La reconquista
2,847
Drama
Manuela (Itsaso Arana) y Olmo (Francesco Carril) son una antigua pareja que se vuelven a encontrar quince años después. Cuando eran unos adolescentes estuvieron enamorados, pero se separaron. Se trata de una película sobre el tiempo; o sobre la conciencia del tiempo: del tiempo perdido y del recuperado; sobre lo que recordamos de nosotros mismos y lo que no; sobre las palabras, los gestos y los sentimientos a los que seguimos guardando ... [+]
15 de septiembre de 2017
15 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno imagina que si no es cool gafapasta pues es difícil entrar en este jueguecillo trascendente, de una trascendencia mítica. De personajes de plástico que no se cree nadie salvo aquel que piense que alguna vez ha actuado así, o le gustaría hacerlo. Esto es, como personaje de novela barata pero de aire grandilocuente. El resultado es como todas las películas de este señor. Nada. Juegas a echarte unas risas a ver cuántas pausas harán entre frase de enjundia y frase de enjundia. Es tan falso, tan pretencioso, tan pomposo en el vacío pero rodeado de poesía existencial. Imagino que el apoyo de la famiglia hace lo suyo.
Solo apto para gentes cargadas de psicotrópicos o que se han pegado sesión continua de Pajares y Esteso y necesitan verdad existencial.
Solo apto para gentes cargadas de psicotrópicos o que se han pegado sesión continua de Pajares y Esteso y necesitan verdad existencial.
26 de julio de 2017
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de más de una década sin verse, una pareja vuelve a encontrarse por las calles de Madrid y tratarán en una noche de ponerse al día de lo vivido en todos esos años separados. ¿Habrán cambiado o seguirán siendo los mismos?
Tenía cierta curiosidad por ver ya de una vez una película del prometedor Jonás Trueba, y para allá que fui seducido por un fabuloso envoltorio, en una proyección al aire libre en los jardines de Bodegas Franco-Españolas de Logroño. Los ingredientes no podían ser mejores, pero me aburrí sobremanera. No entré nunca en la trama, tal vez por las actuaciones impostadas y por los primeros planos, que apocaban. Son ese tipo de películas-obras de teatro, llenas de conversaciones que quedarán muy bonitas reflejadas en palabras en un papel, pero que a la hora de dar el salto a la gran pantalla y cobrar vida...no logran su cometido de atrapar al espectador ni de que se identifiquen con lo que están viendo. Ese primer amor idealizado, que visto con perspectiva con los años, se convierte en una mal paso dado en un charco lleno de barro. Y que si los juntas 15 años después ya no queda nada, ni tan siquiera el regusto de un mal sueño. Menos mal que una botella fresquita de vino blanco ayuda a que las penas pesen menos y logra además que una mala película se convierta en una experiencia bonita para ser recordada por muchos años, con una sonrisa tonta (y de medio lado) en la boca. Virgilio, amigo, la próxima película la eliges tú.
Sacapuntas de oro: Los momentos musicales, tan intimistas y rasgados. Y el baile, descontrolado.
Sacapuntas de madera: Las interpretaciones, tan fingidas y sobreactuadas. A los entendidos el final les seduce, a mí me da más motivos aún para cerrar los ojos y echarme una cabezadita. Y se te hace eterna.
Nota: 2,5 Sacapuntas.
Tenía cierta curiosidad por ver ya de una vez una película del prometedor Jonás Trueba, y para allá que fui seducido por un fabuloso envoltorio, en una proyección al aire libre en los jardines de Bodegas Franco-Españolas de Logroño. Los ingredientes no podían ser mejores, pero me aburrí sobremanera. No entré nunca en la trama, tal vez por las actuaciones impostadas y por los primeros planos, que apocaban. Son ese tipo de películas-obras de teatro, llenas de conversaciones que quedarán muy bonitas reflejadas en palabras en un papel, pero que a la hora de dar el salto a la gran pantalla y cobrar vida...no logran su cometido de atrapar al espectador ni de que se identifiquen con lo que están viendo. Ese primer amor idealizado, que visto con perspectiva con los años, se convierte en una mal paso dado en un charco lleno de barro. Y que si los juntas 15 años después ya no queda nada, ni tan siquiera el regusto de un mal sueño. Menos mal que una botella fresquita de vino blanco ayuda a que las penas pesen menos y logra además que una mala película se convierta en una experiencia bonita para ser recordada por muchos años, con una sonrisa tonta (y de medio lado) en la boca. Virgilio, amigo, la próxima película la eliges tú.
