Eso es este club de lectura hecho película.

Más de lo mismo en cuanto a un guión que hace aguas, un argumento simplón que se sabe desgarbado e insustancial, una fotografía penosa, un propósito que no va más allá de sacar pasta sin demasiado esfuerzo y el lucimiento de sus (ya) decadentes estrellas, y precisamente ellas, cuatro actrices de trabajo irregular (creíble y divertida Bergen, discreta Steenburgen, irritante Keaton y poderosa Fonda, pese a lo obvio de su personaje) que son lo único realmente atractivo de "Book Club".

La película adolece de varios problemas, uno de ellos es el de ir de feminista y para ello relega a los personajes masculinos a simples comparsas, sin profundidad ni interés, tal y como se hacía antiguamente a la inversa. Semejante maniobra pone de manifiesto que no han entendido nada. Lo mismo ocurre con la parte final, que explico en "Spoiler" para no desvelar nada.

Dicho esto, y por eso la apruebo, hay que reconocer que "Book Club" es un pasatiempos grato. Fluye con solvencia, es amena y moderadamente divertida, adecuada para esos días en los que no quieres pensar demasiado, porque no todos los días se puede ver "Chinatown"...

Porque lo de esta serie se ve venir de lejos. Aún así, me metí en el charco, de título "Todo lo otro", que ya anticipo que no es más que lugares comunes, por muy camuflados bajo capas y capas de pura chabacanería que esté.

Van de modernos, de hablar de cosas muy de este siglo, tales como la liberación y la insatisfacción sexual, las relaciones personales o el cambio de sexo, siempre mediante, por supuesto, un lenguaje muy de la calle que sólo es de mal gusto, con el "puto" todo el día en la boca. Y será un reflejo de la juventud de ahora, categoría a la que pertenezco, pero en una obra audiovisual espero un nivel más sofisticado.

Francamente, pasé vergüenza ajena con esta serie, con su protagonista, con lo mal que actúan casi todos y con lo desagradable, lo ordinario y lo simplón que es todo, que repito, es lo mismo de siempre sólo que más cutre.

Lo peor de "Siete hermanas" es que la vi a sabiendas de que muy buena no podía ser. Ninguna de este tipo lo es, quizás sólo se salva "2012". Es difícil de tragar todo lo que nos proponen estas ficciones, pero esta en concreto se lleva la palma, empezando porque nadie se percate de la existencia de siete niñas, repito, siete niñas, escondidas en un piso hasta su edad adulta.

Y luego todo lo demás, especialmente la fastidian en la nimiedades, como suele suceder. Por ejemplo, que las hermanas sean diametralmente opuestas, tanto en carácter como en apariencia. Por lo general, los hermanos suelen parecerse, y no hablo de las facciones del rostro, sino en gustos, en carácter, incluso en el estilo de vestir. Aquí cada una es un tópico andante*(1). Por no hablar de la forma en la que el abuelo las trata, que más que un abuelo parece un profesor. Además, ¿quién está en su casa con americana?

Más tonterías. La forma en la que los guardias las miran fijamente cada vez que tienen que pasar por un control. Queda claro que es una película porque estos guardias llevarán años controlando a decenas de personas por día y es imposible mantener esa pose de alerta tanto tiempo. Por desgracia, lo hemos visto con los dichosos pasaportes Covid. También es llamativo, por no decir anormal, que siempre vayan vestidas de la misma forma cuando salen a la calle. Nadie sospechará de que son distintas porque estarán dudando de su higiene personal. No sé qué es peor.

¿Lo (único) bueno? El guión (risas). No, en serio, su mensaje. Es incomprensible cómo la peña sigue pariendo como gorrinos sabiendo que: primero, cada niño significa más contaminación; y segundo, la existencia de tantísimos niños huérfanos en el mundo. Team Glenn Close a tope.

Menudo tostón. Dura como siete horas -o eso me pareció- y le sobran seis y media. Pero la culpa es mía por creer que la pareja Iñárritu-DiCaprio no daría un engendro infumable. En esta película hay más ego que nieve.

El actor logró su querido Oscar y el director siguió su senda de tostones. Todos contentos, menos los pobres espectadores, que no sólo nos hemos aburrido como ostras, sino que si lo dices en alto corres el riesgo de ser catalogado de memo, de insensible y de pobre diablo. Pues lo digo con las letras bien claras: "El renacido" es una de las películas más terriblemente soporíferas que he visto.

El argumento llega a darse la vuelta y deseas que maten a DiCaprio de una vez. Que termine esta agonía, por Dios. Muy bien rodada y todo lo que queráis, pero no compensa.

Para ver una vez en la vida, más la dejarían desnuda, con el esqueleto a la vista. Paradójico es que servidor no la había visto nunca y, aún así, sabía de su giro final, ya que fue tan popular que las múltiples referencias hechas en otras películas y series me descubrieron el pastel aún sin probarlo. Así que la sorpresa a tomar por saco, pero me quedaba todo lo demás... El problema es que "El sexto sentido" no tiene nada más.

Nada más que sentimentalismo barato, ñoñeces varias* y una inverosimilitud manifiesta, no tanto en el propio sexto sentido, sino en su intrínseca forma de proceder. Y me reitero: se le ven las costuras. Es una trampa, un engañabobos, es montar un pifostio que, mientras lo ves crea intriga, pero luego, si piensas un poco, se queda en nada.

Aunque intuyo que el director, que ya me había intentado engañar en otras ocasiones, nunca quiso hacer nada realmente serio. Si no, no hubiese contratado a Bruce Willis. El niño actúa decentemente, pero sigue siendo un niño; y Toni Collette es una buena actriz pero no me gusta. Al resto poco más les dejan, ya que esta película se encarga de reiterar una y otra vez que esto es territorio Willis.

Cutre, empalagosa y maniquea, "El sexto sentido" es una simple chorrada que, ni como película de terror, funciona. Quizás en el siglo pasado podía despertar cierto asombro, pero hoy en día no produce ni cosquillas. Si queréis fantasmas, corred a Ghost.