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El Tenorio tímido

Comedia. Romance En un pueblo de California vive un joven que es aprendiz de sastre. El pánico que le inspiran las mujeres lo lleva a convertir sus deseos en fantasías surrealistas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
17 de abril de 2024
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
92/11(16/04/24) Solaz comedia silente protagonizada por uno de los Iconos del género y del tiempo (en el pódium junto a Chaplin y Buster Keaton), Harold Lloyd. La he visto con motivo del Siglo de su estreno (20/04/1924), y sorprende por su frescura, por su humor a ratos chispeante, por su uso cuasi documental de exteriores, y sobre todo por la espectacular carrera contrarreloj en el rush final, 15 minutos apoteósicos de imaginación puesta al servicio de atrapar al espectador en la intensidad de esta huida hacia adelante, donde Harold utiliza todo tipo de medios de transporte (solo le falta una avioneta) en pos de su objetivo, cruzando una ciudad atestada de gentío. Primera producción independiente de Lloyd después de su separación de Hal Roach; Primera película realizada para la propia productora de Harold Lloyd; segunda de seis películas consecutivas que emparejaron a Harold Lloyd y Jobyna Ralston, también dejaron Hal Roach Studios para continuar trabajando con Lloyd. Dirigen Fred C. Newmeyer y Sam Taylor, adaptando el guion del propio Taylor, Tim Whelan (“El Hombre Mosca” o “Venga alegría!”), Ted Wilde (luego director de films de Lloyd como “El hermanito” o “Relámpago”), y Tommy Gray encargado de los intertítulos (“Casado y con suegra” o “El estudiante novato”), tiene una estructura similar al éxito de “Safety last” del año anterior, amabas con un Lloyd haciendo de joven humilde emprendedor, que pretende hacerse digno de la mujer que ama, y que todo culmina en una arrolladora secuencia de persecución en la coda, en el caso de la del 23, esta se da de modo vertical, aquí horizontal.

Por supuesto aquí no hay afán de hondura dramática alguna, no hay reflexiones morales, ni dilemas, está Harold Lloyd haciendo de su encasillado prototipo de joven intrépido, bueno, ingenioso, valiente, y romántico, por supuesto con su sempiterno sombrero canotier y sus gafitas redondas. La eterna lucha del Bien vs Mal, aquí definida por Harold, su tío y Mary, y en el otro lado el ladino Ronald Devore. Si acaso indaga de modo muy superficial en el mundillo de la escritura, y de cómo la percepción del escritor puede ser diferente al del lector.

Harold Meadows es aprendiz de sastre para su tío en Little Bend, California. Es tan tímido con las mujeres que apenas puede hablarles (para dejar de tartamudear, su tío tiene que hacer sonar un silbato). A pesar de esto, Harold escribe un libro de "cómo hacerlo" para hombres jóvenes titulado “El secreto de hacer el amor” (me recuerda este deux machine al de la hawksiana comedia “Su juego favorito”, dónde el protagonista hace libros sobre algo que nunca ha practicado) que detalla cómo cortejar a diferentes tipos de mujeres jóvenes, como "el vampiro" y "la flapper" (en escenas que parodiaban a otras dos populares películas de la época, “Mujeres triviales” y “Juventud llameante”), y toma un tren para ver a un editor en Los Ángeles. La joven rica Mary Buckingham sube al mismo tren después de que su automóvil se avería. No se permiten perros a bordo, por lo que esconde a su pomerania debajo de su chal, pero su mascota salta cuando el tren arranca. Harold rescata a su perro y ayuda a Mary a esconderlo del conductor. Ella ve su manuscrito, por lo que él comienza a contarle sobre su libro, superando su tartamudez con entusiasmo. Quedan absortos el uno en el otro. Al regresar a casa, Mary rechaza la última de una serie de propuestas de matrimonio de Ronald DeVore, sospechando que él busca su gran herencia.

La película conlleva ese aire alegre vitalista tan reconfortante, con gags que te sacan alguna media sonrisa. Ya con un incisivo comienzo en la presentación en la sastrería del Harold tímido con las mujeres, donde el tío y dos niños se ríen de él por esto, y con la entrada de varias féminas en la tienda vemos al tartamudo protagonista que se ruboriza por casi todo ante la burlas de ellas. Hay después algunos picos brillantes, como es la recreación de dos situaciones del libro que ha escrito Harold, con ese ‘Don Juan’ despreciando con displicencia y altivez a una vampiresa, con ese toque final desternillante de como la ‘vampira’ amenaza ante el pasotismo de Harold con clavarse una daga, ante lo que el hombre se la quita, y le da en su lugar run cuchillo más grande y se marcha (¿?). Al parecer parodiando un popular film de entonces, “Mujeres triviales”; Cuando recrea como el Harold duro somete a una ‘Lolita’ con arrogancia, a la que acaba azotando en el trasero, mientras ella más le adula y desea. En otra parodia a otra peli popular de su tiempo, “Juventud llameante”. Ambos segmentos muy jocosos en lo exagerado; Muy chancesco el tramo en el tren con el juego que da el perrito Pomerania no admitido en los vagones, hay un gran caudal de situaciones bien trabajadas para el humor, con ‘pesca’ de can, cambiazos de contenido de maleta, trampantojos de ladridos, aparición del elemento running-gag galleta de perro, escondidas en barba enorme, muy chistoso; Esta el tramo en la compañía de editor de libros, dejando constancia con gran modernidad de cómo se reían entonces del machismo, las mujeres cachondeándose de la visión que el advenedizo Harold tiene de las mujeres; Está el bucólico tramo en el rio, que comienza con un efecto visual formidable, cuando Harold piensa en Mary y mira al agua y ve su reflejo, pensando es su imaginación, pero en realidad Mary está sobre un puente, bajo el que está él en barca.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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15 de abril de 2018
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera película después de su separación profesional con Hal Roach. Y se nota, en esta película se ve realmente un antes y un después. Esta película da un paso más, y deja aún más de lado su pasado de coreografías y tortazos, para ser una comedia pura y llana. Sin los típicos gags de humor de la época. En anteriores películas (sobre todo cuando aborda el largometraje) se nota una madurez, no tanto corre-corre y menos coreografías para dar paso a una comedia como las de hoy en día.

Tengo que confesar, que me ha desinflidao un poco, sí que es verdad, que como película crea cierto interés, añadido a mi pasión por ver secuencias en exteriores donde se ve realmente las calles, coches, carreteras, calles reales de la época, que me fascina, sin decorados.

El tramo final, quizás lo más famoso de la película, llega a un punto de cansar, porque nunca llega, y la ciudad es enorme, nunca se acaba. Como el campo de fútbol de Oliver & Bengi.

Otro punto a destacar es lo machista que es el libro que escribe el protagonista. Donde lo arreglan (seguramente sin querer) cuando las mujeres se ríen de este libro, con lo que hace un punto muy bueno.
edugrn
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31 de agosto de 2013
0 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un joven terriblemente tímido dará azarosamente con una bella joven rica, ya prometida. Una película de cierto prestigio en la filmografía de Lloyd y, sin embargo, un entretenimiento muy por debajo de las posibilidades del cómico, dónde un argumento interesante se alarga hasta rozar la planicie de lo ya visto. Falta imaginación en "El tenorio tímido", pues todas las carreras de persecución de Lloyd y su papel de héroe, pese a la gran factura técnica de las mismas, quedan como demasiado repetitivas y nada sorprendentes. Pasable.
kafka
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