El regalo prometido

Ya he dicho otras veces, hoy mismo en otra crítica, que 1995 fue el último gran año cinematográfico, pero eso no quita que como efecto arrastre todavía en las inmediatas siguientes temporadas, perdonadme el símil deportivo, siguiéramos disfrutando de trabajos no tan buenos pero sí acertados. Este es el caso de "Un padre en apuros", comedia navideña e infantil, o mejor dicho, familiar, de reseñable éxito comercial, aunque no excesivo. En Estados Unidos se quedó en el puesto 22 en recaudación taquillera y a nivel mundial, en el 24. A mí me ha recordado a "Sólo en casa" (1990), diría que incluso es la misma casa, cosa no muy extraño teniendo a Chris Columbus como guionista además de productor. Sea como fuere, surrealista argumento con un padre que se las verá moradas para comprar un regalo navideño.

Por supuesto, de lo que se trata es de hacer reír, cosa que consigue con creces Brian Levant, además de un modo inteligente la mayoría de las veces, aunque también hay algunas secuencias de porrazos que gustan a mayores y pequeños. Sí, pero por encima del tono afable hay una sátira tan feroz como divertida contra el miedo al fracaso, el consumismo, la competitividad norteamericana o los sentimientos de culpa paternales. De hecho hay un notable paralelismo con "En busca de la felicidad" (2006) pero mientras la de Will Smith sucumbe a un grosero hedonismo la presente obra nos ofrece una valiosa lección humana y social. Claro que en estos tiempos descreídos, materialistas y carentes de sentido del humor, nos molesta que nos recuerden que lo más importante no es el dinero ni tampoco un juguete por muy turbo-man que sea.

Y de esta manera, dice Turboman, conservarás a tus amigos. Supongo que también a tu hijo o a tu mujer. Si no, que se lo digan a este padre nunca tan desesperado por comprar un simple y material juguete de moda como regalo navideño. Parece sencillo, ¿no? Pues es toda una odisea.

Una odisea desternillante, divertidísima, alegre, ágil, ingeniosa y respetuosa con todo y con todos. La Navidad mostrada con un toque de cinismo en medio de golpes, persecuciones, estafas y padres que se convierten en enemigos inesperados capaces de hacer cualquier perrería para conseguir la felicidad de su retoño. Así, te ríes que da gusto, y como es eso lo que «Un padre en apuros» pretende, la película funciona: funciona con su aire de dibujo animado, con su ritmo imparable, con sus personajes carismáticos, entre ellos el cartero loco; con sus Papá Noel mafiosos, las bombas, los tigres rosa que nadie soporta, los vecinos pedantes, los centros comerciales convertidos en junglas, los renos de nombre humano y las peleas de Schwarzenegger, no ya para salvar el mundo, sino para quedarse con el muñeco Turboman.

Eso en el plano humorístico, porque más allá de esto nos queda una película de valores conservadores que defiende el verdadero espíritu navideño: el amor y no la tarjeta de crédito. De ahí el precioso desenlace a cargo de un pequeño Jamie que realmente me emocionó. Bueno, luego está el otro desenlace, que volvió a arrancarme lágrimas de risa.

La nota de FilmAffinity me parece un insulto, así de claro. Pero así va el mundo. Así nos va.

Típica pelicula navideña al estilo de " Solo en casa " pero bastante más entretenida, cualquier adulto se verá reflejado en el estresado Arnold al que la Navidad le hace estar todavía más estresado, parece quer lo que le pasa a este hombretón nos puede pasar a cualquiera una de estas Navidades.
Las escenas finales son un poco surrealistas con el típico final que deja a todos contentos.

Navideñamente idiotizante a la par que de fácil visión y supuesta risa fácil, una reliquia de las pocas que medianamente pueden verse de los años en que a Arnold le dió por protagonizar estúpidas películas supuestamente cómicas que dieron joyas tales como "Junior" o esta pesadillesca búsqueda del juguete más vendido de la historia, con la que almenos uno puede llegar a sentirse mínimamente identificado si la ha sufrido alguna vez.

Llena de topicazos, este retrato navideño tan capitalista y neocon que haría humedecer al mismísimo Reagan, está protagonizado por el recurrente padre descuidado y marrullero incapaz de cumplir sus promesas, su hijo decepcionado por tal coyuntura recurrente y el vecino a lo Flanders pero en versión salida. Así mismo tendrá también como protagonista, a un malvado acaramelado llamado Myron, el simpático agente de entregas a domicilio con el que nuestro Gobernator competirá por conseguir el ansiado juguete.

Aún pese a lo cachonda, si no inmoral, resulta un tanto amoral por la oda al consumismo y la representación del oasis capitalista, con tomas rodadas en centros comerciales, negociaciones comerciales con el mismísimo Santa Claus y desfiles por doquier, todo tan acorde con el ideal americano más conservador.

Con un argumento totalmente previsible y por supuesto apto para todos los públicos, las interpretaciones y en general el tono resultan desenfadadas, más en una producción de estas características, si bien la primera vez que la vi me resultó bastante más graciosa... cosas de la edad supongo.

Aún así lo mejor siguen siendo algunas escenas y comentarios con cierta mala leche, de lo demás poco más a destacar, salvo que quizás sea una de las películas navideñas menos odiosas que puedan verse, que ya es algo.

"No faltaré, estaré allí. Te lo prometo"

Es una comedia, y es indudablemente divertida, aceptado por la mayoría de gente. Si cumple sus objetivo, no es una película mala.
Pretende ser navideña, y se ha convertido en una pelicula emblematica de la Navidad.
Solo puedo decir que echo de menos a Schwarzenegger como actor cómico, ha sabido siempre elegir muy bien sus papeles, hasta convertirse en uno de mis actores preferidos.
Si no la habeis visto, no os la perdais.