La desconocida

De la denuncia al thriller, de ahí al drama y acabando con un deje de esperanza. Así es “La Desconocida”, la nueva película del director italiano Giusseppe Tornatore.

Traumatizada, casi sin conciencia, con un pasado que irrumpe en forma de no demasiado logrados flashbacks, se nos presenta Irena (Kseniya Rappoport), una mujer atrapada en espirales de amor-odio. La primera parte de la película avanza a ciegas, sostenida por los flashbacks de su pasado, que si bien son dosificados y paulatinos, alejan al público de la trama inicial.

Quien busque algo de Cinema Paradiso en esta película se llevará un chasco, porque aunque el director cae en el melodrama lacrimógeno y pseudodenuncia social, nos ofrece una trama de suspense emocional que no pierde nervio en ningún momento manteniendo al espectador en vilo hasta el final.

Increíble el comentario del crítico de El País: si el exceso formal o el mero efectismo impide tomarse en serio una peli...pues hay que tildar de payasesca a toda obra de tono afectado, y allí entran Lynch, Kubrick, Scorcesse y no quiero seguir contando. En resumen, no es la primera vez que las críticas de los usuarios de F.A. superan con creces los cachondos comentarios de los "críticos" con titulito de escuela secundaria.

La desconocida no es una obra maestra, tiene pegas, algunas de ellas de consideración, pero de todas maneras es innegable el poderoso trabajo que efectuó Tornatore.
Vamos por partes: la película posee dos segmentos bien diferenciados. El primero construye un drama con salpicones intimistas de intensa "vibra", mientras que el segundo segmento se adentra en el policial más genérico, pero conservando ese tono de terrible crueldad tanto a nivel físico como psicológico que inunda toda la obra. Crueldad fusionada con una terrible pasión que se transmite, principalmente, con una música realmente conmovedora.

Esa ambigua mezcla entre amor y perversión de la prota, con su pasado tormentoso, y esa pobre niña "pupilo" por momentos se vuelve insoportable. En principio porque nada queda velado; la cámara actúa aquí como uno de los ojos más dezfachatados y morbosos que he visto.

Lamentablemente, la peli pierde fuelle y verosimilitud en su segunda mitad: ¿Cómo es posible que la familia de la niña no de cuenta de lo que sucede, o por lo menos que lo sospeche con creces teniendo en cuenta la cantidad de sucesos delictivos que están rodeando el contexto? La pasividad de los padres, incluso el de la madre (porque sospecha y torea mucho pero no hace nada) no me resulta para nada coherente. Por eso mismo un 7, y no una nota más elevada.

La desconocida adquiere el nivel de una lapidaria metáfora que resalta todo lo friccionado, violento y lacerante que puede existir en una mujer que busca redimirse y al mismo tiempo no para de pisarse a sí misma, intentando descubrir sus semillas pero fracasando de forma desasosegante.

Drama social. Prostitución. Tráfico de bebés. A mi estos temas me ponen, de mala ostia, pero me ponen.
Éstas son las que le gusta ver a mi madre los fines de semana en tele silvio y antena peich, siempre que sus nietos, Iker y Álex por este orden, se lo permitan. En cambio no es ésta uno de esos dramones insulsos y descabellados y carentes de rigor narrativo. Este modelo italiano del año 2006 se pone de 0 a 100 en 0'2. En carretera el ritmo es muy bueno. Las marchas entran como la seda y no se sienten tirones. Hasta los 10.000 no hay que preocuparse, es entonces cuando la cosa pierde fuerza y necesitamos unos cambios de filtro y demás, pero todo en orden. En cuanto al interior es una mezcla de deportivo y clásico. Elegancia italiana en cualquier caso, marca de la casa. Quizá en el salpicadero un par de adornos de más que pueden exceder por sí solos pero en conjunto pasan desapercibidos. Es diésel y no consume gran cosa a pesar del caballaje. O sea que muy bien en lineas generales. La relación calidad precio es muy interesante.

Además de esto, me entran unas ganas de hacer un club de la lucha de la ostia, pero para ir por ahí cargándome un montón de hijos de puta que está el mundo lleno.

La dirección y el montaje es más que notable (de hecho el montaje es uno de los grandes aciertos de la cinta). La historia te mantiene en vilo durante toda la película y no llegas a aburrirte ni un momento durante sus casi dos horas de duracción. El guión es un poco mentiroso y presenta algunos fallos aburdos en su trama pero casi no importa por la calidad de la historia que nos cuenta. Dicha historia podría ser real pero que se presenta tan exagerada que llega a desvirtuarse al abusar de esos giros inexperados que tanto gustan al espectador. El tema principal de la película es una dulce maravilla. El resto del score casi pasa despercibido pues la emocion la aporta la actriz rusa que sustenta casi toda la película.

En definitiva, si puedes ir al cine pasa de basuras comerciales americanas y disfruta de esta gran película.

Esta película de Giuseppe Tornatore presenta varios y meritorios aspectos positivos y a la vez contiene una característica muy polémica.
Entre los aspectos positivos, para mi modo de ver, es haber evitado la linealidad, que la hubiera hecho muy larga, con la inclusión en retrospectiva de los recuerdos que acuden a la memoria de la protagonista y que van explicando el presente.
El segundo aspecto positivo y el de mayor ponderación es la actuación de la actriz rusa que encarna a la ucraniana. Realmente, muy convincente.
El tercer acierto es haber elegido una ambientación muy opresiva e intimidante, con referencias al cine de Hitchcock, envuelta con la música de Ennio Morricone que tiene como misión narrar la historia en forma simple y contundente.
Otro acierto es haber construido los recuerdos del personaje con una fotografía de color amarillento que denota decadencia y contaminación física y moral que también se expresa en la filmación de grandes basurales donde Irina busca y escarba.
El último acierto lo constituye aquellas escenas donde la ucraniana le enseña a la niña a defenderse, levantarse sobre la adversidad.
La duda radica en la ambigüedad de la propuesta de Tornatore. Deja demasiado para la interpretación y no define el espacio y tiempo de la historia. No se sabe si quería denunciar la situación de las mujeres explotadas criminalmente por las mafias rusas, ucranianas y en general del este europeo después de la caída del muro de Berlín y de la URSS; o si se refiere, como muchos creen, a la época soviética con la cual la historia sería un poco incongruente porque en dicha época no existían en esos países, al menos no de forma tan abierta, las mafias, los proxenetas, las esclavas sexuales y el tráfico de bebés. También se podría decir que la ucraniana llegó a Italia hace años para ser esclavizada por el Muffa y se escapó de una ciudad para ir a otra. Abona en este sentido el hecho de que los supuestos ucranianos hablan italiano.
O finalmente que a Tornatore y su guionista no les interesaba denunciar políticamente dicha situación sino hacer un melodrama sobre los vientres de alquiler que hace recordar a las telenovelas brasileñas de hace 20 años.
Lo cierto es que la violencia, la sordidez, el sadomasoquismo, la sangre y la crueldad de los recuerdos no parecen estar por gusto, están ahí para generar contraste.
La referida falta de definición es un defecto que lo pone debajo de varios cineastas que han tocado estos temas previamente pero es el medio por el cual nos ofrece su historia logrando devolvernos el precio de la entrada.