Muñeco diabólico 2

A pesar de que en su última escapada quedó totalmente chamuscado, Chucky (Brad Dourif) resurge de sus cenizas cuando la fábrica de juguetes propietaria decide reconstruirlo para acabar con la mala publicidad que la rodea. Chucky vuelve a estar entero y con ganas de acción y, sobretodo, más cabreado que en la anterior entrega, y se nota. Sigue la pista de su presa (Andy Barclay (Alex Vincent)) hasta dar con la familia que lo ha adoptado, iniciándose así un rosario de desgracias con generosas dosis de sangre y mala leche. Es una secuela que evoluciona dirigiendo la historia original hacia un terreno mucho más escabroso y a la vez irónico, cumpliendo de sobras con su cometido principal: entretener.

Es evidente que la historia que narra esta secuela no tiene la “originalidad” ni el suspense de la primera hora de la anterior entrega, pero en cambio supera a ésta con creces en lo respectivo a mala leche, presentando a Chucky como maestro de ceremonias y gran protagonista principal de la cinta. Un personaje mucho más desesperado, violento, sádico y radical que el visto en la primera parte, quedando en esta entrega todavía más patente la falta de pretensiones de la saga y su compromiso fiel con el entretenimiento sin mayores pretensiones, destinado sobre todo a aficionados al terror no demasiado exigentes y con ganas de pasarlo bien.

El hecho de que parta de una historia ya narrada no condiciona ni es un hándicap para el resultado final, ya que mientras el film original contenía momentos algo tediosos y pecaba en cuanto a falta de ritmo, sobretodo en su primera mitad, aquí tenemos el camino allanado para dar rienda suelta al gamberrismo muñequil, centrándose más en el personaje de Chucky, mostrando su evolución como asesino total, contado desde una historia desenfadada que aúna acción pura y dura sin concesiones con un humor negro que solo volverá a repetirse en la saga en su cuarta entrega.

Y es que “Muñeco diabólico 2“, aunque a priori pueda parecerlo, no es una cinta con finalidad puramente económica (al menos no en parte). Es una secuela que lleva con orgullo la etiqueta de “cinta de terror de serie B”, nada conformista con lo visto en su antecesora y sobre todo con un muñeco cuyo diseño es mucho más terrorífico a la vez que desagradable y con secuencias para el recuerdo como la del “castigo” con la regla a la señorita Kettlewell (Beth Grant) (profesora de Andy) o toda la memorable y sublime secuencia final en la fábrica de juguetes.

En cuanto al trabajo de John Lafia (que en paz descanse), pues nada del otro mundo, aunque resulta muy bueno para el film que nos ocupa, predominando unos contrapicados en ocasiones demasiado exagerados y los planos cortos o generales en los ataques del muñeco. Quizás el marcado look ochentero no haya aguantado muy bien el paso del tiempo, aunque tampoco molesta en exceso. El guión de Don Mancini -co-creador de Chucky-, es sin duda el mejor de toda la saga conteniendo a partes iguales diversión, terror, humor negro y acción. Resulta curioso como en esta entrega se narra todo desde el punto de vista del muñeco, desde sus inicios hasta el funesto final, además de contener algunas muestras de simpatía hacia el personaje de Chucky como el tipo de personajes a las que asesina en esta entrega, todos ellos detestables (Phil Simpson (Gerrit Graham)…era odioso).

Todos esos personajes son perfectamente asesinables (al igual que estúpidos) dentro de las reglas del cine de terror de serial killers: profesoras insoportables (con Beth Grant haciendo un papel similar -y tan odioso- al que haría muchos años después en “Donnie Darko” (Richard Kelly, 2001)), padres adoptivos (este tipo de personajes siempre pillan), un empresario de la compañía y hasta un Good Guy sin alma que es machacado por el supuesto símil. Muy acertada es la memorable secuencia final en la fábrica, cuando Chucky, una vez que sabe que jamás podrá abandonar el cuerpo del muñeco (a la vez que haciéndose humano y mortal), desesperado sigue a Andy para acabar con él, pues le considera el máximo culpable de que haya pasado demasiado tiempo atrapado en el cuerpo del muñeco.

Mientras al inicio del film veíamos como poco a poco iban reconstruyendo a Chucky pieza por pieza, en la fábrica vemos como es de nuevo metido en una máquina y “rediseñado” desuniendo todas sus partes y volviéndolas a unir pero de forma caótica y destructiva. Es como un retorno al estado del que jamás debía haber salido. En esta secuela vemos como Chucky es como una especie de playmobil sangriento, el cual se autocompleta con un cuchillo como garfio (una vez perdida la mano) o con una tanqueta cuando tiene las piernas destrozadas. El guión juega mucho con la “transformación” del muñeco adoptando cada vez más su original naturaleza humana y con la perversidad.

Graeme Revell compone la que para mi es una de las mejores bandas sonoras de la saga, este compositor volverá para Bride, aunque no utiliza ninguno de los temas vistos aquí. Por suerte el compositor Joseph Loduca, (Curse, Cult, Serie) recuperará el tema principal, y otros de otras entregas, resultando verdaderos temazos.

