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The Deep Blue Sea

Romance. Drama En la puritana sociedad londinense de los años 50, Hester Collyer (Rachel Weisz), la esposa de un juez del Tribunal Supremo Sir William Collyer (Simon Russell Beale), lleva una vida privilegiada. Pero todo cambia cuando, para asombro de todos, decide dejar a su marido para irse a vivir con Freddie Page (Tom Hiddleston), un joven y apuesto ex piloto de la RAF del que ha caído profundamente enamorada. (FILMAFFINITY)
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Críticas 61
Críticas ordenadas por utilidad
15 de septiembre de 2012
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
En "The deep sea blue" encontramos todos los mimbres para una buena pelìcula: unas magnificas interpretaciones, con una más que guapísima Weisz, una fantástica fotografía, dando una muy acorde ambientación a toda la película, una estupenda ambientación, valga la redundancia, especialmente en esos envidiables pubs de los 50, una música muy bien elegida, aunque escasa y además ahorrándose un compositor (aunque si a quien tenemos que oír es Barber bien merece la pena), unos maravillosos movimientos de cámaras, un buen guión,
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Joaquín Gómez Velázquez
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18 de diciembre de 2013
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como no teníamos bastante con Madame Bovary y todas sus congéneres adúlteras, aquí tenemos otro caso más de descerebrada que deja casa, marido solícito y complaciente, hijos en caso de que los hubiere, y todo tipo de comodidades para salir corriendo en pos del primer capullo igual de descerebrado que le dice por ahí te pudras.

A mí es que me cuesta muchísimo sintonizar mínimamente con este tipo de historias porque por lo general me paso la película entera deseando abofetear a la tía y sin comprender cómo es posible que su correspondiente amante no se deshaga de ella aunque sea a machetazo limpio.

Invariablemente todas ellas terminan resultando unas petardas de cuidado, un verdadero tostón; algunas intentan suicidarse para culpabilizar al amante por no quererlas tanto como los quieren ellas; otras se pasan el día echando broncas, que si salen, que si entran, que si se ven con otras mujeres… Pero qué querías, criaturita de Dios, reconvertirlo a la monogamia de por vida y ser ya tú la única por siempre jamás?

En este caso la tía es una de las más peores con las que me he topado. No le falta un detalle: intento de suicidio, broncas a destajo, morros hasta los pies, súplicas patéticas… Diosssss mío, cómo lo siento por Rachel Weisz, que es una de mis actrices favoritas, pero creo que ya nunca podré olvidarla en este rol. Hasta la mejor actriz del mundo se viene abajo en estos papeles porque todas los hacen exactamente igual, es casi una interpretación de manual: cara de carnero degollado permanente, ojitos brillosos y titilantes todo el tiempo y temblor corporal intermitente. Rachel, por qué aceptaste esto, mujer?

Por supuesto, como es su costumbre, entre tanto Terence Davies va intercalando cancioncillas irlandesas. En este caso nos deleita ni más ni menos que con la letra del himno oficioso irlandés, que dice tal que así: "Molly Malone va gritando: berberechos y mejillones vivos, ohhh, sí, vivos, vivos”.

Pobre Molly Malone, condenada hasta el fin de los tiempos a ir por ahí chillando gilipolleces para solaz de borrachos irlandeses cantarines. Qué cruz.
Talía666
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20 de enero de 2013
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tratándose de una película en la que todos los ingredientes parecen buenos, el producto final es cercano a lo intragable. O al menos, indigesto.

No por ser un tema muy manido (pasión tormentosa entre dos personas que son destructivas con el otro a lo que se suma un contexto social poco favorable) la película debía ser tan prescindible.

El comienzo parece prometedor, incluyendo ese plano cenital que gira y gira sobre los amantes con la música de Barber, en el que Rachel Weisz muestra el rostro de amargada contenida que mantendrá durante toda la película. Puede parecer excesivo o incluso pretencioso, aún así invita a pensar que lo mejor está por venir. Pero la promesa cae en saco roto. Pese un metraje breve, el film se hace eterno, con un ritmo extenuantemente lento, y es que literalmente, no pasa nada que no sepamos en los 15 primeros minutos de la película. Los personajes son arquetipos mal dibujados, la acción de la trama es nula, los sets están pobremente construidos y ni siquiera lo mejor de todo: la colorimetría y la iluminación de la película, siempre oscura oscilando entre el negro y el granate; salvan el resultado, ya que poco puede hacer la fotografía cuando todo lo demás es humo.

Desperdicio de actores y de talento. Cualquier tv movie de la BBC o la ITV es mejor.

