La profecía III - El conflicto final

Una buena banda sonora tiene la virtud, más allá de ser una música fácil o no de escuchar, de ayudar a una película. Expresa lo que visualmente no se puede expresar y transmite de formas más o menos sutiles un algo que percibimos y no somos capaces de asociar a la música. Lo malo es que hay ocasiones donde nos hará creer que aquello que vemos es un producto de más calidad que lo que realmente vamos a ver.

¿Qué quiero decir?
Ver los créditos iniciales de El conflicto final nos hace pensar que vamos a ver algo grande. Los créditos son fabulosos y nos prometen algo que no se cumple y no es culpa de la música, luego es el conjunto de la película que no cumple. Jerry Goldsmith cumple nuevamente con una espectacular partitura (muy operística) y crea algo nuevo y bueno. Y Graham Baker crea algo nuevo (respecto a las anteriores). Pero nada memorable mas todo lo contrario.
Película a olvidar que parte de una buena idea pero si se les hubiera ido un poco más de las manos sería una comedia sin más. Al menos, no es creíble y es ridícula en muchos aspectos. Por cierto, la película pasa unos 27 años después de los hechos de la primera. ¿Hablaríamos de casi el cambio de siglo? Claro, no podían intuir ni la estética que tendríamos ni los cambios políticos ni tecnológicos. Es mejor omitir las fechas en las que pasa la película y ya. Pero lanzo una pregunta tonta al aire, ¿no era necesario clavarle las siete dagas para asesinarle? Ahora resulta que con cualquiera de ellas será suficiente. ¿Y no era necesario hacerlo sobre suelo sagrado? Ahora hasta en un plató de televisión es suficiente o en una cacería (la clásica cacería del zorro).
Es una lástima porque creo que tomaron en serio el rodaje (que no el guión) y el resultado es no solo pobre, sino no a la altura de lo que debiera haberse esperado.

Y sobre toda la trama sobre la segunda llegada, mal llevada. El tema de las estrellas resulta de chiste (con lo poco precisos que son los datos que tienen y la facilidad para calcular donde y cuando) y su final me recuerda al de Tiburón 4 (nadie sabe porqué, pero pasa).

Si la película no contara con el trabajo de Jerry Goldsmith esta película sería como The Omen IV - The Awakening, una película olvidada, casi maldita y que nadie en su sano juicio querría ver.

He de confesar que las vi hace muchos años y ya no las recordaba sobre todo la segunda y esta ultima que hoy la he vuelto a ver y me ha parecido excelente. Se nota mucho lo cuidada que esta al igual que las dos anteriores y también se nota muchísimo la época en que esta hecha (1981). El niño Damien ya no es un niño ni un adolescente, ya es un hombre de 32 años encarnado perfectamente por mi querido Sam Neill que para mi gusto nadie podía haber terminado esta saga en la piel de Damien mejor que Sam Neill, este papel era para el y hasta guarda un cierto parecido con el Demien de la segunda parte y un poco de esencia con el Damien niño de la primera. Muy bien acompañado por la increíble y perfecta bso del maestro Jerry Goldsmith que se encargo de la música de las dos anteriores y de esta ultima parte también y eso dice mucho de una película. Es la primera vez que puedo decir que me han gustado las tres partes por igual de una trilogía.

Con esta (teóricamente) se cierra una triología.

Esta tiene el mismo fallo que la segunda parte: desvirtuar un poco sus antecesores. En esta parte, vemos que las 7 dagas, cualquiera sirve para matar a la bestia, en la primera parte tenían que ser las 7 a la vez. Aquí son como 7 oportunidades, con lo que ya prevés que la película durará hasta agostarse hasta la última daga...

Lo más interesante de la película es como la bestia maneja el mundo para su conveniencia con la empresa Thorn. El resto, pues nada más destacable.

Siguiendo con lo rapído que pasa el tiempo para un demonio, ya que de 1976 cuando tenia 5 o 6 años, al 78 que tenia 13 o 14, a los 30 en 1981, parece que los pacto con el diablo no se hacen para alargar la juventud, sino justamente lo contrario, para vivir de la forma más acelerada posible.
En esta unos 12 monjes quieren liquidar al hijo del diablo, y bueno al principio a los pobres les va pésimos, uno a uno van muriendo, es gracioso ya que en las muertes de los primeros Damien ni enterado de que lo querían matar.
Alguna de las muertes están más o menos logradas, pero otras son de un humor completamente involuntario.
La película tiene poca o ninguna relación con las anteriroes, solo en que Damien es el hijo del diablo y que lo quieren eliminar para que no desate el fin del mundo, o algo por el estilo.
En fin se deja ver, y hasta cierto punto es interesante todo el trasfondo politico que le da, se nota una crítica vedada al conservadurismo imperante en la época.
Y la verdad que me parecio una mejor historia que la 2 parte, que es lejos la peor, auqnue claro está es la que menos presupuesto tiene de las 3, y se nota.

Con El final de Damien se cierra la trilogía satánica bajando un peldaño más en la calidad de la historia. El hijo del diablo se ha hecho mayor y tiene como principal objetivo convertirse en presidente de Estados Unidos. Como siempre hay quienes descubren su verdadera identidad y la naturaleza diabólica de sus planes y tratarán de eliminarle. Las escenas de muertes no sorprenden tanto como en las dos primeras partes porque están menos elaboradas. La banda sonora sigue siendo de Jerry Goldsmith y junto a la fotografía son dos de los puntos más atractivos de la película. A ello hay que añadir la correcta actuación de Sam Neill encarnando a la versión adulta del hijo del diablo. Pero por lo demás poco más que rescatar, el guión incluye una confusa trama de conflicto bélico dando a entender que la guerra es inminente y el final se acerca pero la idea no acaba de desarrollarse del todo. Se deja ver y resulta entretenida pero es inferior a sus predecesoras.