Frieren: Tras finalizar el viajeSerieAnimación

Inusual historia de aventuras contada con un tono muy reflexivo y pausado que trata temas como la condición humana, el eterno presente de los recuerdos en nuestra memoria, el valor de la amistad, el sentimiento de pérdida y la superación de uno mismo en la lucha contra el mal.

El mundo que recrea es el de los cuentos de hadas y la magia que nos muestran es una cuestión de imaginación. Me ha gustado.

No sabéis como agradezco que por fin tengamos una serie sobresaliente en cuanto a fantasía se refiere; personalmente estoy cansado de la formula Isekai, está mas que trillada y quitando algunas excepciones, una vez que has visto una ya has visto todas.
En el caso de Frieren se nos plantea un mundo de fantasía como al que ya nos han acostumbrado otras series del género, donde la magia, demonios y todo tipo de criaturas son algunos de los elementos que caracterizan a esta peculiar sociedad; hasta aquí nada nuevo, sin embargo se nos presenta una trama y unos personajes bastante alejados de lo común. Y es que Frieren no pretende contarnos otra vez la misma historia de los héroes que derrotaron al Rey Demonio, sino que se ubica precisamente después de estos eventos, en tiempos de paz. Una vez disuelto este grupo de héroes, nuestra protagonista decide embarcarse en otra aventura, pero esta vez sin un objetivo claro; esto no nos importa demasiado dado que la serie se las apaña para entretenernos lo suficiente durante todo este viaje, a pesar de caracterizarse por un ritmo lento y unos personajes calmados, es capaz de transmitirnos una paz y una sensación de satisfacción conforme Frieren avanza en su aventura.
Durante sus 28 capítulos tendréis tiempo para sobresaltaros, reír, relajaros y reflexionar, porque la serie tiene un importante mensaje que conseguirá que os replanteéis algunas cosas sobre la vida y la muerte, tratando temas como la inexorabilidad del tiempo o el recuerdo que dejamos cuando abandonamos este mundo.
En cuanto a su apartado técnico, es impecable audiovisualmente, probablemente de los mejores trabajos de Madhouse y en general, de lo mejorcito de los últimos años. Creo que es de esas series que se nutre de una buena animación y me alegro de que no hayan escatimado en gastos ya que es indispensable para transmitirnos su belleza.
En cuanto a los personajes, están bien construidos y son muy humanos, nos alejan (gracias a dios) de los tópicos más rancios del anime y nos presenta un elenco protagonista con el que empatizaremos en apenas unos capítulos; sin olvidar a unos secundarios interesantísimos y que tienen mucho que contar.
Huelga decir que aun no he encontrado a nadie que no le haya gustado la serie y sorprendentemente las críticas en Filmaffinity no bajan del 9, aunque no tardaran en salir los alternativos a replicar lo mucho que han detestado la serie y como de sobrevalorada esta cuando en realidad es una joya y de lo mejorcito en cuanto a animación.

Dejando de lado los aspectos técnicos en cuanto a la imagen y sonido, que valoro excelentes para el medio, y centrándose en la forma general.

En primer lugar esta serie no reinventa el género de fantasía, ni de lejos, pero sí ofrece un ángulo interesante desde el que contar una historia, algo que resulta refrescante, ingenioso y permite plantear una trama que, a priori, debería ser notablemente distinta a la clásica aventura del héroe, dando espacio además al ensayo y el drama; en relación al paso del tiempo desde la perspectiva de una elfa.

La forma en la que se desarrolla la historia no es lineal, comienza acelerada y se va frenando, del mismo modo aquello que hace tan singular la propuesta inicial se va diluyendo y la serie termina acomodándose en una segunda aventura relativamente "clásica" donde de vez en cuando un flashback explica algo sobre el mundo y su evolución, así como desarrolla los personajes o trata de introducir un elemento nostálgico, recurso que quizá se vuelva repetitivo para algunos.

Su estilo cómico, cotidiano y apreciativo la hace desde luego entretenida y distinta, dado que no cae en un humor rancio, típico del género y continuos combates toscos o peleas exageradas. Pero, aunque el mundo progresivamente vaya cobrando vida y peso con el tiempo, la trama de la serie actualmente parece más aventurillas independientes dentro de una grande, que una sola pieza. Y los personajes, cuya psicología es la auténtica protagonista de la historia (dado el planteamiento inicial) ... no son planos (al menos los principales) pero tampoco van más allá.

