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Entre la razón y la locura

Drama. Thriller A mediados del siglo XIX, el profesor James Murray comienza a compilar palabras para la primera edición del Oxford English Dictionary, un diccionario que tiene la ambiciosa tarea de recopilar todas las palabras de la lengua inglesa. Para sorpresa de Murray, un doctor de un asilo psiquiátrico será una de sus mayores ayudas... (FILMAFFINITY) Película de caótica producción que terminó siendo dirigida por el también guionista Farhad ... [+]
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
20 de septiembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Enésimo y más reciente ejemplo de cinta maldita, Mel Gibson tardó veinte años en sacar adelante un proyecto del que ha acabado renegando, tras llevar a la productora ante los tribunales, recibir los dardos envenenados de buena parte de la crítica estadounidense —que no tiene al australiano entre sus cineastas favoritos, y no por razones estrictamente artísticas— y haber pasado directamente al mercado de las plataformas digitales.
En mi opinión, “Entre la razón y la locura” no es una mala película en absoluto. Presenta un correcto diseño de producción, de aliento clásico y texturas típicas de la industria británica con su oficio para las reconstrucciones históricas. Cuenta, además, con un reparto de campanillas, encabezado por dos caníbales como el propio Gibson y Sean Penn. Ambos habrán vivido tiempos mejores, qué duda cabe, el primero sobre todo; pero aquí exhiben una muestra representativa de sus respectivos talentos y carisma arrollador, cada uno a su peculiarísima manera —llama la atención el ademán reposado de Gibson, manojo de nervios otrora y mala caricatura de sí mismo no hace tanto—. Acompañados por secundarios ilustres —Jeniffer Ehle, Eddie Marsan, Steve Coogan— y célebres rostros televisivos —Natalie Dormer, Stephen Dillane—, insisto en que se trata de un elenco brillante y, pese a ello, muy compensado.
A mi juicio, el pecado de “Entre la razón y la locura” estriba en su indefinición, a la cual seguramente hayan contribuido el baile de guionistas y directores —al final tuvo que encargarse Farhad Safinia, acreditado como PB Shemran por cuestiones legales—, la falta de financiación y, me temo, el volcánico carácter de Mel Gibson. Sumémosle que la aventura filológica de compilar el primer diccionario (completo) de la lengua inglesa se habría antojado insuficiente para las demandas del mercado, de modo que se complementa con la fotogénica cuota de sordidez que garantizan las inhumanas prácticas psiquiátricas, imbuidas de delirios frenológicos, características del siglo XIX. El arduo —por no decir imposible— maridaje entre ambas tramas se mantiene en pie gracias, principalmente, al encomiable trabajo de sus dos protagonistas, a los que vemos disfrutar como gorrinos de recebo en un duelo interpretativo que le subiría la tensión a la escena más insípida. Porque salpica el guion un puñado generoso de groserías argumentales, lugares comunes y subterfugios de primero de Culebrón que no pocas veces invitan al sonrojo. Con eso y todo, y como siempre que Mel Gibson anda en el ajo, no hay que hacer demasiado caso a los reseñadores a sueldo, mediatizados por las filias y las fobias de turno, y darle una oportunidad.
Carorpar
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15 de julio de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El capitan Ahab no puede con el Leviatán de la lengua inglesa, quimérico inquilino en abismal océano. Se ahoga. Pierde pie. Se lo lleva la corriente, el viento.
La esposa dura y santa, menuda perorata que suelta tan inopinada, no somos nada, el barbudo Gibson como un portento (viva la etimología, y la filología, y la eucaristía), autodidacta, bonita palabra compuesta, el barbudo segundo Penn y su gusto por el exceso, la atractiva Dormer, el médico bueno o sádico, para variar, alternativamente, según se vea, el celador santo de moral de hierro, Coogan el compinche, los malotes, la niña enfadada, hasta el periodista metiendo las narices donde no le llaman, y, claro, las palabras, qué culpa tienen del desaguisado. Tanto asunto y solo me quedo con uno, con el último, con los pocos o raros momentos en los que se ponen a jugar con ellas, escurridizas, dichosas, como niños de teta, coger el agua con las manos, con el verbo, con los sonidos y los significados, mi reino o imperio por un adjetivo, lo demás es un mejunje horrísono, tinglado, esperpento, mal contado, explicado y peor si cabe finalizado, a la buena de Dios, a lo bruto y a lo bestia, inverosímil es poco.
Toda la historia de redención/amor es tan bonita por decir algo como imposible, totalmente amañada, absurda. La amistad entre los dos, titanes de la lengua o argamasa, igual. La locura de él, también, lo del guardia bueno ni qué decir, las intrigas universitarias, de pena, en fin, que es una turba suma jaleo conglomerado acumulación de temas y meandros mal expuestos, chapuceramente.
Manga por hombro. Espectáculo barullero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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20 de junio de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Farhad Safinia dirige este interesante drama sobre dos hombres clave en la elaboración del primer diccionario de la lengua inglesa. Uno, un respetado profesor. El otro, un condenado por asesinato recluido en un psiquiátrico. De los esfuerzos de ambos, tan diferentes y tan iguales, nace una obra tan magna como es un diccionario.
La película no es una obra maestra, y debería haber cuidado más sus diálogos y sus tópicos, pero sin duda entretiene y logra mantener el interés del espectador, sobre todo gracias a los esfuerzos de sus actores en dotar de humanidad a semejantes figuras reales. Mel Gibson hace un buen trabajo como James Murray, Natalie Dormer desprende emoción como la desdichada Eliza Merrett, y Sean Pean está especialmente brillante encarnando la esquizofrenia, genialidad, luces y sombras de William Chester Minor.
Correcta, notable incluso y sobre todo ilustrativa.

