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¿Ángel o diablo?

Cine negro. Intriga Eric Stanton (Dana Andrews) se ve obligado a bajar del autobús en que viaja porque no tiene dinero para todo el trayecto. Es así como llega a un pueblo desconocido, donde empieza a frecuentar un local de comidas, cuya principal atracción es una hermosa camarera llamada Stella. Un clásico del cine negro. (FILMAFFINITY)
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
8 de febrero de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí. Desde que Preminger nos sube al abarrotado autobús nos tiene pillados. Es noche cerrada. Se intercalan títulos de crédito con fogonazos en blanco y negro al ritmo casi desbocado que marca un conductor impulsivo. De pronto, detiene el vehículo y, sin atisbo de piedad, deja a Eric Stanton a la intemperie frente a un cartel que anuncia la ciudad de Walton. Eric echa a andar por la solitaria y oscura carretera. Entonces (y no me digan que no, mis queridos amigos) sufrimos una transformación de lo más enigmática. Usted, yo, o aquel espectador de ahí detrás, entramos en plano de espaldas, caminando lentamente, con un sombrero oscuro, un abrigo al hombro y una bolsa de viaje en la mano izquierda. Usted, yo, o aquel, damos pasos firmes y percibimos con los cinco sentidos en máxima alerta todo aquello que nos rodea: la oscuridad, el rumor de las olas, la ténue luz de las farolas de hierro, el sonido de nuestras pisadas en el asfalto mojado. Aun con todo, nuestra mirada se clava casi obsesivamente en el bar de Pop. Nos está llamando, ¡no!... susurrando. BEER a izquierda y derecha de la puerta. En el edificio trasero se lee:

CANDY
PEANUTS
ICE CREAM
POP CORN

Usted, yo, o el espectador de ahí detrás, entramos con Eric en el bar del Pop. Usted, o yo, o aquel, vamos a ser felices durante 97 minutos. Gracias, Otto.
el chulucu
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8 de diciembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo claro que se trata de una película irregular, aunque eso suene a malo malísimo y que si no se explica bien puede resultar una afirmación bastante gratuita. La cuestión es que se debe esperar más de una presentación de Dana Andrews con la que la película inesperadamente toca el cielo en su arranque. Baja del autobús en ese pueblo al azar porque no tiene nada en los bolsillos, porque no le llega ni para alargar el billete y acercarse más a la gran ciudad. Sus ojos se detienen en un bar de carretera y las cosas (para la película) no podían seguir mejor. Aparece Stella, la camarera, la femme fatale que toda mujer quisiera ser en el cine negro.

¿Irregular?; la película da un bajón, hay que entenderlo quizás, permanecer a ese nivel es raro, tardamos en saber quién es él, qué quiere de los personajes que se cruzan ante él, puede parecer hasta que se trata de otra película, que nos han engañado, nos han dado el cambiazo, yo no quiero tener paciencia porque vengo de un inicio prometedor... Pero la paciencia, si aparece, es el mejor negocio aquí, porque con ese final todos vamos a acabar contentos...

