El abogado del mal

Orden en la sala.

Se juzga a un chico más bien reservado por la muerte de su padre. Por ahí andan su madre, su abogado y allegados. El relato empieza bien para revelar prácticamente todo lo revelable a los veinte minutos. Después hay un par de trampas para hacerte dudar de tu deducción, pero sin mucho éxito.

Los actores y actrices pasan por ahí como el que no quiere la cosa y ponen cara seria o de circunstancia. Nada tiene mucha alma, pero hay materia. Pero tampoco demasiada.

Transcurre todo en un par de localizaciones, y para que sepamos que esto pasa en Nueva Orleans nos ponen el plano de un puente sobre una marisma. Repiten el plano como cinco veces en toda la película.

No es muy memorable, pero su corta duración la hace aprovechable para una sobremesa de fondo o para un domingo por la tarde donde la que ponen en Antena 3 se hace cuesta arriba.

En su segundo largometraje la cineasta Courney Hunt dirige un guion de Nicholas Kazan (sí, el hijo del prolífico Elian Kazan y padre de la actriz Zoe Kazan), un thriller criminal muy al uso, tremendamente restringido a su género de intriga y sin nada más que aportar.

Sin embargo cumple su cometido de entretenimiento ligero gracias a una breve y concisa duración, así como por tener un manejo compensado de los tiempos durante la trama. Pues "Toda la verdad" sabe captar la atención de espectador con facilidad con sus jugosos (aunque ya tocados en multitud de ocasiones en este tipo de films) misterios en los que entra a saco sin apenas presentación de personajes y con el nudo siempre como principal sostén del metraje. La cinta se va moviendo por este juicio de asesinato entre declaraciones de testigos, flashbacks que varían según el punto de vista... y con un giro final tan utilizado como efectivo en esta ocasión. Es una cinta que progresa con cierta potencia (aunque no evita un par de situaciones redundantes) mientras que sabe mantener el suspense con habilidad.

A esto se le suma un reparto sólido (sí, yo también era de las personas que pensaba que tras sus operaciones Renee Zellweeger ya no podría expresar lo más mínimo... pero luego nos brindó "Judy" (2019). Así que tan solo ha cambiado de cara, el talento actoral sigue ahí por lo que solventa su limitado papel sin apenas esfuerzo. Lo mismo se puede decir de Keanu Reeves que dota de presencia natural a su enigmático abogado, mientras que Gugu Mbatha-Raw (que tiene personajes mejores en otros largos como "Belle" (2013) o "La verdad duele" (2015)), Gabriel Basso ("Hillbilly" (2020), "The Big C" (2010-13)) y Jim Belushi ("La furia" (1978), "El hombre con un zapato rojo" (1985)) aportan honestidad a unos personajes que son tópicos andantes).

La batuta de Hunt es en todo momento confortable. Con un juego de planos/contraplanos acomodados pero briosos y cohesionados. Mientras que la labor de decorados, vestuario, maquillaje y banda sonora es tan olvidable como apta.

En definitiva, no estamos ante la quintaesencia del cine de juicios y versiones contradictorias. Pues "Toda la verdad" se ciñe de forma muy básica y limitada a su intriga criminal al uso. Este producto no amplía sus miras argumentales ni enriquece a sus personajes y situaciones como "Negación" (2016), "Cuestión de justicia" (2020), "El cliente" (1994), "55 pasos" (2017) o "Legítima defensa" (1997). "Toda la verdad" se conforma con ser un pasatiempo eficaz (que lo es) convirtiendo al espectador en un detective fugaz.

Distrae y evade, que ya es bastante. Suficiente como para tener el aprobado. Pero quien busque una obra maestra del suspense... mejor que se ponga "Mystic River" (2003), "Abre los ojos" (1997), "El intercambio" (2008) o "El secreto de sus ojos" (2009). Pues "Toda la verdad" es más equiparable a "Traidor" (2008), "Gothika" (2003), "La duda" (2008), "Michael Clayton" (2007), "Los jueces de la ley" (1983) o "El fraude" (2012). Recomendable para todo cinéfilo que desee pasar un rato de distracción inofensiva, pero la cinta no invita a un segundo visionado pues ni lo merece.

Lo peor: Su limitación argumental.
Lo mejor: Su ajustada duración (ya que nos cuenta poco, al menos no lo estira como un chicle).

Las cosas del doblaje: se hace raro escuchar la voz de María Moscardó, que se encarga habitualmente de dar ánima a Renée Zellweger, encargándose en TODA LA VERDAD de la voz de esa señora en la que, tras la operación, se ha convertido Renée Zellweger. Y la verdad, toda la verdad, es que no era previsible que la jovencita de boca jugosa que se casó con Jerry Maguire fuera a pasar tan pronto y con un resultado tan nefasto por las manos del doctor Pidanguí.
Absurdo, como el hecho de que un abogado tenga su despacho en la habitación de un hotel. Como el hecho de poner a Jim Belushi de malo malísimo. Como el personaje de Gugu Mbatha y como las cosas del doblaje, que es a lo único que puede uno agarrarse para comentar una película que a buen seguro merece una sentencia más que dura.