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Miedo y deseo

Bélico. Drama En plena II Guerra Mundial, cuatro soldados norteamericanos quedan atrapados y perdidos detrás de las líneas enemigas cuando su avión se estrella. Desesperados por salir de ahí, deciden planear una ruta de escape a través del río, pero en el camino se encuentran con oficiales enemigos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
12 de marzo de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dios me libre de hacer algún tipo de crítica del genio. Incluso cuando algunos piensan que ésta es antes del genio, o como también he leído "genio en formación", no me atrevo a pronunciar algo sobre la obra del maestro, pero sí a dejar ver la ingenuidad de los críticos. Preguntas a si el alma existe, o si perdura, o que hay más allá de nuestros egos después del tiempo en este valle de lágrimas, el genio, el maestro, el alquimista del celuloide nos la responde en su Opera Prima en el largometraje. ¿Perdura el miedo al prójimo?, ¿perdura el deseo a las tentaciones?, ¿Hay algo en el más allá que nos dignifique? Esas eran las preguntas que un cerebro privilegiado nos planteaba con sólo unos cuantos documentales en su currículum. A ver si puede decir lo mismo algún diletante presuntuoso recién salido de la universidad.
cerebroterminal
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13 de abril de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
33/10(27/02/13) A los 24 años hayamos el primer largometraje del genial Stanley Kubrick, una cinta que cuando fue un director de éxito pretendió exterminarla, y es que los genios tienen rarezas, si lo hubiera conseguido nos hubiéramos perdido este esbozo de bajo presupuesto en el que mal que le pesara estaban puestas sus sellas de identidad que lo harían enorme, sus reflexiones antibelicistas, lo que nos transforma la violencia que nos rodea, y los fantasmas interiores que todos soportamos. La historia nos sitúa en un escenario ficticio, en una guerra cualquiera, tras estrellarse su avión cuatro soldados con un solo arma han quedado 6 millas tras las líneas enemigas en una isla sin nombre, son el teniente Corby (Kenneth Arpa), el sargento Mac (Frank Silvera), y los soldados Sidney (Paul Mazursky), y Steve Coit (Fletcher), están en un bosque, hay un río y planean para huir construir una balsa y volver a sus líneas. Los soldados detectan un cuartel enemigo en un campo de aviación, en él hay un General (interpretado por el propio Arpa teñido de rubio), con su ayudante (interpretado por Stephen Coit), el pendenciero Mac cree que su deber es intentar matar al General, sobre todo para darle Gloria a su vacía vida, el teniente pretende escapar a su tierra, entre medias se ven obligados a retener a una muchacha (Virginia Leith) que los ha visto dejándola a cargo del joven y traumatizado Sidney. El guión es escrito por Kubrick y un amigo de la secundaria, Howard Sackler, que también colaboró en ‘El Beso del Asesino’, aquí se incorpora una voz en off para que sepamos en todo momento que es lo que piensa cada personaje, remarcando la inseguridad que el director tenía sobre transmitir los sentimientos de cada uno, son monólogos interiores que subrayan reflexiones psicológicas que sirven como marco para plasmar los sueños, frustraciones, miedos, sentimientos de culpa y esperanzas de estos soldados, Kubrick ya era pretencioso en su debut, como no lo iba a serlo después, y es que la cinta está salpicada de diálogos existencialistas, con el único objetivo de mostrarnos las secuelas tóxicas que nos deja la Guerra, como nos deshumaniza convirtiendo a personas ordinarias en salvajes, en dementes desequilibrados, para ello en su afán intelectualista incrusta citas de Shakespeare (‘La Tempestad’) y del poeta metafísico inglés John Donne. Kubrick envuelve al relato en una lírica que por momentos se hace espesa por tantas ansias de trascendencia, redunda demasiado en su mensaje, lo mastica demasiado, además usa como instrumento las cacofonías de los protagonistas, estas convirtiéndose estos en filósofos nada verosímiles, sus traumas son un arma con el que nos torpedean. A esto no ayudan unas actuaciones en demasía sobreactuadas, muy teatrales lo cual nos aleja de empatizar con los personajes, no llegando a crearse un vinculo con ellos que nos emocione. Ni mucho menos es mala, estas taras son propias de un principiante, lo que sobresale son unas cuantas escenas notables, denotan la brillantez que el realizador atesoraba, muy buena la emboscada a una cabaña enemiga, rodada como una denuncia punzante al instinto básico de la violencia que la emparenta con el comienzo de ‘2001’ con los simios peleando por con unos huesos, aquí el cuarteto sorprende a un grupo de soldados mientras cenan, la imagen se centra en los puños golpeando, en los rostros aterrorizados de los atacados, vemos sus manos apretando el guiso cual último suspiro,en primeros planos aparecen las caras de los depredadores-atacantes atacar con sus machetes cual salvajes, y por último sus manos se abren y sueltan la comida señal de que sus vidas han expirado, han tomado la cabaña con barbarie, se ponen a comerse el estofado cual animales, se les sale la comida de la boca, y la cámara se detiene en un primer plano de uno de los muertos, ello en un notable montaje, todo muy atávico, esta violencia deja huellas indelebles en el alma, esto queda apuntado en la otra gran escena, el cuarteto atrapa a una joven y la retienen, el teniente sugiere que la violen, pero Mac dice que aún son civilizados, la dejan atada a un árbol y a Sidney con ella mientras los tres van a esconder la balsa, Sidney esta traumatizado por la brutalidad vivida en la cabaña, comienza con ella un juego perverso por poseerla, acabando esto con un disparo por la espalda a ella, y recitando Sidney una cita de la shakesperiana ‘La Tempestad’, hay otra escena reseñable (spoiler). La fotografía de Kubrick (su primer empleo serio fue de fotógrafo) deja destellos de excelencia, usando de modo emocionante primeros planos, con tenebrosos claroscuros, rezuman expresionismo, así como una profusión de fijación por las manos como modo de expresión. También llama la tención del recurso de poner a los mandos de uno y otro mando con los rostros de los mismos actores, esto crea una simetría por la que quiere mostrar que en los bandos de una guerra no hay buenos ni malos, solo víctimas. Kubrick expone una alegoría en formato drama antibelicista de los que nos regalaría después las maravillosas ‘Senderos de Gloria’ y ‘La Chaqueta Metálica’, en su ópera prima (ya había hecho algunos cortos), lo hace con un ritmo pausado pero penetrante, se aborda el temario que el director neoyorkino, de cómo el hombre se metamorfosea en una bestia en un entorno hostil. (Continua en spoiler sin y al final con)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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1 de septiembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Stanley Kubrick aún era muy joven. Quizás su peor película. Unos soldados que no defienden a su general. Una chica raptada sola cuando son tres chicas. La pobre debía de ser sordo muda porque no dice ni una sola palabra. Los cuatro soldados se han quedado tras las líneas enemigas. Pero van como de excursión rio abajo.
amarin
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26 de septiembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta obra constituye la primera película de Stanley Kubrick ............................. ...................................................................................................................................................................................................................... y ya está.

