Garras

¿Cómo que no? Todo lo contrario. Letales, sanguinarios, inteligentes y con muy malas pulgas. Fantasma y Oscuridad son sus nombres, que ya de por sí impresionan. Tal es su pericia como devoradores de hombres que por algunos momentos llegué a sumarme a la opinión de los nativos. Aunque más que simples demonios me decantaba por aquellos brujos que se transforman en seres salvajes, o simulan hacerlo. Hombres-león, hombres-leopardo, hombres-cocodrilo... que causaban pavor en la antigua África negra.

El caso es que "Los demonios de la noche" se inspira en un hecha real ocurrido en 1898 en la actual Kenia, el ataque de dos supuestos leones, dejemoslo así, a los trabajadores que construían un ferrocarril. El argumento no tiene para demasiadas florituras pero Stephen Hopkins se las arregla para ir hilvanando episodios en este duelo mortal entre cazadores y presas de papeles intercambiables. Grata atmósfera colonial, paisajes, banda sonora y la presencia de Val Klimer y Michael Douglas dan la nota. Una de aventuras potable.

Con dos buenos actores, un trozo de carne putrefacta y un montón de extras se hace una lograda película de acción (sin monstruos, en el sentido propio de la palabra).
Stephen Hopkins repite en un apartado que se le da bastante bien: la tensión. Pasados los inicios de los 90, los films como este, con tanta presencia humana se agradecen (y Hopkins ya tiene experiencia con su participación en la saga de Krueger y en la de Predator).

Buena película para una noche de aburrimiento.

La película parte con el aliciente que siempre supone embarcarse en una aventura por la África más exótica.

Val Kilmer es un ingeniero al que se le encarga una construcción de un puente del que depende la competitividad británica en el continente africano.

La obra, aparte de las dificultades habituales, se tendrá que enfrentar a la presencia de unos leones asesinos que devoran y mutilan sin ton ni son todo lo que encuentran a su paso.
Puede llegar a entretenerte si no eres muy exigente. Alguna escena de acción, un marco atractivo y un reparto decente con Val Kilmer y Michael Douglas.

Película que en su día recibió malas críticas, cosa incomprensible a mi parecer. Y es que este interesante film está basado en una historia verídica que tuvo lugar a finales del siglo XlX en la región de Tsavo. De modo que este metraje nos hace saber la aterradora pesadilla que pasaron los trabajadores y el ingeniero encargado de la construcción de un puente por parte de dos monstruosos leones.
Con ciertos cambios con respecto a los verdaderos sucesos, la cinta nos absorbe en su trama con muy buenas actuaciones por parte de todo el reparto, escenarios preciosos, una formidable banda sonora y unas escenas muy bien filmadas que reparten en sus justas medidas aventura y terror.
De esta manera Stephen Hopkins (Predator 2 (1990), La cosecha (2007)) dirige uno de sus mejores trabajos, si no el mejor en su carrera como director.
El prólogo o lo que es lo mismo el inicio es ligero dándonos una concisa introducción en la historia que veremos a posterior. Con esa breve presentación del protagonista con el trabajo que debe realizar en el continente africano. Una vez llegado a África comenzamos a visionar la hermosura de todos y cada uno de los paisajes naturales con su fauna (y sus peligros).
La emoción por cada nota de la música, muy acorde a la ambientación del lugar en el cual transcurre la producción.
Val Kilmer sin ser un actor que me guste demasiado aquí me parece que lo hace muy bien. El papel de John Patterson le queda perfecto. Michael Douglas aporta carisma con su personaje, muy a su medida por cierto. Tom Wilkinson hace genial de magnate cabrón sin sentimientos.
Luego están los leones. Efectivamente no son unos leones corrientes. Estos depredadores devoradores de hombres parecen más monstruos que animales. Ese terror que siembran es digno de ser propio de leyendas en las que las criaturas más feroces hacen aparición. Ese instinto asesino nos hará mirar a estos felinos de otra manera una vez hayamos visto esta película.
Los demonios de la noche enlaza en sus momentos más destacados aventura al estilo clásico de la que a día de hoy está en el olvido con el terror ocasionado por animales de una ferocidad inimaginable. El suspense de ciertas escenas es impecable. Cuando el león se encuentra acechando desde las hierbas altas de la sabana o en la noche oculto entre la oscuridad antes de atacar a sus víctimas me pone la tensión al máximo.
Ya he dicho con anterioridad que hay algunas diferencias entre lo que ocurrió de verdad y lo que es pura ficción. Esas diferencias las pondré más abajo en spoiler.

Pero qué manía con el pobre de Val Kilmer. Nominado al premio Razzie, sospecho que otra vez. Envidiosos, envidiosillos, que no a todo el mundo le queda tan bien el look explorador-colonial siglo diecinueve. Los tirantes con camiseta interior me parece todo un acierto.

Que sí, que hay que hablar de Kilmer como actor, no como galán. Pues vale. Val interpreta a un ingeniero militar que deberá construir un puente en algún lugar de África, trabajo que le llevará a una aventura contra dos poderosas fuerzas de la naturaleza, o de lo sobrenatural, que todo puede ser si estamos en contacto directo con las culturas antiguas y primitivas africanas. Kilmer resulta creíble en su papel de heroico coronel Patterson, así que no veo la critica. Michael Douglas, muy simpático, es el otro personaje blanco que arriesgará la piel en esta aventura inspirada en hechos reales.

Stephen Hopkins lo tenía complicado para mantener esta historia de animales y cazadores, cosa que realmente logra con dosis de acción bien resuelta, amistad, rugidos nocturnos y valor frente al enemigo en una guerra a muerte pero con honor. Siempre con honor.