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Psicosis

Terror. Intriga. Thriller Marion Crane, una joven secretaria, tras cometer el robo de un dinero en su empresa, huye de la ciudad y, después de conducir durante horas, decide descansar en un pequeño y apartado motel de carretera regentado por un tímido joven, Norman Bates, que vive en la casa de al lado con su madre. (FILMAFFINITY)
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Críticas 281
Críticas ordenadas por utilidad
5 de julio de 2012
54 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ocurre con los genios, su talento excepcional tiende a desparramarse y pequeños fragmentos aislados de su obra se convierten en verdaderos tratados artísticos, adquieren un significado propio más allá de la obra que los contiene y, lo más importante, encierran en ellos la esencia del artista.

Ocurre con las estrellas de Van Gogh.

Ocurre con el verso “En Viena bailaré contigo con un disfraz que tenga cabeza de río” de Lorca.

Ocurre con “La leona herida” en el arte sumerio.

Ocurre con la escena de la ducha de “Psicosis”. Una escena que es un icono, no ya del cine de Hitchcock en particular, sino del cine en general. Se rodó durante siete días y no llega a los tres minutos de metraje. Hubo que realizar más de setenta posiciones de cámara distintas para obtener cuarenta y cinco segundos de pura angustia, los que corresponden al asesinato.

Sin embargo, lo destacable de esta escena es que evidencia lo esencial en el cine de Hitchcock: su capacidad comunicativa, su obsesión por interactuar con el público y jugar con sus emociones. Y esto es algo que no se debe perder nunca de vista cuando nos referimos al arte, captar la atención es el fin mismo de una obra artística, lo que, en definitiva, le da sentido. Y viendo esa escena, una y otra vez, es imposible no pensar que durante esos siete días de trabajo, lo único que tenía en mente Hitchcock era al espectador.
The Quiet Man
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6 de febrero de 2014
51 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hitchcock observa 'House by the railroad' de Edward Hopper. La pintura le inspira una historia de terror. Entonces, supone un contexto para el cuadro: una pesadilla. Y la traslada al Cine.

...

Empieza como intriga romántica.

Rápidamente, toma el camino del cine negro.

Parece acercarse al voyeurismo ilusorio de 'La ventana indiscreta'.

Y, entonces, aparece el horror. En una ducha, en plena e íntima desnudez. La escena, rodada a ráfagas, estalla desde una inquieta calma. Se revela como una metralleta de planos; embestidas de un animal acorralado que tiene el terror al alcance de su brazo.

El terror no se presenta como núcleo de la trama, sino que surge como obstáculo imprevisto. ¿Acaso Janet Leigh pudo prever qué cariz iba a tomar su aventura? ¿Pudo intuir el horror? No, y el espectador tampoco debería anticipar nada. Así, el terror queda expuesto como una infiltración en la conciencia, sin preaviso externo.

...

Hitchcock construye un espacio, hace arquitectura. La carretera de llegada, como enlace con el mundo civilizado. El motel como báscula entre la salvación y la muerte. La mansión como territorio maligno, como tenebre incógnita. Un mal sueño en tres niveles.

¿Qué hay tras las ventanas de la casa?

Alejada del epicentro de la acción, pero presente, desde las alturas. Cazadora que caza sin moverse de su lugar. Una bestia agazapada, en estado de latencia. Amenaza el ánimo; no deja reposar al ojo que observa.

...

La cámara, en la escena de Arbogast. Se nos muestra en un plano cenital, inesperado, chirriante, inédito. Preserva la identidad de la asesina; y deja al espectador a total merced del impacto de la imagen.

...

El éxito de 'Psicosis', en mi opinión, se basa en la forma que tiene Hitchcock de emplazar el terror en un pequeño microcosmos particular; en un limbo enfermo habitado por hijo y ¿madre? Crea un retorcido escenario, y deja que una presencia ajena, Janet Leigh, se infiltre en él. Y no hay asideros; nos adentramos junto a ella.

Gracias.
Nuño
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30 de diciembre de 2007
61 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿La mejor? ¿La más popular? ¿La más aterradora?. Rios de tinta se han vertido acerca de esta irrefutable obra maestra. Personalmente alcanza, junto a “Vertigo”, la cúspide del ideario cinematográfico del viejo Hitch. Un auténtico alud de propuestas, recursos y resoluciones perversas con las que cualquier aspirante a cinéfilo como un servidor retozará inevitablemente como un lechón en el barro durante todo su metraje sin dejar de jadear ni un solo instante. De angustia, por supuesto.

