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Mandarinas

Drama. Bélico En 1990, estalla la guerra en una provincia georgiana que busca la independencia. Ivo, un estonio, decide quedarse, a diferencia del resto de sus compatriotas, para ayudar a su amigo Margus con la cosecha de mandarinas. Al comenzar el conflicto, dos soldados resultan heridos delante de su casa, e Ivo se ve obligado a cuidar de ellos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 95
Críticas ordenadas por utilidad
3 de mayo de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la pregunta que hace Ivo y parece propia de un monólogo de Gila.
Pues va mal, absurdamente, haciendo el ridículo, muriéndose de vergüenza y matando de pena, con ganas de acabar de una maldita vez y así poder seguir en otro sitio.
Bueno, esto es una fábula moral, narrada en tono menor, sencilla, esencial. Pocos personajes, un mismo escenario (una casa y sus cercanos alrededores) y escasos, pero significativos, hechos. Es la historia de dos enemigos íntimos; un checheno mercenario y musulmán (a favor de los independentistas) y un georgiano cristiano que lucha por mantener el territorio, que a punto están de matarse y que, gravemente heridos, se recuperan en la casa del buen samaritano (un estonio que se niega a regresar a su país, que permanece en Georgia a pesar de la guerra; es un carpintero que hace cajas para guardar las mandarinas de su vecino, otro estonio que se ha quedado); un viejo sabio y patriarcal, el faro, el guía, el referente ético de esta epopeya mínima.
Comienza con parsimonia morosa, quizás demasiada, se toma su tiempo. Es como una prueba para el espectador poco paciente o somnoliento; el que si por un casual abandona a la mitad, se perderá lo mejor, ese final...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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14 de septiembre de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me he tomado un tiempo para escribir estas líneas después de ver 'Mandarinas' porque me emocionó mucho, y quería dejarla madurar en mi cabeza. El paso del tiempo le sienta como al vino.

'Mandarinas' es una película pequeña, humilde, pero con un corazón enorme. En tiempos de guerra la coherencia se impone de forma categórica en esta pequeña porción de tierra donde se desarrolla la trama. El mensaje que transmite la película es tan emotivo, como necesario. Valor humano en su máxima expresión, algo que es necesario en cualquier momento histórico o social.

Se cuece a fuego lento, se desarrolla entre líneas, y su contenido está visible en las palabras, en los gestos, y en la evolución de los personajes. Un mínimo de paciencia, de interés y de empatía es lo que exige esta obra para poder disfrutarla en su máximo esplendor.

Una de las joyas europeas más desconocidas que he visto. Si estás leyendo esto para convencerte, hazme caso y dale una oportunidad. Dudo que te arrepientas.
Selasor
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15 de mayo de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una imagen que resume a la perfección la idea que Zaza Urushadze tiene sobre la guerra y es la que abre y cierra მანდარინები / Mandariinid (Mandarinas): Los trozos de madera cortados por Ivo y el serrín que le acaba salpicando mientras ésta se parte.

Y es que Ivo se encuentra tranquilamente realizando cajas de madera para poner las mandarinas que recolecta su vecino Margus mientras estalla la guerra entre chechenos y georgianos. Y estando en medio, ve el fuego cruzado e incluso mete el conflicto en su casa cuando un día recoge a dos heridos, uno de cada bando, para curarlos.

Mientras la guerra sucede, los militares se curan y discuten en su casa, Ivo no deja de salpicarse de serrín, pero no se ensucia las manos de sangre, sino que intenta que el conflicto no vaya a más. Y les demuestra que la convivencia y el respeto es posible.

Y de jefe de ceremonias, para un planteamiento que de tan evidente y lógico puede resultar naïf está Zaza Urushadze, director y guionista del un film que orquesta la película con un sentido del humor duro, con escenas de violencia y muerte frías, realistas y sin tapujos. Nada que ver con el mensaje pacifista del film. No hay músicas dramáticas, no hay planos preciosistas sino el trabajo de Ivo y Margus, la sangre y heridas de los soldados y la violencia sin sentido.

Del mismo modo todos los personajes tienen sus partes sombrías, incluso los aparentemente buenos Ivo y Margus, de los cuales se desconoce porqué no huyen a Estonia ante semejante situación y el primero llega a brindar por la muerte en un momento del film. Pero no para añadir dramatismo a la trama, sino porque es lo que mueve el mundo.

