El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro (Serie de TV)

Al principio parece como prometedora pero termina siendo predecible, lenta y a veces como rellenada en algunos episodios. Los primeros cuatros episodios, salvan una nota regular pero los últimos capítulos el promedio baja en caída libre. Por momentos pareciera que Guillermo Del Toro tiene una tensión con la necrofília.
La fotografía es buena pero los guiones adaptados a los cuentos no logran atrapar.

A ver...si no tienes otra cosa que hacer, estás echada en el sofá medio adormilada y te cuentan un cuento pues es agradable. No sirve para mucho más. No sorprende. No innova. Los efectos especiales están bien, es lo único. Las historias se toman demasiado tiempo en exponer lo que te van a contar creando una expectación por algo sublime que no llega nunca. Los desenlaces son absurdos, abruptos, como terminados en el último momento en plan...a ver, cómo salimos de aquí?
Lo dicho, una cosa para ponerte medio dormida en el sillón y terminar de conciliar el sueño. un enorme Pseeeee

No le busquéis tres pies al título de mi crítica, es simplemente porque rima y para demostrar que me la tomo a chanza, porque no es seria. Pero empezando por el principio, Guillermo del Toro nos trae una serie de terror de ocho episodios independientes, algo así a lo que hicieron hace algunas décadas Alfred Hitchcock con su clásico "Alfred Hitchcock presenta" o Chico Ibáñez Serrador con "Historias para no dormir", cada uno con un director diferente. Es decir, que Guillermo se dedica a presentarlas, sin aportar demasiado por su parte. Eso sí, el mueble que usa es muy bonito. De hecho tengo que reconocer que lo que más me ha gustado es el concepto de la serie, ese gabinete de curiosidades nos remite automáticamente a los misterios góticos de finales del siglo XIX y primeras décadas del XX.

Sin embargo, no me ha convencido el resultado. Intentemos argumentarlo comentando brevemente cada capítulo. El primero tiene un buen misterio y un atractivo ambiente bibliófilo, pero no aclara nada y sus resolución es pésima. El segundo y el tercero han sido los mejores, el primero por ese halo a lo Lovecraft que le imprime y el segundo por el escenario, lo sorpresivo y lo bien resuelto que está. El cuarto es una enorme chorrada feísta y lesbofeminista que desentona por completo dentro de cualquier antología de terror o no. El quinto y sexto adaptan sendos cuentos de Lovecraft pero de forma tan libre que no tienen nada que ver con los originales. El resultado no puede ser otro que una tontería. El séptimo parece concebido bajo los efectos de las drogas. Absurdo. El último, un absoluto muermo.

La presentación y puesta en escena de todas y cada una de las historias está muy cuidada y tiende hacia lo gótico. Sin embargo, el relato en cada una de ellas presenta cualidades muy diversas, de forma que algunas te pueden parecer exquisitas y otras en cambio historias del montón. Ahí estoy seguro que el gusto personal jugará un papel importante a la hora de valorar cada 'curiosidad'.

“El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro” nos presenta una colección de relatos que, en conjunto, resulta recomendable para los aficionados al terror, a lo macabro o a esas tramas de suspense de carácter oscuro. A pesar de haberse promocionado como una antología de cuentos de terror, no creo que debamos enfrentarnos a ella esperando una carga de terror especialmente intensa, ya que, a pesar de que en algunos relatos la hay, a menudo nos encontraremos historias oscuras con toques siniestros o macabros, más que unos relatos donde realmente predomine la sensación de miedo.

Como suele ocurrir con este tipo de colecciones de historias cortas, que nos apasione más una u otra llega a ser cuestión de gustos. Aun así, hablando en términos generales, nos encontramos con relatos dirigidos por directores reconocidos del panorama del terror, protagonizados por buenos actores, y con un nivel de producción correcto en términos de ambientación. A nivel argumental, he seguido prácticamente todos los relatos con interés, aunque es cierto que, al concluir, a menudo me ha quedado una sensación de que les falta “algo” para ser más redondos en lo que nos cuentan.

Aunque, como comentaba, destacar un capítulo u otro puede llegar a ser algo muy personal, en mi caso diría que los que me han parecido más sólidos han sido “La apariencia”, “Ratas de cementerio” y “La autopsia”. Por lo diferente que resulta en comparación con el resto, también destacaría “La visita”, un capítulo muy extraño, pero con una ambientación hipnótica. Por otro lado, siento que los capítulos basados directamente en relatos de Lovecraft, como son “Sueños en la casa de la bruja” o “El modelo de Pinkman”, a pesar de tener cierto encanto, están algo desaprovechados. Sea como sea, todos estos relatos, junto a otros que no he mencionado, dan forma a una colección que, aunque algo irregular, es muy disfrutable y resulta interesante.