A la hora de ver "Girl" el verdadero desafío es librarse de todo aquello que condiciona la percepción de una historia tan potente como ésta. Librarnos de prejuicios sociales, de alegatos antidiscriminación, de la inevitable carga política. Quedarnos con el potentísimo retrato que componen en su mayor parte Victor Polster y Lukas Dhont. Retrato de la determinación y la inseguridad, la fuerza y la flaqueza, el sacrificio decidido y el castigo inmerecido. Haciendo de la danza el canal a través del que seguimos un relato de tensión sorda y permanente, que no decae en ningún momento.
Todo esto es lo que hace de ´"Girl" una gran película. Y lo demás está bien, pero para el postureo.