Los pianos mecánicos

Con una de sus peores películas, Juan Antonio Bardem se unió a la larga fila de directores que han retratado a la España más rancia, depravada, peligrosa y, claro, flamenca. Una España sucia muy exagerada pero que, desgraciadamente, existía y existe. En este caso aparece poco en Cadaqués y mucho en el barrio chino de Barcelona, donde van los extranjeros alcohólicos que se aburren mucho y trabajan poco en esta película. Si esto no tiene casi interés, el resto lo tiene todavía menos con una historia adolescente sin ninguna importancia y un guiri gay que al final no lo es. Y por si fuera poco, la música de Georges Delerue se oye poquísimo.