La serie es fantástica y no se hace nada pesada verla, especialmente si te gusta la fantasía, puede que en el futuro mejore notablemente o que mantenga esta línea, pasando o no a la historia dentro del género.

Frieren no se da cuenta de lo efímero que es el tiempo hasta que sus amistades empiezan a envejecer y morir. Este despertar es en realidad un proceso, no algo que experimente de inmediato. La realidad se impone cada vez que visita los lugares que solían ser importantes para sus amistades.

Al encontrar restos o recuerdos de ellos, su ausencia se vuelve palpable. La experiencia resulta dolorosa, ya que la distancia emocional que la longevidad le había proporcionado le impedía comprender la magnitud real de la pérdida; lo cual es todavía si cabe más doloroso porque ya no puede hacer nada para remediarlo. Así empieza a comprender el verdadero desafío al que se enfrenta: la inmensidad del tiempo que aún le queda y la indefinición al no haber enemigos que derrotar.

La serie tiene una narrativa estructurada en dos líneas temporales que se entrelazan de manera muy efectiva. Una línea temporal se centra en los recuerdos de Frieren sobre sus aventuras pasadas con sus compañeros héroes, mientras que la otra ocurre en el presente, donde la acompañamos a medida que emprende un nuevo viaje para entender mejor las emociones humanas y la importancia de los vínculos que creó. La necesidad de explorar presente y pasado, se explica por el hecho de que Frieren no fue capaz de procesar el significado de esos momentos cuando sucedieron, ya que mantenía distante.

Bajo un estilo introspectivo, cada capítulo se centra en una lección de vida profundamente humana, encajada en un marco de fantasía. Aunque los secundarios tienen un tiempo en pantalla limitadísimo, sus acciones y palabras impactan sobremanera a Frieren y al espectador, y constituyen el motor de la narrativa. Los lugares por los que viaja también tienen un peso significativo, siendo su forma de tender puentes que acorten la distancia emocional que siente respecto a los mortales.

La historia, a diferencia de otras series de animación de este tipo, no es una secuencia de eventos heroicos, sino un proceso de instrospección y búsqueda personal. En lugar de mostrarnos las aventuras pasadas del grupo de héroes, la historia confía en la elipsis, dejando de lado la épica y centrándose en la reflexión y emociones posteriores.

Al no mostrarnos todo explícitamente, la serie adquiere una cualidad poética y contemplativa. Nosotros compartimos el punto de vista de Frieren, y como espectadores no entendemos el pasado hasta que ella lo revive en su mente. La técnica de la elipsis refuerza en el espectador la idea de que, para alguien inmortal como Frieren, el paso del tiempo es indiferente; lo que para el común de los mortales constituye una vida, para ella y en este caso para nosotros, es un simple parpadeo.

Desde su estreno Sōsō no Frieren se ha ganado al público hasta ubicarse entre los anime mejor valorados, si no el mejor. ¿Es cierto que es el mejor de la historia como ciertos titulares sensacionalistas y videos alimentados por el clickbait proclaman? Respuesta compleja porque depende de demasiados factores tanto objetivos como subjetivos, pero seguramente no. ¿Es un anime único y de gran calidad con capacidad de resistir el paso de los años y trascender las modas pasajeras? Sin duda.

Antes que nada, ¿qué es lo que hace esta obra algo tan especial? Pues la combinación entre su interesantísima premisa, sus divertidos personajes y su peculiar tono, siendo una gran adaptación del manga de Kanehito Yamada y Tsukasa Abe engrandecida por elementos como la narrativa visual, la animación y la banda sonora. Una mezcla muy efectiva que produce una serie muy agradable y original.

Partimos de una época en la que un ente maligno conocido como el Rey Demonio extiende sus sombras por la tierra y un grupo de cuatro héroes emprende un viaje para derrotarlo. Dichos héroes conforman una compañía muy al estilo de los RPGs clásicos en los que se controlaba un equipo de varios personajes (normalmente justo cuatro) con distintas habilidades y habitualmente también de distintas razas de fantasía, lo que a su vez retrotrae a J. R. R. Tolkien. Así, en Sōsō no Frieren, encontramos a Himmel el héroe, Heiter el clérigo, Eisen el guerrero enano y Frieren la hechicera elfa. Esta compañía será quien acometa la peligrosa tarea de librar al mundo del Rey Demonio y traer la paz de vuelta al más puro estilo de las clásicas epopeyas de fantasía… o de los videojuegos influenciados por estas. Suena tan épico como poco original, pero Sōsō no Frieren no trata de eso, porque esa aventura ya se ha completado. El villano fue vencido, los héroes se separan para seguir con sus vidas y el tiempo va pasando. Esa es la original premisa: Sōsō no Frieren trata sobre el después del viaje del héroe.