Lo mejor: Sus tres protagonistas y la emotividad que desprenden en sus escenas.
Lo peor: Es quizás demasiado tópica y no hubiera venido mal una re-escritura de diálogos.
Sibila de Delfos
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11 de diciembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues a mí me gustó y mucho. A lo mejor porque la parrilla televisiva es tan insulsa, vacua y deficiente que por contraste, algo mejor a lo habitual, se valora como excelente.

Me encantaron los ambientes académicos. Las librerías enormes. Las bibliotecas amaderadas cortadas por un haz de luz. Por fortuna la emitieron por el canal 1 público y no hubo cortes para publicidad.

Me vi hipnotizado por los ambientes del Londres de la época en la que se ubica la historia y sobre todo, me asombra que un tema en el que no haya bombas, explosiones ni "d- efectos especiales" el protagonista sea el nacimiento académico de un diccionario.

Lo siento. Me encantó y la volveré a ver. En realidad es previsible y "adivinable" en la progresión problema - nudo - desenlace común en las historias. Un drama no dramático que deja tan buen sabor como "La niñera mágica". Pero es tan humana y noble que hasta resulta inspiradora. Me reforzó las ganas de continuar leyendo libros. Y cierto es también que no hay diálogos profundos pero hay una dos frases que, aisladas, hacen pensar.

Flotando en el ambiente, para quien guste, aunque muy superficialmente, pinceladas sobre la ciencia de la psiquiatría del siglo XIX y sus métodos. Estos prismas, que en otras películas serían los protagonistas, aquí se soslayan casi insultantemente. Pero se ve que tenían que elegir respecto a qué contar en 124' y qué sacrificar.

Cómo no, piruetas sobre el inmortal tema del amor entre las personas (Sean Penn - Natalie Dormer) quien, aunque generalmente me disgusta como actor, en esta ocasión lo veo formidable . Probablemente sea la caracterización más reseñable de todo el reparto. En su línea Mel Gibson quien es muchísimo mejor director que actor ( si está atento a sus gestos, son los mismos en cualquier película) y el resto cumple de sobra. La ambientación meritoria.

En contra, la impaciencia con la que parece que se quiere terminar. La película es un tobogán que sube más o menos lentamente para luego deslizarse con una premura "impúdica" por resolver el nudo de la historia.

Pero no obstante, estoy convencido de que esta cinta gustará a muchos y que en el gremio de los "bibilófilos" encontrará acogida merecida.
Gallagher
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24 de noviembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos los problemas que trae esta película viene a que Mel no tuvo las ganas o la paciencia de hacer esta película cuando debía pero aun así...

Me parece que es una película muy infravalorada y con dos personajes estrellas venidos de otro tiempo pero que aun siguen desempeñando su rol de actor de manera sublime.
Esta historia esta basada en hechos reales por lo tanto vamos a tener un poco de historia , un poco de ficción y mucho cambio de escena entre medias entre los diferentes actores principales.

Mel Gibson hace un papel bastante bueno del profesor Murray en su pasión por hacer el mejor diccionario de lengua inglesa posible y Sean Penn hace un papel estelar como el doctor en el que muestra el claroscuro de su personaje , en el que vemos que la locura y la genialidad es la misma cara de la moneda.

No veo la necesidad de extenderme mas en la critica es una película lenta si pero que sabe darte lo que quieres , vas a tener drama algo de comedia y sobre todo vas a ver como el esfuerzo a veces es recompensando y que todo el mundo se puede redimir si tiene las ganas y la persistencia de hacerlo como es el caso de esta película que aun con todos los fallos que pueda tener sigue siendo un producto solido y que si eres tenaz te recompensara con una buena historia.
Álvaro Cinema
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