Un detective suelto en Hollywood II

No lo tenía difícil Tony Scott para superar la original de Martin Brest del año 1984, trabajo que no sé muy bien porqué motivo tuvo tanto éxito, pues no era ni graciosa, ni llamativa por su acción o su intriga. En cambio esta segunda parte tampoco es que tenga un argumento muy trabajado, pero sí que resulta más eficaz en el plano de humor, gracias sobre todo a la presencia de los dos policías acompañantes de nuestro Axel Foley (Eddie Murphy, que está más comedida y por lo tanto, mejor). En conjunto te arranca unas cuantas carcajadas y la complicada trama, la acción, los guiños a "Rambo", "Cobra" o al Playboy y la banda sonora, hacen que sea llevadera.

Otra cosa distinta es que las comparemos según el dinero que ganaron. La primera recaudó en los cines del mundo más de 316 millones de dólares y la segunda no llegó por poco a los 300, siendo además la una, la número uno en recaudación en los Estados Unidos y la otra, la tercera. En todo caso, es una película para pasar el rato, entretenida pero poco más, sino fuera porque detrás de las cámaras estaba Tony Scott y su cuidada estética. Atención a la luz natural por las ventanas, a la omnipresencia de los ventiladores o las palomas revoloteando. Dicen que era un director que rodaba anuncios o videoclips, pero benditos los dos si tienen este estilo.

Si alguna vez (cosas más raras se han visto) su vida depende de tener que hipostasiar el cine de los 80 en una sola película, no andarían muy errados si optaran por esta. Miren ese cartel (cartelazo diría yo) con Eddie Murphy enseñando pipa en un contraluz con palmeras: ¿hay algo más representativo del cine de la administración Reagan (con perdón de Rambo, of course)?. Todo lo que se esperen, lo tendrán y con intereses: tiroteos absurdos, las pueriles gracietas de Murphy, las piernarracas interminables de Briggite Nielsen, banda sonora ratonera pergeñada a golpe de pianola Casio, la vulgaridad fílmica de Tony Scott... ¡Es un auténtico recital, dios mío!. ¿Qué hacen que no sacan las hombreras y una lata de Tab?.
No ahora en serio, es una buddy-movie de manual pero un poco peor que su antecesora e infinitamente menos estilosa que la fundadora Lethal Weapon, de modo que solo la recomendaría para auténticos estudioso del género o nostálgicos recalcitrantes de la época en la que la gente sabía quien era Judge Reinhold.

"Superdetective en Hollywood" (1984) fue un bombazo y demostró que aquel negro con dientes blanco nuclear ponía huevazos de oro. De modo que hacer una continuación, no es que fuese lógico, es que era ley. Eso sí, Bruckheimer y Simpson, los millonarios productores de la anterior, ordenaron que Martin Brest fuese sustituido por Tony Scott, quien había hecho magia con "Top Gun" (1986), Tom Cruise y el ejército del aire (véase spoiler 1).

Asimismo, el presupuesto se duplicó hasta los $28 millones (véase spoiler 2), y la historia tomó tintes algo más adrenalínicos, con una banda de atracadores bastante activa que daba pie a más escenas de acción. A Tonino Scott, claro está, le vino como anillo al dedo. Además, Murphy consiguió meter la zarpa en el guion con el permiso de los productores. Algo a tener en cuenta dado que Don Simpson partía la pana en Hollywood por aquel entonces. Esta ya da una idea de lo influyente que llegó a ser Eddie durante esa década. Por supuesto, la música volvió a recaer en Faltermeyer.

El producto resultante, aunque no es tan fresco como la primera cinta, sigue siendo una película digna. De hecho, podría considerarse una extensión de la primera sin mayor dificultad. Ni los personajes evolucionan en modo alguno, ni se corre ningún riesgo especial. Alex hace lo que sabe hacer y los facinerosos siguen delinquiendo como lo han hecho siempre. Si acaso, hay más pólvora.

Y, dado que el vulgo tenía hambre de Axel Foley, funcionó muy bien en taquilla, con unos $300 millones globales que casi igualaban lo obtenido por la anterior. Eso sí, al duplicar el presupuesto, se redujo más o menos a la mitad el ratio taquilla/presupuesto. Aun así, ya quisieran la mayoría de los directores aproximarse siquiera a semejante rentabilidad.

En resumen, Murphy reafirma su liderazgo como cómico de alta rentabilidad durante los ochenta.

Cuando una película cosecha el éxito tanto en recaudación como en crítica es de esperarse una continuación. No solo era interés de la productora, que también, sino que el propio público estaba ansioso de más. Con ''Superdetective en Hollywood'' ocurrió eso, fue un 'boom', y acabó gustando tanto que ver una segunda estaba cantado.

Corría el año 87, fiebre ochentera por doquier, y ese aroma se notaba también en el cine. Es algo que se acabó perdiendo, pero quienes vivimos aquello lo recordamos con nostalgia. La historia que nos plantean aquí es continuista, muy al estilo de la primera y compartiendo esquema. El ritmo es ágil, entra rápido en materia, y avanza con buen paso hasta el final.

Eddie Murphy repite su papel más icónico, como no podía ser de otro modo. Si en la primera fue gracias a él que la película mejoró tanto, en esta segunda se repite lo mismo. Tira del carro y hace que la cinta sume varios puntos más. También repiten los otros personajes protagonistas, con los cuales forma un grupo efectivo. El villano en cuestión está bien y cumple.

Regresa nuevamente la mítica fórmula de juntar acción y comedia casi a partes iguales. Factor clave dentro de la saga aquí cobra protagonismo, con varias escenas marca de la casa que hacen que el público se divierta. Tal vez no tan recordadas como las vistas en la original, pero no se quedan lejos. La puesta en escena está bien, con bastante dosis de acción.

En resumen ''Superdetective en Hollywood 2'' es una secuela continuista, que sigue los pasos de su predecesora. Si algo funciona, ¿para qué tocarlo? Si te gustó la primera te gustará esta. Ofrece lo que se esperaba de ella, ni más ni menos. Si buscas un pasatiempo al uso te funcionará bastante bien. La recomendaría.

Lo mejor: Eddie Murphy, el ritmo, varias escenas divertidas y la banda sonora.
Lo peor: Nada destacable.

* Un 6 *

Si por cualquier motivo quieres saber, qué se yo, cuál es la fórmula secreta de la Coca-cola, quién mató a Kennedy, qué hay en el área 51 o qué pasa en el triángulo de las Bermudas no tienes más que avisar a Eddie Murphy. Con un chicle, un alambre, un mechero y un destornillador hace lo que quieras. Seguramente llegará a la puerta de la CIA, de la NASA, de la Casa Blanca o del mismo área 51 y se hará pasar por jardinero, barrendero, banquero o extraterrestre, siempre dando gritos y hablando a cien por hora para que su estratagema sea exitosa.

Además lo hará vestido a la última y te soltará unos cuantos gags por el camino.

Tú acabarás diciendo: "Joder, el negro este es la hostia". Pero es que ya te lo decía su título no oficial, es el SUPERdetective. No le pidas que cumpla la ley, que sea obediente, que acate las normas o que respete a sus superiores porque es un policía guay, un policía diferente que siempre se sale con la suya, queda bien, atrapa a los malos y salva el mundo.