Trees Lounge (Una última copa)

Ríete de la cotidianidad de plástico de Sam Mendes en American Beauty o del grotesco desgarro social de Larry Clark. A mi juicio Buscemi, queriendo simplemente hacer una película sin pretensiones, da una lección a muchos directores de sencillez y, ante todo, naturalidad, la cual resulta demoledora a la hora de perfilar de un modo tan brutal la decadencia de sus personajes. No encontraras complejos, ni artificios, ni manipulación interesada. Muestra que no hay por qué recurrir a los principios del Dogma para crear un ambiente de realismo en la historia.

Por otro lado, al ser (el Sr. para mi a partir de ahora) Buscemi actor, y muy bueno por cierto, hace un magnífico trabajo con el elenco, dotándolos de una homogeneidad imprescindible para que todo encaje con naturalidad y viendo la película te sientas que simplemente tú pasabas por ahí. Esto es algo que grandísimos directores aun no han coseguido.

Tengo que hacer referencia obligada al "Post-Underground" de Tom Dicillo y al comic Odio de Peter Bagge, así que si sabes de lo que hablo y no has visto esta película, ya estás tardando.

Pero ante todo si alguna vez has sentido en tus propias carnes el romanticismo patético de "tocar fondo" no te pierdas esta película. Eso sí, prepárate una copa y deja a mano la botella.

Como no podía ser de otra manera el actor independiente Buscemi ("Fargo") debutó en la dirección con una obra independiente, ambientada en un contexto autobiográfico. El resultado es estimable y muy agradable en un tono agridulce simpático, algunas veces brillante.
Una historia sencilla centrada en el bar que da título original al film, dónde se cruza y descruza la vida de unos cuantos personajes, que se refugian en la bebida para disimular sus frustraciones, con un protagonismo absoluto del propio Buscemi, un tono oscilante del drama a la comedia y buenas interpretaciones. Para que más. Y nada menos.

En su debut tras la cámara, Steve Buscemi también se pone delante y firma el guión de esta evidentemente pequeña y decididamente interesante película.
La mediocre cotidianeidad de un tipo zarrapastroso y muy poco de fiar, que se pasa las horas en el bar que da título al film, da para hora y media de cine más que digno, en la que se exploran las miserias del personaje principal y algunos de sus vecinos de barra. Eso sí, con una mirada indulgente y acaso cercana a la simpatía por esa clase de personajes entre la marginalidad de medio pelo y la gamberrada sin consecuencias graves que tan bien le casa a eso que todos llamamos desde hace tiempo "cine independiente americano".

No serán pocos los que reconozcan situaciones semejantes a las que se dan en el bar que frecuenta Buscemi en "Trees Lounge", somos muchos los que paramos de forma más o menos asidua a un bar, sin necesidad de ser alcohólicos, por quedar, por cultura, por los amigos. El actor protagonista, y aquí también director independiente, firma una de las películas más reales que te puedes echar a la cara, plagado de situaciones feas, rodeados de mediocridad a menudo, y con personajes que viven tan anclados a su copa que forman parte indispensable de ese ambiente. De hecho esos tristes alcohólicos son en parte los que crean el ambiente. Buscemi en concreto además, nos enseña lo que es tocar fondo, aunque creo que él sabe que aún puede caer más y más.

La realidad es la de "Trees Lounge", el que quiera ver tíos o tías buenas que se vaya corriendo, aquí el que no está hundido o en la ruina poco le falta, o tiene problemas con su pareja, o barriga cervecera, o una dentadura imperfecta, o vive al margen de la familia. Lo bueno sin embargo es que el drama no está servido como si enseñar esa tragedia humana fuera el objetivo de la película, aquí hay algo más que esa suma de problemas sin solución, no se trata de una borrachera infinita, no es el drama por el drama mismo. Buscemi arrastra una cantidad de malos rollos que parece mentira que se puedan reunir juntos en hora y media, pero al menos el tono es como poco agridulce, no es una comedia, no, pero mucho menos una tragedia.

La vida es así, bien lo sabemos los que vamos a los bares y siempre encontramos las mismas caras, los mismos gestos, como si fueran moléculas específicas, lo mismo aquí que en los USA o en Brasil, puertas adentro vas a encontrar a la misma gente tóxica. Aunque a menudo, por qué no decirlo, también pienso que los bares son un gran invento... Bares qué lugares, tan gratos para conversar...

Segundo visionado de esta modesta y encantadora película, construida indudablemente con el material con el que se forja el alcohol, y que me ratifica que es un dignísimo debut.

Pese a que el Señor Rosa es bastante más brillante como actor que como cineasta, aquí desarrolla muy correctamente una historia de borrachines, perdedores y cafres muy entrañable, sin excesivos momentos brillantes pero con un nivel más que aceptable, y desde luego con encanto a raudales.

Mejor que Animal Factory, donde irrumpí yo plagado de carmín, desde luego que es.

Mejor que Interview, su última irrupción como director, yo diría que no.