La serie comienza 50 años más tarde y a lo largo de la misma el tiempo va pasando, años, décadas… pues resulta que Frieren, la titular y protagonista de esta historia, es una elfa y, como es común en los universos de fantasía, los elfos son una raza inmortal (o extremadamente longevos). Frieren ha vivido durante mucho tiempo y, para ella, aquella gran aventura de 10 años no fue más que otro acontecimiento de su larga vida, no más destacable que otros tantos.

Todo esto queda reflejado en el curioso asunto del título de esta serie que merece una aclaración. Resulta que en Estados Unidos se la ha titulado como Frieren: Beyond the Journey’s End, pues por lo de que la trama transcurre tras aquel viaje; es obvio, descriptivo y muy insulso. Sin embargo, el título original en japonés (el que utilizo) es superior y más adecuado: Sōsō no Frieren, es decir, “Frieren en el funeral” o “Frieren la sepulturera”, un doble sentido por ser Frieren la que ha tenido que despedir a su maestra, amigos y compañeros a lo largo de su extensa vida, pero también por ser una ejecutora implacable de demonios que son quienes la han apodado así. Es un caso similar a Shingeki no Kyojin, traducida específicamente como Ataque a los Titanes cuando también se refiere al propio titán de ataque. Es cierto que en ambos casos es difícil mantener el significado múltiple en la traducción al español e inglés, pero en el caso de Sōsō no Frieren el cambio es tan abrupto que supongo que se debe más a cuestiones comerciales.

En fin, que la que se supone fue la gran aventura heroica concluyó, y la trama se centra en Frieren que inicia un nuevo viaje mientras va tratando de comprender los sentimientos que Himmel tenía por ella, siendo que Frieren no fue consciente de ello mientras viajaron juntos (ni siquiera parece experimentar atracción romántica o sexual), y en extensión las emociones de los humanos mortales (todo este tema puede recordar vagamente a Violet Evergarden). En este nuevo viaje Frieren tampoco irá sola, pues toma una aprendiz, Fern, con la que tiene una dinámica curiosa y muy divertida, porque al principio Fern es una niña y Frieren asume la tarea de cuidadora y mentora, pero a medida que Fern crece sobrepasa a Frieren en físico y madurez (usualmente, lo que tampoco es tan difícil) y se vuelve más condescendiente y sobreprotectora con ella, invirtiendo un poco los roles. A ellas se une un joven guerrero, Stark, que es algo así como el héroe shōnen prototípico pero inseguro y desganado.

Si bien las aventuras de Frieren, Fern y Stark por una tierra de fantasía (no isekai) de ambientación europea postmedieval-renacentista-moderna con enfrentamientos contra dragones y demonios, o su paso por el equivalente al examen de ascenso a Chunnin, son tramas propias de cualquier shōnen de aventuras con combates y poderes como Naruto, el tono de Sōsō no Frieren es más melancólico, por motivos obvios, especialmente cozy y prácticamente iyashikei. Sobre este subgénero del slice of life ya he hablado en otras reseñas porque es más frecuente en el manganime que en otros trabajos, puesto que son obras que buscan aliviar el estrés del día a día con un tono calmado y distendido en el que no hay problemas serios. Es Sōsō no Frieren sí hay conflictos, pero se abordan de una forma peculiar, calmada y desapasionada, siendo una de las características más distintivas de esta obra. Muchos personajes muestran actitudes algo apáticas y se le da mucho énfasis a las pequeñas cosas (lo que nos llevaría de nuevo de vuelta a Tolkien, específicamente a los Hobbits, aunque aquí se hace de manera diferente). Todo esto resulta más que evidente en el hecho de que, a diferencia de todos los shōnen comunes, casi nadie grita. En toda situación siempre impera un aire de estoicismo, mas no de desánimo, puesto que algo que se ha apreciado es la lectura que puede hacerse de Sōsō no Frieren como una obra sobre la importancia del presente y el valor del momento.

(Sigue sin spoilers)