Casi prefiero no hablar de la misma para no mancillar su memoria, pero si se empeñan, le dedicaré unos breves comentarios. La verdad es que no se si la película es más mala que inverosimil, o todo lo contrario, el film es lamantable, las actuaciones son malas, la situación es imposible de creer, y su mensaje es ridículo. Falta atmófera, tensión, actitud ..... pues eso inverosímil.

Soy un gran admirador de Kubrick, y el tipo estaba aprendiendo, no me extraña que renegara de esta película e intentara que no viese la luz, reconozco que es para sentirse avergonzado, pero ya está, no por este horripilante inicio vamos a dejar de pensar en todo lo bueno que nos ha dado Kubrick, aún más, mayor es su mérito, puesto que viendo esta cosa, uno nunca se imaginaría que su cine pudiese llegar a cotas tan altas.

Una curiosidad, de la que sólo puedo salvar su correcta fotografía, y lo poco que dura, toda una ventaja para su visionado, dadas las circunstancias.
zymu
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22 de junio de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El trabajo, durante casi 5 años, como fotógrafo y reportero de la revista Look, dio a Stanley Kubrick suficiente bagaje para convertirse en un profesional en esas áreas. Conoció muchas culturas y aprendió a extraer de cada rostro sus expresiones más profundas. Fue luego, que el director americano se inició en el cortometraje e hizo tres reportajes de los que debe haber sacado algún beneficio económico, puesto que, en cada uno, el motivo es propagandístico: “El día de la pelea” es una exaltación del peso medio Walter Cartier antes de que se enfrente contra el jamaiquino Bobbie James. Al menos un par de planos los usaría luego en “El beso del asesino”. “El padre volador” sirve para hacer encomio de un cura, Fred Stadtmuller, cuyos feligreses viven tan retirados de la parroquia, que él tiene que viajar en un aeroplano para poder ayudarles. Y “Los navegantes”, fue hecho a color y como propaganda del sindicato internacional de marinos interesado en fortalecer la asociación.

Se encuentra aquí, el profesional manejo de la cámara que tenía Kubrick y un buen ejercicio del montaje y de la elipsis. Por esto, cuando por fin se enfrenta a su primer largometraje, “MIEDO Y DESEO”, estamos ante un cineasta plenamente apto para el oficio.

Razones presupuestales, hacen que el filme luzca escaso de ambientación e iluminación, pero yo creo que Kubrick ha logrado contarnos bien su historia, en la que muestra la manera como la guerra destruye la moral de los hombres, llevándolos a veces a cometer delitos atroces. Por necesaria precaución -y porque además es cierto-, Kubrick dice estar aludiendo a una guerra cualquiera, aunque por los trajes y los aviones que vemos, no es difícil sentirse ubicado en la Segunda Guerra Mundial.

El propósito es pacifista y la historia escrita por Howard Sackler (también colaborador en “El beso del asesino” y futuro premio Tony por “La Gran esperanza blanca” que dirigiera Martin Ritt) contiene una notable anécdota con ese teniente y sus tres soldados queriendo escapar en una balsa de las líneas enemigas, pero que, ante el descubrimiento de un comando contrario con un general a cargo, siente que es una ocasión de oro para realizar algo realmente grande.

En un tono marcadamente poético y pudiendo leer los pensamientos, Kubrick nos habla de los deseos reprimidos, de los sueños y las esperanzas. Nos recrea las frustraciones, las salidas desesperadas, y los presentimientos fatales a punto de avenirse. Nos habla del deseo de ser alguien, pero también de la locura inducida por el miedo y los sentimientos de culpa. Un gran acierto hacer que un mismo actor (Kenneth Harp) represente al teniente Corby a cargo de los soldados americanos y al general que dirige a los enemigos. Kubrick los muestra humanos y semejantes, sensibles y reflexivos, y da clara prueba de que los actos de la guerra no se asumen siempre siguiendo las reglas.

“MIEDO Y DESEO” es el comienzo de una carrera cinematográfica ejemplar.
Luis Guillermo Cardona
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