Va, me voy a la zona spoiler, ahí hace más calorcito..
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Luisito
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10 de mayo de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alrededor de Stella una hermosa chica que distrae algún que otro dolar de la caja registradora del cafetucho de carretera en el que trabaja se congregan algunos personajes perdedores o casi atraídos por su belleza. Un buscavidas interpretado por Dana Andrews sin un centavo en los bolsillos , un policia corrupto con métodos poco heterodoxos y hasta su jefe en el café andan enamorados de ella , la hermosa Alice Faye. Comprensible . Excelente película de cine negro con un gran guión de esos que ya no se hacen ... Ella es consciente de su poder y juega con ellos a cambio de alguna bagatela hasta que por celos uno de nuestros amigos la mata. No diré evidentemente cuál ... Execelente road movie o quizás es cine noir con femme fatale. Dejémonos de etiquetas y disfrutemos de otra joya del gran Otto . Casi a la altura de Laura . Un ángel caido el titulo original e smucho mejor pero ya se sabe que en esto de los cambios de nombre a veces nos daban gato por liebre ,.
crisgay
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17 de junio de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Laura (1944), de Otto Preminger, Dana Andrews encarnaba a un hombre, de gesto prieto, un policía, escindido entre dos mujeres, la real y la soñada, aunque tuvieran el mismo rostro, el de Gene Tierney. En Ángel o diablo (Fallen angel, 1945), también de Preminger, encarna a otro hombre, Eric, este de gesto más socarrón, también escindido entre dos mujeres, que no tienen el mismo rostro, y que en un momento, aunque estén en espacios distintos, pareciera que fueran el plano y contraplano en una conversación. Quizá la que tiene lugar en el interior de Eric, un hombre que ha tenido que bajarse del autobús en ese pueblo, de nombre Walton (aunque pudiera ser cualquiera), porque no tenía el dinero suficiente para ir más lejos, o a una ciudad donde sí parece que pasan cosas ( o sí parecen fin de trayecto), como San Francisco. Una de las mujeres parece que le deja fascinado, Stella (Linda Darnell), como parece tener fascinados a otros hombres del pueblo; es un personaje escurridizo, como ya lo indica el hecho de que parece que ha desaparecido cuando entra Eric en el café donde ella trabaja de camarera (como un truco de magia, cuando piensas que ya la tienes, o que la puedes tener, ya no está o está en otra parte, dejándose cortejar por otro); cuando ella reaparece, el dueño del bar se parece al perro que mueve feliz el rabo cuando ve de nuevo a su dueña; un policía, Judd (Charles Bickford), le dedica canciones en el jukebox, y hay un comercial, Atkins (Bruce Cabot), que la corteja. Eric se pone a la cola, aunque más bien pretende colarse, y ponerse el primero; no deja de ser curioso el espacio en el que ella vive, en lo alto de unas escaleras, como la torre de una princesa; en el bajo de otras escaleras Eric le da su primer beso, y le propone un trato para fugarse ambos del pueblo (salir del agujero) y realizar sus sueños.

Podría decirse que ella representa al prototipo de femme fatale, sino fuera porque es la pantalla donde los hombres proyectan sus ofuscaciones y frustraciones, o, simplemente, sus deseos más primitivos (revelador es ese oso de peluche que se entrevé en su habitación, y más si se asocia con sus ansias, bien convencionales, de ser la depositaria de un anillo de casada, con el complemento de un hogar, epítome de estabilidad; es alguien, sencillamente, que quiere salir de los márgenes en los que se encuentra arrinconada). Si la historia no la hubieran escrito casi siempre hombres, estaríamos hablando de hommes fatales, como sería el caso de Eric (o el John Garfied de Nadie vive para siempre, 1946, de Jean Negulesco, que se dedicaba a encandilar damas para conseguir su dinero), ya que su plan es engatusar a un rica mujer del pueblo, un ángel, a quien que entusiasma la música clásica y la lectura, June (Alice Faye), y con la que puedes disfrutar de un tarde junto al mar sorbiendo unos helados (hasta que se queda plácidamente dormida con la cabeza apoyada en tu hombro). La idea de Eric es conseguir su dinero, y después disfrutarlo con Stella, la cual se casará con él si ve ese dinero, si no es una entelequia, una intangible posibilidad, sino una realidad sólida (Stella no tiene conflictos con lo de qué fue antes si el huevo o la gallina; primero va el huevo, el dinero, después, la gallina, meter mano). La vida son tratos, sobre todo para los que arañan para salir del agujero y poder acceder a las alturas; no están para desperdiciar su tiempo en ilusiones románticas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
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30 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo tiene todo esta serie negra: mujer fatal, policía turbio, pasiones humanas y mundanas, Don Juan buscavidas, cafetería de carretera, pequeña ciudad, en fin todo el material para componer este género negro.
Ayudan mucho unas magníficas descripciones de personajes e interpretaciones de esas que los hechos que al espectador le costaría darle credibilidad, estos actores, actrices nos lo hacen pasar sin más reparo.
Si se sumergen en la trama, nada complicada, se dejan llevar por el sugerente blanco y negro quedará atrapado por esta joya del cine negro desde la primera escena en la que un conductor de autobús hace bajarse en una cafetería de carretera a un pasajero por no poder pagar el billete a San Francisco ¿Se puede pedir un mejor arranque?
Que soplo de aire fresco de 1945, ante películas de complejas tramas inentendibles y efectos visuales como único argumento.
José Miguel
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