“Muñeco diabólico 2” es una cinta ochentera la mar de maja, nada desdeñable, irregular como muchas propuestas del estilo, pero realmente divertida, eficaz y con cierto encanto. El film más irónico y gamberro de toda la saga, y sin lugar a dudas la mejor secuela. Mención especial a la parte en donde una máquina le cose la entrepierna a Chucky mientras éste grita de dolor, que supone un guiño a la máquina de coser en el asesinato de la madre adoptiva de Andy. La escena, en la que Chucky destroza y entierra a su “alter ego” good guy resulta ser como una metáfora de lo que realmente ansía el propio Chucky, enterrar el cuerpo en el que está encerrado y poder adoptar el cuerpo de Andy y de paso librarse del infierno. Incluso en dicha escena podemos ver los relámpagos como un guiño a las escenas de vudú vistas en la primera parte o en ésta incluso.

NOTA: ★★★★½ (9/10)

En esta segunda parte Chucky gana y pierde en ciertas cosas.

A favor gana en expresividad y carisma, convirtiéndose también en un asesino de culto del género por completo, como Jason o Freddy

El humor negro sigue presente y más fuerte que en su primera parte, algo de agradecer, aunque por contra, el pequeño factor miedo que podría tener, desparece por completo en la película, ganando un poquito más en tensión en algunas escenas, olvidables por supuesto.

Claro detalle a los enfoques en la película, al altura del muñeco algo que gana bastante en este detalle.

La violencia en la película es justitta, digamos que para alguien que ya ha visto muchas películas del género y películas gore esto le parecerá muy insuficiente, pero cumple en todo ello y no hace falta exigirle más.

Por otra parte, en unos detalles u otro no logra sorprenderte nada, quizás ese sea el gran punto negativo.

¿Qué la segundas partes nunca fueron buenas? Pues Chucky rompe con esa regla, con una segunda aprte también muy entretenida y que merece la pena ver.

Lo mejor

-Mayor humor negro
-La evolución de Chucky, convirtiéndolo no solo en un icono.
-Los planos son buenos.
-La violencia y la tensión, justas pero cumplen su cometido.

Lo peor

-Que ya no logra sorprender tanto
-Algo más de sangre le hubiera dado un toque especial.
-La historia es bastante simplona y no tan buena como la de la primera parte.

Siempre he visto las películas como comedia, una comedia slasher que no se empeña en ser muy realista, porque realmenta resulta irrisorio los modos en que Chucky logra algunos asesinatos o incluso en esta ocasión la excusa de cómo revive. Y es cuando uno puede ver a ese muñeco de plástico con magia de vudú ser malvado es un divertimiento absoluto. En esta secuela la puesta en escena es buena, aunque lo que más destaco es la banda sonora y un par de buenas kills. Unas fotografías competentes en suma con actuaciones irregulares dan paso a una secuela un poco menos inspirada que el filme original, aunque el clímax del filme en su secuencia final me parece tremendamente divertida.


Comentario Final: Dentro de un universo hipotético y autoparodico en donde algo como Chucky sea tan malvado como para matar 5 personas, el filme resulta aceptable, hay que aceptar que Chucky tiene mucha personalidad y que el conjunto es una comedia de terror simpáticona

Bien es verdad que la primera 'Muñeco diabólico' tenía un final que no invitaba a que hubiese más secuelas, pero claro, a ver como le dices al estudio después del éxito que tuvo que no se hagan más. El caso es que esta primera continuación de unas seis que quedaban por venir no está del todo mal.

A falta de repetir el director Tom Holland y el compositor Joe Renzetti sí que repite el guionista Don Mancini y justamente uno de los co-guionistas de aquella, John Lafia, pasa a la silla de director dando las órdenes a Alex Vincent quien eclipsó en su papel a los actores mayores solo siendo superado por Brad Dourif, quien repite para bien de la salud de la película.

El combo Vincent/Dourif fue el principal responsable de que 'Muñeco diabólico' no fuese una mediocridad o un fracaso y vuelven a dejar constancia de que fueron los actores correctos en esta secuela que no pretende inventar la rueda y cuenta con un libreto simple a la par de efectivo. No llega al nivel de la primera por algún detalle como la falta de Renzetti poniendo la atmósfera musical (sin que esta esté mal, que no lo está), mas se nota que pensaron bien como desarrollar la cinta para que no haga recordar al filme predecesor y sepa valerse por sí mismo.

A pesar de que mayormente es la misma fórmula, consigue salvarse de la quema de forma solvente y no muy lejos de la cinta de 1988.

En cuanto a historia, es lo mismo. Chucky tiene que ir por Andy cuanto antes para traspasar su alma, pero nadie le cree al niño que el muñeco está vivo. Sin embargo, esta vez sin la madre, podemos ver sentir más la angustiosa soledad del protagonista mucho mejor interpretado por un dos años mayor Vincent.

En cuanto a actuaciones además tenemos más minutos y participación para el gran Brad Dourif como Chucky, algo fenomenal, y la adición de grandes personajes secundarios muy bien actuados en los padres adoptivos (Gerrit Graham y Jenny Agutter) y su nueva hermana (Christine Elise), más que simples arquetipos y muy bien interpretados. El ritmo, los jumpscares, el gore, los efectos especiales y la animación del muñeco, todo es mejorado considerablemente.

No es sorprendente ver bajos puntajes para las películas de terror, incluso las buenas, pero que esta secuela justamente tenga menor calificación que la original sí que es extraño... y equivocado.