Me gustan todas, absolutamente todas las pelis de Hitchcock, pero “Psycho” posee además ese plus que la hace merecedora de mis 10 estrellas y que la convierte en uno de los mejores films de la historia del cine. Absolutamente incapaz de vislumbrar sus carencias o puntos débiles, y antes de cantar superficialmente las virtudes esenciales de la peli en cuestión, me gustaría puntualizar que “Psycho” es, a mi entender, una peli integral, global, redonda. Es más, me atrevería a afirmar incluso que la obra de Hitchcock no es tan sólo una película. Es cine. Suena a perogrullada, lo sé, pero con ello quiero subrayar que cuando una película trasciende su propia historia y pasa a formar parte de la imagineria colectiva de aquello que denominamos cine ya no hablamos de un trabajo bien hecho. Hablamos de arte.

No sé si me explico. La música de Bernard Herrmann, la fotografía de John L. Russell, las interpretaciones de Anthony Perkins y Janeth Leigh potencian con extraordinario vigor el conjunto, pero lo que verdaderamente consigue imbuir ese halo siniestro y mítico a la vez es la perversa y envenenada mente del viejo maestro. Nadie como él para mortificarnos y acongojarnos con puro y simple celuloide.
Taylor
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15 de septiembre de 2005
49 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Psicosis” es la única película que no se ve. Me explico: A todas las películas asistimos más o menos pasivos a nuestro papel de voyeur; aquí no. Desde que los fabulosos títulos de crédito de S. Bass abren este prodigio hasta su irónico final, A. Hitchcock nos dirige. Ya desde la primera secuencia, en esa intromisión impúdica con la pareja de amantes clandestinos que dejan de comer para follar, el maestro nos llevapor una serie de estados, totalmente contradictorios algunos de ellos; eso sí, sin soltarnos. Es quizá, la película que tiene más presente al público (y eso que para él la formulación de un film era un triángulo entre el autor, la película y el público); y quizá por eso, su mayor éxito.
La película está llena de momento imborrables. Desde esa huida de Marion en la noche lluviosa que nos deja con el corazón en un puño (maravillosa la tensión del policía), creyendo nosotros encontrar la serenidad en el motel; hasta las conversaciones que sostiene sobre la taxidermia, o como no: la famosa bomba de relojería que es la escena de la ducha. De todo este conjunto, yo me quedo con tres secuencias: la primera el cierre de la escena de la ducha con la llegada de Norman limpiando, como buen hijo, todas las pruebas del crimen y que da un giro en nuestra visión de la película; la segunda, una secuencia inteligentísima que es la primera vez que nos presenta a la madre, tras saber en la secuencia anterior que está muerta, el genio de esta secuencia es jugar con nosotros al despiste mediante una conversación del todo insustancial pero a la que no podemos dejar de prestar atención mientras la cámara, sirviéndose de ese disfraz sonoro, realiza un movimiento de grúa que nos permitirá “ver” a la madre; la última: el hundimiento del coche de Marion, cuando con todas tus fuerzas deseas que se hunda pese a que se ha cometido un asesinato. Muestras todas ellas de ese “dirigir” al público que está presente en toda la película (cuenta la leyenda que hicieron una prueba a Hitchcock, y este sabía en qué momento se encontraba la película escuchando los gritos de los espectadores de diversas partes del mundo).
El reparto es espectacular, sobresaliendo sin lugar a dudas A. Perkins, cuya carrera quedará marcada por este personaje, con esa mezcla de inocencia y timidez que lo hace libre de toda sospecha (magnífico, irónico y terrorífico su monólogo final). Otro tanto para J. Leigh (que a partir de esa película nunca más se pudo duchar sin temores), en un papel sorprendente, pues con esta película el maestro rompía el tabú de que la estrella, se quedara o no con el chico, estuviera hasta el último rollo. Pero, aparte del reparto, todos los elementos presentes en una película alcanzan aquí la perfección. ¿Qué podemos decir de la magnífica banda sonora de B. Herrmann? ¿Quién la escucha y puede permanecer tranquilo? O su soberbia fotografía en b/n (es cierto: el color le sienta mal a esta película).
“Psicosis” es la obra maestra del cine del s. XX.
Strhoeimniano
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11 de septiembre de 2008
36 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1960 se estrena "psicosis" de Alfred Hitchcock. 32 años después nací yo, y a pesar del tiempo que ha pasado es una película que cuando la vi por primera vez hace poco más de 3 meses me dejó sorprendido, porque es tan original y tiene tanto interés y tanta imaginación que aunque la película tenga medio siglo seguirá resultando novedosa para el que la vea aunque no le guste.
Existen muchas películas modernas que yo las veo y me producen tanta indiferencia una vez vistas....
Así que, por favor, ved esta película, tengáis la edad que tengáis...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Aluminio92
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