunque se le achaque ser demasiado seria, es que debe serlo, es una historia de infanticidios, plagas, crueldad, venganzas, no tienen fácil acomodo las risas, que tiene en sus intentos de humor elementos chirriantes que quieren acercarse al estilo Disney y patinan, sobre todo en las figuras caricaturescas de los sumos sacerdotes Huy y Hotep (doblados por Martin Short y Steve Martin, respectivamente). El sempiterno relato que nos habla de la fe, la esperanza, el sacrificio, o las ansias de libertad.

Se inicia de modo espléndido con una toma aérea en medio de las nubes, bajamos a la Gran Esfinge de Guiza, centenares de esclavos tiran en hileras de cuerdas en medio de una neblina provocada por el polvo del desierto, vemos a esqueléticos esclavos vejados y humillados por látigos en la espalda, se mueven en medio de mastodónticas columnas, entre descomunales andamios, ello mientras entonan el enardecedor canto desesperado de ayuda divina de “Deliver us (Liberanos)”, hay panorámica magna de la ciudad monumental y esclavos cual hormigas trabajar a sus pies. El plano hace zoom sobre el poblado esclavo a cerca del rio Nilo, donde una mujer huye de los soldados con su bebe, llega a orillas de rio y lo mete en una canastilla de caña y lo suelta flotando mientras le canta una nana (River Lullaby), pidiendo al agua trate bien a su retoño, vemos la canastilla sortear peligros hasta llegar mansamente a la ribera del palacio real, donde la Reina (voz de Helen Mirren) lo recoge, al que acoge como un hijo, presentándoselo a su hermano Ramsés, la imagen se eleva y vemos otra vez esa mezcla entre esclavitud y monumentalidad erigiéndose en el desierto. Tras esto habrá una elipsis y saltaremos a una carrera por en medio de la ciudad de carros entre dos adultos Ramsés y Moisés (el de la canastilla). Marcando en este inicio el tono fascinante visual y musical de la cinta.

Película que dibuja con esmero las personalidades de los dos protagonistas, los contornea con fragilidades, valentía, tercos, frágiles, arrogantes, vulnerables, dubitativos, muy humanos, quizás falta algo de personajes de apoyo que den más vigor, pero la duración de apenas media hora impide más desarrollo, pero esto se sustituye por unos temas que dotan de fondo a la narración. Una historia religiosa archiconocida que no intenta nada nuevo, se atiene a lo tradicional, en animación seguramente queriendo acercar el Éxodo a los más pequeños, no es revisionista, pero si otorga una estética prodigiosa, con mucho simbolismo, creando empatía con Moisés y a la vez dando alma al villano Ramsés (con ese toque de paternidad que le da ternura), no estigmatizándolo, le da motivaciones creíbles y comprensibles, nos cala el tormento interior de Moisés y el dolor de Ramsés con el que fue su hermano y termina convirtiéndose en su enemigo.

La visualidad de la obra desborda la pantalla en varios épicos tramos, de los que recordaras mucho tiempo (quizás siempre), con unos fondos gloriosos, jugando con el expresionismo con sombras, picados, contrapicados, alegorías visuales, ya marcado a fuego desde su homérico arranque, con la grandiosa tormenta de arena; Moisés entrando en una cueva para hablar con la Zarza Ardiente; el glorioso tramo de las plagas, con el virulento “The plagues” como canción que adorna el cuasi-apocalipsis (epidemias, muertes de animales, plagas de ranas y langosta, enfermedades humanas, tormentas de fuego iluminado cual Averno el cielo); la imaginativa y tétrica en que los jeroglíficos alucinadamente toman vida para explicar un genocidio infanticidio; la aterradora de Dios abriéndose paso en el cielo nocturno para acabar con todos los primogénitos no judíos; La mítica apertura del mar Rojo (hay exégetas que dicen era un lago); Todo un disfrute para la vista.

Ralph Fiennes pone voz original a Ramsés II, personaje complejo muy bien delineado en su personalidad, heredero al trono faraónico (de su padre Seti) con el peso de la responsabilidad que le pone su padre advirtiéndole de que puede ser el eslabón débil, por ello no quiere dar su brazo a torcer, denota gran cariño hacia su hermano (hermanastro), carácter con resonancias shakesperianas en su halo de tragedia que conlleva, un villano con aristas, movido por la fina línea que separa el amor del odio, mostrando toda una gama de sentimientos que lo humanizan; Val Kilmer (Amick Byram proporciona la voz cantante) pone voz a Moisés, tipo expuesto con sus dudas, su temor, su dolor ante los actos de su (vengativo) Dios, del que es un instrumento, se le da tridimensionalidad en su gestualidad y expresividad melancólica de estar haciendo lo que debe,… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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