El paquete

La plataforma online Netflix ha pretendido retomar el legado gamberro dejado por obras como 'American Pie', ese de hormonas descontroladas y diálogos en donde la palabra sexo y derivados aparece en tres de cada cuatro palabras. Es un quiso y no pudo. Ahora bien, dando por asumido que la argumentación ha de incurrir en lo más simple, de hecho, mucho más, si cabe, el reto ha de situarse en su capacidad de conseguir por el camino más fácil la finalidad perseguida. A veces se da la circunstancia de pensar que la tontería es un camino demasiado recto para hacer reír. O que directamente ni lo obtiene. Pensamiento un tanto errático, lo más simple puede ser lo más complejo, siempre y cuando todo el mundo acepte que hay formas y formas, validas todas, de llegar al mismo punto.
Desde esa falsa apariencia, cogemos a cinco pimpollitos de instituto, los metemos en el coche del padre de uno de ellos con su exigua experiencia al volante y los encaminamos en dirección a un bosque de las cercanías dispuestos a pasar un fin de semana entre risas, cervezas y otros alcoholes, conversaciones superfluas y algún que otro intento de tocamiento de ellos hacia el género opuesto. Vamos, el lote habitual que cabe esperar. Y rodamos. Rodamos derechitos hacia el accidente, un tanto surrealista, todo sea dicho, que provoca un buen número de situaciones anómalas, tirando a increíbles, incluido el riesgo para la integridad física de sus componentes. Mucha sencillez y también mucha carcajada asegurada.
De final evidente y sin compromiso, como no podía ser de otro modo. Toda una animalada sin mayor sentido que, por contra, es muy probable que te haya dejado una buena sonrisa en la boca.

Finalidad conseguida.