Sacapuntas de oro: Los momentos musicales, tan intimistas y rasgados. Y el baile, descontrolado.
Sacapuntas de madera: Las interpretaciones, tan fingidas y sobreactuadas. A los entendidos el final les seduce, a mí me da más motivos aún para cerrar los ojos y echarme una cabezadita. Y se te hace eterna.
Nota: 2,5 Sacapuntas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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24 de enero de 2017
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viajar en moto es cómodo y arriesgado, es una aventura solitaria.
Viajar es adentrarse por caminos desconocidos, descubrir lo inverosímil.
El cine es un viaje, una búsqueda.
La Reconquista es un viaje al pasado, un manido viaje al pasado.
Hoy soñé con una exnovia, la vi mejorada, como si de una cuenta pendiente se tratara.
El pasado viaja con nosotros, y el futuro, ya lo dijo Eliot, y también A García Calvo cuando sentenciaba provocadoramente que el futuro no existe.
Lo difícil es admitir que el amor no existe. Al menos una visión encorsetada del amor. El amor como folletín, cliché, libro de instrucciones.
Me gusta de La Reconquista la música, los bailes, la aventura, la marcha. No me gusta la lentitud de los cafés, el repaso de un pasado nada glorioso. Ya sé que no hace falta glamour para que un pasado se venere, pero sí echo en falta mayor lirismo, si jugamos a ser líricos creemos algo de poesía.
Me disgusta que me haya aburrido una peli de amor. Seguiré viendo pelis de amor. Si me vuelven a disgustar me lo miraré, por ahora no me interesa revisar esta peli que me ha decepcionado, como un mal amor.
Viajar es adentrarse por caminos desconocidos, descubrir lo inverosímil.
El cine es un viaje, una búsqueda.
La Reconquista es un viaje al pasado, un manido viaje al pasado.
Hoy soñé con una exnovia, la vi mejorada, como si de una cuenta pendiente se tratara.
El pasado viaja con nosotros, y el futuro, ya lo dijo Eliot, y también A García Calvo cuando sentenciaba provocadoramente que el futuro no existe.
Lo difícil es admitir que el amor no existe. Al menos una visión encorsetada del amor. El amor como folletín, cliché, libro de instrucciones.
Me gusta de La Reconquista la música, los bailes, la aventura, la marcha. No me gusta la lentitud de los cafés, el repaso de un pasado nada glorioso. Ya sé que no hace falta glamour para que un pasado se venere, pero sí echo en falta mayor lirismo, si jugamos a ser líricos creemos algo de poesía.
Me disgusta que me haya aburrido una peli de amor. Seguiré viendo pelis de amor. Si me vuelven a disgustar me lo miraré, por ahora no me interesa revisar esta peli que me ha decepcionado, como un mal amor.
5 de mayo de 2018
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aburrida, lenta, pesada... Esperaba que de repente cambiará de registro, incluso llegando al final.
Cuando se llega a una cierta madurez, ya han pasado por nuestras vidas, películas que hablan del primer amor o de los que se mueven en el tiempo. Quizás, no haya que darle demasiadas vueltas y sea tan simple, que creer que es una película realizada para adolescentes.
Cuando se llega a una cierta madurez, ya han pasado por nuestras vidas, películas que hablan del primer amor o de los que se mueven en el tiempo. Quizás, no haya que darle demasiadas vueltas y sea tan simple, que creer que es una película realizada para adolescentes.
20 de octubre de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre se dice que debes dejar lo mejor para el final, y en esta película así sucede. Una intensa evaluación del paso del tiempo y de los amores juveniles, que con gran acierto juega con los tiempos para ir 'in crescendo' hasta el principio, una marcha atrás que nos despeja las dudas sobre lo que vivimos y lo que pensamos vivir, lo que sentimos y lo que pensábamos que sentíamos. Sobra metraje en esta cinta que fluye sin pensar, sin hablar, solo viviendo y compartiendo, con la musicalidad en cada fotograma, con esos poemas cantados que narran en paralelo a las miradas y actos de unos personajes bien desarrollados y que se descubren, se abren al espectador. Tras un titubeante lento comienzo, la espléndida segunda parte nos reconcilia con el director.
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