El truco del manco

No todos sirven para ponerse delante de una cámara y retratar el drama de un grupo marginal que por mucho que lo intente no es capaz de zafarse de las arenas movedizas que forman su gueto.

El Truco del manco promete todo aquello que es incapaz de ofrecer quedándose en un poquito más de lo mismo, una película que para muchos, incapaces de ver más allá, supondrá una genialidad, un durísimo retrato de una sociedad cruel y devastadora.
¿Por qué no consigue serlo? por su falta de originalidad y por su carácter previsible, porque a los personajes les puede la cámara que tienen delante y por momentos se les ve la falsedad.
Los silencios se hacen pesados y la atmósfera te cansa... pero no te ahoga.
Zannou, te quedan muchos fotogramas, amigo, para siquiera pensar en un homenaje a Buñuel, cómo te atreves a mentarlo y decir que su inspiración desembocó en tu film.

Vuelos demasiado altos para productos tan básicos.

La mayoría de ustedes (de nosotros) moverán (moveremos) el culo inquietos en la butaca o en el sillón. No es la película más dura que jamás se ha filmado, ya lo sabemos.

Pero nos revuelve las entrañas y nos tambaleamos en la cuerda floja de nuestra seguridad burguesa.

Vade retro, diremos a la marginalidad, a ese mundo que muchos quieren ignorar engañándose conscientemente.
- Ya tenemos nuestras penalidades cotidianas para apropiarnos de las ajenas.
- Nos gusta las películas intrascendentes, con finales felices comiendo perdices.
- Ya estamos hartos del submundo de la droga, de la delincuencia, de la miseria.

Pues nada, señoras y señores. Pónganse a ver cualquier mierda yanqui de acción, de vampiros, de comedia para descerebrados, y sonrían satisfechos. Habrán pasado la tarde que era de lo que se trataba, ¿verdad?

Me gustan los actores y las actrices. Me gusta el guión. Me gusta la música. Me gusta el debutante tras la cámara, pues sabe lo que hace. Y me gusta (con perdón) los cojones que pone sobre la mesa el manco y lo nimios que pueden resultar algunos de nuestros problemas en comparación con la ardua tarea de entrar en la bañera para ducharse.

Y ya está bien de calificar una película por debajo de su valor real, simplemente porque sea española. Y de ninguna manera me siento patriota (la patria del sabio es el mundo entero).

¿Podría alguien recomendar esta película a Woody Allen?

Santiago A. Zannou ha encontrado un buen filón para obtener el éxito. Por un lado se ha hecho con la actuación de J.M. Montilla alias " El Langui " carismático líder del grupo La Excepción. Su debut cinematográfico le hizo ganar el goya en la categoría de Mejor Actor Revelación. Y muchos quizás se atrevan a decir, que no actuaba, que simplemente se comportaba como es en realidad. Nada más lejos de la realidad.

La película es cruda, dura, real como la vida misma. Te hace sentir incómodo en ocasiones, te hace ver que no es tan negra la situación en la que a veces nos encontramos, si la comparamos con la de otras personas. Es triste ver como algunas personas se ganan la vida , haciendo aquello que ya no solo es ilegal, sino que pone en peligro la vida de otros. El Langui nos brindará una auténtica actuación, sentiremos lástima no por el hecho de encontrarse así físicamente, sino por vivir como meros espectadores, todas las dificultades que se va encontrado por el camino. La escena de la ducha... ¡¡¡ vaya martirio para el pobre !!! Bajar unas simples escaleras... o lo hacía sentado o salía rodando. No poder conducir su propio coche, necesitar a alguien si caía al suelo... el efecto tortuga con el caparazón hacia abajo. El tema de la droga, muy real tratado por la película. Yonkies, camellos... todos con el mismo fin, la droga como medio de vida. Ovono Candela está inmenso como el amigo inseparable del " Cuajo ", para lo bueno y para lo malo, incluso con la situación familiar que le ha tocado vivir con su padre. El hermano, este merece una mención aparte... si parece que lo pillaron de la misma calle. Os puedo asegurar que me ha recordado a chicos de mi barrio, siempre intentando hacer algo ilegal, problemáticos con la familia, insultando a diestro y siniestro y consiguiendo la compación de sus familiares más cercanos.

Para muchas personas que se encuentran en la situación de El Langui, sé que es una película, pero el espíritu de superación que demuestra este ante las adversidades que se le van presentando durante el fin... es para motivar a no rendirse jamás... por muy mal que se vea el tema. Aunque el final no refleje nada positivo.

Si queréis conocer un poco más sobre la realidad que se vive ahí fuera, os invito a descubrir esta película y a su protagonista principal. Con una moraleja final muy cierta en los tiempos que vivimos.

Barrio marginal.

Fotografía grisácea.

Hip-hop.

Vías de tren.

Escaleras urbanas.

Uno que se droga.

Uno que se emborracha y vomita.

Gente que se droga y uno que vomita.

Gente que intimida a gente.

Gente que roba.

Gente que pega palizas.

Gente que se grita.

La familia es una ful.

Ese porrito, que rule.

Ánde vas sin oro al cuello.

Es que me conjunta que te cagas con el chándal.

Uno que se droga.

Y el Langui, que salva el tinglao. Podría haber estado todo dispuesto para que diese lástima. Pero no, ni mucho menos. Este chico reivindica la dignidad, la valía de cada persona. Personifica el espíritu de superación. Le tienen todo el rato andando por terruños pedregosos y bajando escaleras. Y él las baja, es lo que hay. Tiene un admirable sentido del humor y, además, resulta ser un actor solvente.

Se nota para bien y para mal que estamos ante una ópera prima. La historia es buena, interesante y entretenida, pero también le falta alguna arista, más secundarios que completen el argumento. Los diálogos son como grabados de cualquier conversación de parque, quien ha estado allí sabe que se habla así, pero también es cierto que a veces están interpretados con un tono-soniquete un poco forzado. El impacto de mostrar esta realidad así de cruda se puede convertir en un juego demasiado efectista y forzado, o incluso de hacer un reportaje de extrarradio estilo Callejeros, sino se maneja la historia con profesionalidad.
La escena final del incendio, con la resignación tranquila del que acostumbra a perder, tiene ecos de Haz lo que debas, pero sin la maestría del film de Spike Lee. Aunque en general Zannou no ha buscado en las fuentes de la estética americana, sino del cine quinqui de principios de los 80.
Ovono Candela está muy bien, ¡fuma muy bien! (¡qué importante es saber fumar bien en el cine!), es él más cinematográfico de los dos protagonistas. Y el Langui hace del Langui sin más, para bien o para mal, no hay distancia suficiente para juzgarle, para admirarle sí, aunque creo que tiene mejores canciones que la que ha introducido en la película.
Altibajos, en general, como es normal, pero buen debut.