La corazonada

Un grupo de gente que no sabe actuar, con falta de personalidad, cero carisma y sin alma, tiene que resolver el asesinato de una boluda que a nadie le importa porque su personaje está desarrollado para el orto. Plus, ya sabés lo que va a pasar al toque aunque se la tire de tener vueltas de tuerca.

Ya a los cinco minutos de peli te das cuenta que es alto crap y diez minutos más tarde te está mandando a dormir.

Lo más llamativo es Joaquin Furriel que parece se ha inyectado una dosis de Sebastián Estevanez, ni él se cree en la película de mierda en que se metió, y lo acompaña Luisana Lopitalo con unos dotes de actuación equivalentes a una lagartija.

La Corazonada es la típica peli de Netflix, una productora con serias fallas creativas y que en general no para de hacer crap, de hecho ya es marca registrada de la casa, la mediocridad en su máxima expresión.

Me he puesto a verla con mucha ilusión, el tema lo prometía. Pero ya de entrada comencé a darme cuenta del error de mi "corazonada" cuando advertí que las actuaciones dejaban mucho que desear; es que creo que los propios actores no se creían lo que estaban filmando. Es una historia (o tres, en realidad) sin pretensiones ni nada nuevo, que solo al final intenta ser un thriller interesante mediante un par de vueltas y contravueltas que no son muy originales pero al menos dan un pequeño toque de atención al espectador frente a un filme lineal y sin atractivos.
En fin, ni para época de cuarentenas la recomendaría.

La primera película argentina original de Netflix, es un bodrio pretencioso precuela de Perdida, estrenada hace dos años en cines que tuvo bastante éxito.
Factura impecable como ya han destacado todos, si hay algo que no se le puede criticar a Netflix es la falta de presupuesto en sus producciones, y ahí se termina lo bueno, no pasa de ser un lindo envoltorio, con tomas hechas a través de drones, fotografía excelente, decorados impecables, etc.
La historia se resiente por donde se vea, ya que como Cordelia, ambas basadas en novelas de Florencia Eschetves, con la misma protagonista y director, pintan una policía que no tiene nada que ver con la real de Argentina, sino que copia el de series procedimentales tipo NYPD Blue, CSI, Chicago PD, etc, y encima los casos son predecibles, los personajes huecos, cascaras, estereotipos, malas copias de cuanto detective, policía, sospechoso y victima hay en series norteamericanas. Para peor los diálogos están repletos de frases sentenciosas, grandilocuentes, acartonadas, las escenas se ven plásticas, los actores atildados y recitando sus parlamentos, no hay nada genuino, ni realmente interesante, porque todo se ve y oye prefabricado.
Encima ni siquiera es un bodrio entretenido, es lenta, podrían sacarle tranquilamente 15 minutos por lo menos.

Alguien que quiera de verdad a Luisiana Lopilato debería invitarla a tomar un café, mirarla fijamente a los ojos, y con una mano sobre su hombro, decirle: "LUISIANA, LO DE LA ACTUACIÓN, NO ES PARA VOS". Aparentemente es una buena chica, madre y muy bonita. Ya está. No recuerdo una actuación (actuación ?) así. Ni lo intentó. Memorizó la letra y la tiró. Igual que el resto del elenco, todos muy parejitos, por lo pobre. Pero ella es la protagonista, no?. Fue tan inverosímil su actuación, que resultó imposible concentrarse en la película. Nunca dejó de ser Lopilato sufriendo la imposibilidad de armar un personaje. No se puede calificar el film, porque es inexistente. Se hace tan pesado, que no termina nunca, te deja vacío y la sensación de haber perdido el tiempo.
Alguien debería ayudar a Lopilato, y aconsejarla bien. Ësto, no es para ella.

No ocurre siempre, pero es una tendencia del cine argentino (más en el último tiempo) la de querer parecerse lo más posible al cine hollywoodense. Y no le sale. Yo prefiero, toda la vida, una producción nacional que se sienta más natural y auténtica.

“Casi Feliz” lograba esos fascinantes diálogos que tranquilamente podrían ocurrir en nuestro día a día. Este año, “El robo del siglo” también alcanzó ese efecto. En cambio, producciones mediocres como “La Corazonada” insisten en un habla que busca ser lo más neutral posible y termina saliendo como el traductor de Google, por lo monótono, robótico y seco.

No hay que confundir con malos actores (bueno… la Lopilato sí es de madera). Joaquín Furriel ha demostrado ser un tremendo intérprete en el pasado. Me gusta pensar que es nuestro Joaquin Phoenix local. Rafael Ferro siempre trabaja muy bien (y es de los pocos que destaco en esta historia). El tema acá está en la pésima dirección de actores.

Las dos tramas policiales que se exploran no son malas. Tampoco son más ingeniosas que un episodio al azar de CSI, pero te mantienen en vilo. Lamentablemente, Lopilato tiene demasiado tiempo en pantalla y te arruina la experiencia porque nunca entendés si está triste, feliz o con ganas de cagar.

Lo que me hace tanto ruido es esa necesidad imperiosa de mostrar instalaciones y procedimientos que no encajan para nada con nuestro país. Hace que los poquitos términos y vocabularios autóctonos que aparecen hasta suenen desubicados. No tengo dudas de que “La virgen en tus ojos”, la novela original de Florencia Etcheves, sea una obra literaria de calidad. Tengo entendido que esta adaptación es bastante libre.

Habiendo visto las últimas producciones argentinas en Netflix, puedo decir que están técnicamente bien hechas en su mayoría, pero las actuaciones dejan mucho qué desear, los diálogos son pésimos y el nivel de exposición es alto.

Nunca puedo sentir que los personajes estén teniendo una conversación real. Todo es muy artificial. Esto es especialmente cierto en una escena de interrogatorio que es tan pedorra que me dio vergüenza ajena (atentos al minuto 49).