Lo mejor:

-dirección de fotografía
-Rachel Weisz (y casi tampoco)
-concierto para violín de Barber

Lo peor:

-todo lo demás
-el doblaje en español es insufrible, especialmente el del personaje que encarna Hiddleston
Revolamenica
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19 de octubre de 2012
17 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soporífera historia de amor que cabe en un simple corto, pero alargado exageradamente por el director para llegar a los 98min con sufrimiento.
Los escenarios casi no llegan a cuatro, una habitación, un PUB, una estación de metro y una calle oscura. Esto no quiere decir que sea mala, solo que en una cinta tan lenta por lo menos podría ofrecer algo de escenario para aquellos espectadores que intentan mantener los ojos abiertos.
Aunque ambientada en años 50, posteriores II guerra mundial y con ciertas referencias a esta, apenas salen escenas o algo que le hubiera dado vidilla a esta somnífera cinta.
La historia... bonita de amor-pasión si, pero no parece que la cosa sea como para hacer una película, creo que cualquiera de nuestros vecinos divorciados podría contarte la suya y sería más emocionante. En fin, hay películas lentas, incluso más que ésta, que te aportan algo de emoción, de personajes con carisma, ambientes que te hacen vivir esa experiencia, pero en esta ocasión no encontraremos eso.
Podría ponerme más profundo y sacarle algo más, pero ya sería ¿una historia de amor por el director? Noo...

Bonito vestuario, eso sí.
icresvi
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21 de noviembre de 2012
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
— Parece un plato roto.
— Es cubismo.
— Como un bodegón.
— Baratijas... Estaba bromeando.
— Por supuesto.
— No todos podemos ser cultos.
— No todos podemos ser infantiles, tampoco.
— ¡Escucha, los "infantiles" como yo os salvamos a la gente como tú de la invasión!
— ¿A qué viene eso? No tiene nada que ver. Nadie cuestiona tu valor. Sólo tu mente.
— ¿Mi mente? ¡No le pasa nada a mi mente! "¡FUBAR!"
— ¿Qué quieres decir con eso?
— Tú eres la inteligente. Averígualo.
— ¿Qué diablos significa?
— Absolutamente jodido (Fucked Up, Beyond All Recognition)
— ¿A dónde vas?
— ¡A ver los impresionistas!

Este diálogo podría resumir la película. ¿Es la misma historia de siempre? Sí y no. Es un argumento que hemos visto muchas veces (mujer joven casada con marido mayor lo abandona por un joven), pero aquí lo importante no es simplemente el argumento, sino la forma de mostrarlo y el trasfondo de los personajes.
Al dejar al marido e irse con el joven podría parecer que comienza un largo idilio, pero en apenas diez meses las cosas ya no son lo que en un principio parecía.
Ella es el cubismo, él el impresionismo. Ella vive el presente, él se ha quedado anclado en su pasado como soldado durante la Segunda Guerra Mundial. Ella muestra todas sus caras, es pasional, espontánea. Él es la impresión de lo que deja ver, pero no muestra su interior. Es por eso que a ella se nos la presenta en un plano frontal enmarcada por una ventana y con un fundido encadenado pasamos al mismo plano pero desde el interior de ese cubo que es la vivienda. Es por ello también que muchas veces en los planos sale su imagen directa y la reflejada en un espejo al mismo tiempo y siempre en tonos apagados; recuerda al intento de los cubistas de plasmar las tres dimensiones en el plano. A él en cambio se nos lo presenta con mucha luz de fondo que resalta el grano de la película y le da ese aspecto de cuadro impresionista.
Sin embargo en la única escena de cama que hay en la película (atracción física a la que el marido llamaba primitivismo) Terence Davies lo filma de una forma que resalta las torsiones de los cuerpos entre sí y que nos remite a los bajorrelieves de Miguel Ángel, un estilo artístico todavía anterior.
Se aman pero a la vez se hacen daño. Los malentendidos, la diferente forma de pensar y actuar, los lleva a un callejón sin salida del que sólo podrán salir analizándose a sí mismos y al otro, tomando una cierta distancia. Y es cuando ella se distancia emocionalmente de él, como ante un cuadro impresionista, cuando parece que vamos a ver los verdaderos sentimientos de él, por un momento creemos verlos, pero es el fin ya, la distancia es demasiado grande y él se ha dado la vuelta para marcharse definitivamente sin que veamos derramarse esas lágrimas que por primera vez amenazaban con desbordar sus párpados.
Es el fin, pero es esperanzador, pues todo fin es un nuevo comienzo. Y para ella será reinventándose quizás en un nuevo estilo de arte, pues como decía Stefan Zweig: "Vivir es crear".
Mister_Floppy
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