Los momentos de humor relajan la tensión constante y estos se cortan en seco por la situación bélica. Nada es reconfortante pese a su premisa que puede alejar al espectador más exigente que perdería una oportunidad única para ver un retrato crudo y humano de nuestro mundo. Porque Mandarinas actúa también como esa disco que corta la madera, pero en la conciencia del espectador.
colansky
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19 de mayo de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
MANDARINAS (Zaza Urushadze, 2013 dirección y guión)
Vas por la calle y tienes hambre. Te encuentras con un bar añejo, humilde donde sabes que te servirán las recetas corrientes de siempre. Aunque no lo conoces piensas que por un día no estaría mal acercarte a la vetusta barra y ver qué pasa. Más o menos me pasó esto cuando vi la cartelera y entré a ver “Mandarinas” una película de Estonia que milagrosamente estaba en cartelera.
Supongo que su nominación a la mejor película de habla no inglesa en los premios óscar le habrá abierto alguna puerta.
Estamos ante sencilla y humilde como el escenario que nos retrata. Tiene un tempus lento que contrasta con la vertiginosidad de los thrillers del momento. Sin embargo, a pesar de su ritmo pausado y su carácter casi teatral (cuatro protagonistas principales en un ambiente muy concreto), la historia evoluciona y “pasan cosas” que van más allá de las acostumbradas simples escenas de acción, virtuosas (y no desdeñables) pero generalmente insustanciales.
El director (desconocido para mí, al igual que los actores) trata de hacer un canto a la paz e intenta plasmar, una vez más, el sinsentido de la guerra.
Para ello se traslada a la guerra de Abjasia (1992). Tras la disolución de la URSS, el encaje de los nuevos Estados provocó (y desafortunadamente lo sigue haciendo) algunas confrontaciones armadas como la de Abjasia. Voluntarios chechenos se unieron a la causa independentista de Abjasia frente a los Georgianos, que pretendieron conservar su estatus quo. Rusia se declaró neutral (oficialmente).
En este contexto, el director coge la lupa y se acerca a la situación personal de dos vecinos, ya mayores, de una pequeña aldea de apenas media docena de casas, ubicada en las montañas perdidas de Abjasia. Todos huyeron de la guerra y la muerte, salvo estos dos viejos románticos que, por casualidades de la vida, se ven en la tesitura de tener que ayudar a heridos de guerra.
Ante la grandilocuencia de las grandes guerras, las palabras gigantes con las que hablan los medios y la simplificación del otro, que siempre funciona, el director nos transmite la realidad, nos acerca a la muerte pero también a la fraternidad y nos hace pensar en cuánta injusticia puede arrastrar la ola fatal de la guerra que, iniciada, no hay quien la pare.
Película que posiblemente, no la vuelva a ver si no es en el cine, porque el consumismo de usar y tirar diario no encaja en esta producto lento y reflexivo. En todo caso no me arrepiento, en absoluto, de haber disfrutado de estos 83 minutos de historia sencilla, pacifista y reflexiva, transcurrida en unas montañas cercanas a la fría Rusia en las que nunca vendrá mal comerse una mandarina en otoño.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
labutaquitayelmar
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10 de junio de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película antibelicista sobre la guerra de Abjasia, un sitio que pocos podríamos situar en un mapa, pero que sirve para explicar la deshumanización que provoca estos enfrentamientos bélicos y como pueblos vecinos pueden llegar a odiarse tanto como para dejarlo todo para luchar en una batalla en la que acabaran muertos en la mayoría de los casos.

La guerra está siempre presente pero en un segundo plano, la película se centra en sus 4 personajes, 2 vecinos amigables y 2 soldados, uno de cada bando. Centrarse en los personajes y que sean tan distintos es el mayor logro de la película, vemos la sabiduría de Ivo, la bondad inocente de Margus que sirven para hacer más evidente el odio y la locura de los 2 soldados enfrentados.

Resulta interesante como los personajes van variando su actitud y su forma de relacionarse, como se van abriendo y podemos ir entendiendo como son realmente y como ha afectado la guerra sus vidas.

Esta película estonia fue candidata a los Oscar como mejor película de habla no inglesa. Realmente merece mucho la pena, tampoco me pareció una obra maestra, pero sí muy interesante y con un mensaje potente.
trocko
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