Zoolander

Como siempre, no me puedo creer que determinado tipo de producciones sean juzgadas con tal severidad. No estamos hablando del Padrino, y lo que si que es verdad es que Ben Stiller sabe hacer de sobras lo que se le da mejor, y lo hace muy bien, hacer reír, sus películas no suelen defraudar para quien busca eso, y precisamente Zoolander cumple sobradamente con lo que promete, a espuertas.

Venga, no me creo que haya ni una sola escena chorra que no haga reír a alguien... estaremos de acuerdo que como obra cinematográfica no vale un duro, pero la volví a ver el otro día y no me acordaba de lo tremendamente divertida que era... describirla como el descojone elevado a la máxima potencia es poco. Si, con un humor surreal, absurdo, en ocasiones quizás hasta estúpido, pero no se puede negar que tremendamente divertido, ¡y las de Ben Stiller suelen ser de las pocas comedias de éste palo que no caen en lo fácil de resultar desagradables!

Yo me lo he pasado pipa... increíbles los cameos de amiguetes (impagable Natalie Portman prestándose a hacer el mongo, Lenny Kravitz... ¡David Duchovny!), el look de super perra de la Jovovich con esa cara de dominatrix malota con palo de escoba metido por el culo incluído y un malvado totalmente desternillante que podría perfectamente haber sido sacado del Quinto Elemento.

Si me rio, divierto, y me lo paso tan bien y es lo que buscaba, ¿para qué quiero más? Si quiero ver una película para pensar evidentemente ésta no será mi elección, pero si lo que quiero es pasar un rato riendo sin parar tengo muy claro que ésta es una buena elección... ¡tan equivocado estoy viendo otras críticas?

Probablemente la mejor película de Ben Stiller y una de las mejores sátiras que ha parido el cine, “Zoolander” es la mezcla perfecta entre lo inteligente y lo estúpido hasta límites insospechados.

Inspirado de alguna forma en Mark Vanderloo, el tal Zoolander es un supermodelo al que se le ha acabado su momento, empezando a ser víctima de la superficialidad del mundo de la moda y de la que antes era estandarte. Una sucesión de gags muy bien escogidos y a cuál más hilarante, suponen una crítica tras otra dando lugar a una de las comedias más tronchantes e infravaloradas de la historia. Puede parecer la típica peli disparatada con situaciones ridículas y un humor un tanto bobalicón, pero todo está bien estudiado segundo a segundo, y sus sátiras dan en el blanco.

Bueno, que más decir. Es terriblemente divertida, con múltiples cameos, Stiller, Wilson y Ferrell en su salsa. Simplemente hay que sujetar la mandíbula para evitar el riesgo de desencajarse y a pasarlo bien, o si no Zoolander os echará una mirada “mágnum” o “blue steel” y será el fin.

No nos equivoquemos, señores míos: si esta película es mala no es porque sea superficial o tonta, o porque el humor no sea sofisticado, ni porque quienes pensamos así tengamos el listón intelectual muy alto. Ese argumento es descalificativo en sí mismo, aparte de falso, así que intentad escuchar los verdaderos motivos de quienes no consideramos «Zoolander» como una obra de culto.

A ver, la parodia debe tener sentido. Es decir: debe basarse en atributos, circunstancias o situaciones verosímiles a las que se le da una vuelta de tuerca desde un punto de vista humorístico. Bien. El mundo de la moda seguro que tiene mil y una características parodiables pero, leñe, la fealdad de los modelos, su absoluta falta de inteligencia, el gusto hortera y aborrecible, la constante pluma y las actitudes obscenamente narcisistas, no forman parte de esas características. «Zoolander» no parodia: «Zoolander» critica y hace saña del hombre bello, del hombre como objeto sexual, y convierte al modelo masculino, tal y como se ha hecho con la modelo femenina por ser bella, en carnaza a la que pisotear. Esto le puede parecer muy gracioso a la gente, pero a decir verdad «Zoolander» solo es divertida cuando se sale de esa crítica ideológica y va por otros derroteros; por ejemplo, las campañas publicitarias, ese «obedece a mi perro» absurdo que se lanza en un momento determinado o incluso «la mirada acero azul» por las caras que pone Ben Stiller.

Realmente la película va de más a menos y como a mitad de metraje la historia empieza a ir en picado en una insipidez y desagrado progresivos, orgía repugnante incluida que a ninguna mujer debería hacerle gracia por lo que tiene de insultante: aceptamos con dolor a Ben Stiller, aceptamos llorando a Owen Wilson... pero ¿a un monje tibetano de ochenta años?

Venga, hombre.

Vaya parejita que se ha formado con Ben Stiller y Owen Wilson, a mi estos dos me hacen mucha gracia; Wilson aparece en las películas de Stiller y viceversa, además en esta ocasión hace acto de presencia Christine Taylor, esposa de Stiller (no es para menos, el menda dirige el cotarro), así que, ellos se lo guisan, ellos se lo comen, porque el invento me parece una tontería algo pasada de rosca, aunque le veo algo positivo y es lo absurdo que resulta todo, algo que Stiller seguramente tenía presente en todo momento, porque más absurda que esta película, son las modas y modelos horteras de los que se ríe.

Hay que ver lo hiperactivo que se volvió Stiller desde que hizo "Algo pasa con Mary", este hombre rueda películas como si fueran churros... (como yo las críticas, vamos).

Ben Stiller se inmuscuye nuevamente en la dirección creando una película que sinceramente es una gran tontería.
La historia que se narra no tiene ningún sentido y, lo que parece que va a ser una película que solamente sirve para reír, es en realidad una película que lo único que desea uno es que acabe.
No obstante, la película cuenta con la colaboración de diversas estrellas tanto del cine, como de la música, la moda, la televisión, el deporte... Ver toda esta gran cantidad de colaboraciones con grandes nombres hace que resulte gracioso, y que en este aspecto también nos recuerde a una película nacional que cuenta con un gran abanico de colaboraciones (Torrente).
La película en sí no tiene ningún interés, salvo algunas escenas que resultan graciosas, y sinceramente la interpretación de Ben Stiller, que en este tipo de películas está en su salsa. Realmente se nota que este actor domina el género cómico, y que se encuentra muy cómodo en este registro, ya que su personaje es lo único que merece la pena de ver.
No obstante, la historia resulta tan aburrida que el personaje en sí no salva a la película, y hace que uno como espectador se aburra en gran medida durante todo el metraje.
En fin, una película que no aporta nada nuevo, y con la que Ben Stiller vuelve a ponerse detrás de una cámara, trabajo el cual resulta en este caso totalmente mediocre.