Misterios de Pittsburgh

No me cabe la menor duda que la nominación para el gran premio del jurado en Sundance 2008, es justa y adecuada al espíritu del festival, pero en lo que a mí concierne y al contrario que otras muchas producciones con dicho pedigree y espíritu, la historia de este tipo para el cual ser hijo de un gánster le supone una carga y tras graduarse y con todo el verano por delante, antes de satisfacer a su padre entrando a trabajar para su tío Lenny, decide entrar a trabajar como empleado en una librería durante esos tres meses para así sentirse dueño de su vida y las vicisitudes sexual/existenciales por las que pasa debido a su confusión en cuanto a carne o pescado, me han dejado absolutamente frio, por mucho que esté basado en una novela de Michael Chambon y que actúen la siempre interesante Sienna Miller, la guapísima y sensual Mena Suvari (deliciosa y divertida en el papel de la encargada de la librería), el gran Nick Nolte (se come la pantalla en cada aparición a pesar de ser evidente que actúa de forma rutinaria) y Peter Sarsgaard haga un buen trabajo como ese “bad boy con moto” que despierta las bajas pasiones del hijo del gánster.

Los Misterios de Pittsburgh, una película cuya existencia pasó desapercibida para muchos de nosotros quienes nunca vimos trailer alguno. Un reparto nada desestimable, sobre todo por la presencia de Sienna Miller, una adictiva actriz aun por explotar en el olimpo interpretativo. He aquí que al finalizar la misma me quedo exactamente igual que antes de verla.

Existen ya unas cuantas películas sobre triángulos amorosos, incluso de este tipo (no revelaré la naturaleza del mismo), sin embargo aquí no se cuenta bien, o peor, no se interpreta bien. Es una percepción muy subjetiva, claro, pero el descubrimiento de la verdadera naturaleza del ser suele pasar por experiencias menos extremas que esta, y aun así he visto muchas películas que dejan mejor sabor de boca. No tiene que ver con lo trágico, ni con lo inusual, sino con la manera de narrarlo. En el caso que nos ocupa, la misma no es convincente, ni tan siquiera factible. Este factor, unido a la muy mala recreación de la época, hace que la relevancia del filme se codee con la de los telefilmes de antena 3 a las cuatro de la tarde.

Un poco a contracorriente de todo lo que he venido leyendo acerca de esta peli en film afinnity me parece una excelente pelicula para el bajo presupuesto del que dispone, desde luego no va a entrar en la historia del cine, pero consigue al menos desde mi punto de vista un acercamiento mayor al espectador a través de entrañables personajes, en especial el prota, que otras grandes megaproducciones americanas de gran taquillaje pero pronto olvidadas

Desconocida película independiente que sigue los típicos patrones de estas producciones, es decir, contar con un novel y desconocido director, poco presupuesto y alguna que otra cara conocida de jóvenes actores que le den un pequeño empujón al proyecto. En este caso, esos actores son el siempre solvente Peter Sarsgaard, actor que me gusta mucho y al que aún no he visto en una mala actuación y que es de lo mejor de este film, una atractiva Sienna Miller que no acaba de dar con ese papel que le dé el prestigio que se merece como actriz más que interesante que es. Está claro que la cámara la adora y que la chica tiene una naturalidad a la hora de actuar digna de elogio aunque quizás esté algo encasillada en papeles de chica alocada, y un joven y más que interesante Jon Foster, hermano pequeño del también actor Ben Foster y que ya había llamado mi atención con su sobria actuación junto a Kim Bassinger en "Una mujer difícil". Junto a este trío de interesantes actores, tenemos a la siempre desaprovechada Mena Suvari, en un pequeño papel del que saca todo el jugo que puede y al veterano Nick Nolte, quién sigue teniendo esa imponente presencia en pantalla y que sigue dando lo mejor como actor aunque su personaje no le deje lucirse todo lo que podría.

Pues meh. “Misterios de Pittsburgh” trae al cine la novela homónima ganadora de un Pulitzer, lo que da a entender que la cosa tiene enjundia, al menos en lo literario. Ahí no voy a entrar, porque no la he leído, de modo que poco puedo decir en cuanto a si capta el espíritu mejor o peor o si la adaptación es más o menos correcta. Sí puedo decir que, después de ver la película, me no me han entrado ganas (ni siquiera unas pocas) de incluirla en mi lista de lecturas futuras. No es que sea una mala historia, pero no es ni de lejos la primera película que trata el tema de la transición a la adultez, por lo que poca novedad hay por ese lado, ni es un tema que me interese.

Por lo visto, este género de evolución personal se denomina ‘coming-of-age’, así que algo he aprendido y, como no podía ser de otra forma, “Misterios de Pittsburgh” se focaliza en la parte del despertar sexual, las primeras relaciones y la exploración de la identidad de género. ¿Alguien ha dicho morbo? No, tampoco se puede criticar la decisión de enfocar el tema desde el punto de vista más controvertido y más comercial, pero tampoco podemos negar que ya en la época había setecientas series y películas del estilo. Y con un ritmo más llevadero, menos pajas mentales y sabiendo encontrar elementos de entretenimiento.

Y es que quizá sea ese el gran problema de la obra: que parece dar por hecho que basarse en una novela ganadora es garantía de éxito y se olvida de que el cine sigue sus propias normas y no basta sólo con captar la atención, sino que también hay que mantenerla todo el metraje. A “Misterios de Pittsburgh” se le hace muy larga la carrera y se desfonda en el primer tercio de película, tras jugar la baza del entorno mafioso y la familia retrógrada y poco receptivo a lo que se salga de la heteronormatividad y presentar a unos amigos que ayudan al protagonista a comprenderse a sí mismo. La última hora es una chapa que repite machaconamente mensajes de inclusividad y autoafirmación contra la que no se puede estar en contra las primeras treinta veces, pero luego ya dices «venga, coño, sí, ya me he enterado (como si no lo supiera ya) de que ser gay no tiene nada de malo» y esperas en vano que suceda algo que rompa el bucle.

Buenas intenciones con algún momento simpático, pero se hace aburrida en general. Y algo depresiva. No es para todos los paladares.