Philomena

Película muy buena la cual en algunos momentos puede llegar a hacerse algo lenta y pesada. Critica y honesta, esta película trata sobre un tema que esta a la orden del día por desgracia. Sin duda alguna merece la pena ver, dejando de lado los prejuicios que podamos tener de ante mano.

La más zafia -y sincera- justificación de la mentira y la opresión que hasta ahora he visto. El mensaje es directo: puede que el ser humano, especialmente el que se tiene por santo, cometa de vez en cuando -o constantemente, qué más da, je je je- ciertas tropelías y desmanes, pero ante tamaño atropello es preferible doblar la cerviz, perdonar, amar. La actitud opuesta, la rebelión, la denuncia, la resistencia, no es más que un patético intento de solucionar la injusticia y paliar el dolor: la hormiguilla que se desgañita ante el elefante. Y no se trata de una mera oposición de dos convicciones asentadas en fundamentos sólidos, no: la sumisión, la indulgencia y el amor sirven para aparentar: "No quiero odiar a nadie, no quiero ser como tú. Mírate, debe de ser agotador". Aparentar serenidad, gozo, felicidad.

En esta aceptación de la culpa y el dolor se han sustentado todos los sistemas de dominación a lo largo de la historia. Hay un episodio ("La atracción del más allá") de una magnífica serie, "El arte crea el mundo" (How Art Made the World, 2005) que disecciona muy bien este mecanismo de subyugación a base de infundir terror en la gente, crédula o no.

Y que conste que al atacar a la Iglesia, atacan tambien a sus fieles. En eso consiste. En presentar a los fieles como buena gente pero a la institución, a la Iglesia, como epitome de la barbarie. Asi logran que los católicos abandonen la Iglesia y que los anticatolicos que la odian (como Miss Dench y compañía) la odien aún más.
Lo mismo de siempre. Un grupo de monjas psicópatas más malvadas que Darth Vader y Hannibal Lecter juntos. Una abadía que funciona como un campo de concentración tipo Auschwitz. Un negocio de ventas de bebes al estilo dictadura argentina. Resultado: el mismo que tienen todos los filmes que atacan a la Iglesia. Exitazo de taquilla y alabado por la crítica. Todo lo que sea mostrar el catolicismo como lo más miserable de la tierra tiene garantizado un éxito absoluto.
Pero es lo normal. Si Cristo, que era el Rey del Universo, fue odiado, humillado y difamado en vida, su Iglesia no puede ser menos.
Y esta basura, y las demás que vendrán, son una muestra de ello.