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Críticas de Toribio Tarifa
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Críticas 94
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
6 de agosto de 2019
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un amigo mío muy querido, que por desgracia nos dejó hace unos años, solía decir, en referencia a las que él veía en sus años mozos, "ya no hacen películas monas". Pues ésta es una película mona: un blanco y negro estupendo, para escándalo de todos aquellos (entre ellos mi propia hija) que ahora se niegan a ver una película que no sea en color, unos actores magníficos, un pueblecito italiano típico de los años cincuenta, etc. Vittorio de Sica da una lección más de cómo se debe interpretar un personaje que está a medio camino del exceso y del ridículo, pero sabiendo mantenerse en todo momento del lado de acá de esa frontera. Verle, a poco de iniciarse la proyección, felicitando al director y a los miembros de la banda de música que interpretaron la noche anterior fragmentos de ópera italiana es un goce: sus gestos, sus acentos habría que llevarlos a muchos centros de enseñanza actoral. Y luego está Gina Lollobrigida, una Gina todavía en la veintena, que está preciosa y que despierta todo tipo de pasiones entre el personal, bien esté de un lado o del otro de la pantalla. ¿La historia?. La historia no va más allá de lo que la literatura clásica prescribe desde el principio de los tiempos. Una trama sencilla y comprensible para todo tipo de públicos, cómica en algunos momentos y dramática en otros, cuando conviene que el espectador derrame unas lagrimitas para acompañar el dolor de los personajes.
Toribio Tarifa
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3
19 de julio de 2019
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arranque de la película es modélico: vigoroso, perfectamente comprensible sin necesidad de apoyarse en el diálogo de los personajes, . La lástima, Sr. Montgomery, es que todas estas virtudes solo tienen vida unos 20 minutos, hasta que Lucky Gagin (el personaje que Vd. interpreta) consigue averiguar el número de la habitación del hotel en que se aloja Mr. Hugo, mediante otro inteligente y valioso truco. El primero había sido el escondite de la llave en la consigna de la estación. A partir de esos primeros 20 minutos todo se diluye en un magma incomprensible y carente de interés. Y lo que es peor, nos queda por delante una hora y media de aburrimiento. Me asombra que alguien como Ben Hecht y Charles Lederer hayan podido alumbrar un guión tan "malapatudo". Por si fuera poco, ronda por la película un agente del FBI interpretado por un actor que, pese a sus 48 años (comprobado el dato) da la impresión de haberse escapado de un geriátrico, y es quien en última instancia, pese a todo, resuelve el desaguisado. El asunto es oscuro y tiene que ver con la venganza que quiere llevar a cabo Lucky Gagin por el asesinato de un compañero de armas en la reciente II Guerra Mundial. Y hay una prueba, un cheque, que no se acaba de entender, al menos yo no lo entendí, por qué es una prueba condenatoria, pero todo el rato subyace al desarrollo de la historia. La presencia femenina, con una Wanda Hendrix a la que disfrazan de mexicana, y que parece ser el apoyo principal con que cuenta el protagonista masculino, podrían habérsela ahorrado, puesto que carece de importancia y no aporta nada salvo metraje. Lo único verdaderamente original es que le hayan puesto a Mr. Hugo - Fred Clark, ese secundario modélico de tantas y tantas películas - un audífono del tamaño que tenían los de la época y que nada tiene que ver con los actuales, y que desempeña su papel en el desarrollo y final de la historia.
Toribio Tarifa
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5
10 de julio de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La califico con un cinco por dos razones, una positiva, la otra negativa: el guión es inconsistente, blando y previsible a más no poder. Lo positivo viene de la mano de su elenco actoral: ¿A ver en qué película se nos ofrece la posibilidad de asisitir a un desfile de figuras de la pantalla de la categoría y de la nombradía de Clark Gable, Deborah Kerr, Ava Gardner, Adolphe Menjou, Sydney Greenstreet, Edward Arnold e incluso un secundario como Keenan Wynn?. Una Deborah Kerr de 26 añitos compitiendo por el amor de un protagonista cuarentón, pero todavía de buen ver, con una emergente y preciosa Ava Gardner, de 25. ¿Quién da más?
Toribio Tarifa
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9
20 de marzo de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jacques Tati, que ya era familiar para muchos, especialmente después de su triunfal estreno como director de "Jour de fête", prosiguió su carrera ascendente con "Les vacances de monsieur Hulot", en 1953. Se trata de la primera película en que aparece su alter ego, Monsieur Hulot, y establece el patrón para futuras apariciones del personaje, apoyado siempre en su torpeza congénita y situándose, sin saber cómo, en el centro de la acción que él mismo desencadena sin pretenderlo. En este caso, aterriza con su viejo cacharro en un hotelito de la costa donde se aloja gente de clase media de los años cincuenta, de distintas nacionalidades, familias con niños, que aspiran a pasar unos días de vacaciones sin estridencias de ningún tipo. Y eso es lo que la llegada de Hulot va a convertir en imposible. Prácticamente sin diálogos, la película se desliza sobre la acumulación de diversos episodios sin que pueda decirse que haya una trama constituída por planteamiento, nudo y desenlace. Casi podría decirse que a Hulot, además de su inseparable pipa, le hubieran entregado una cámara para que rodara una suerte de documental sobre el veraneo en un pueblecito de la costa francesa. Hulot es el elemento distorsionador que altera la categoría del documental, frío y objetivo, informativo y pedagógico, y lo convierte en lo más parecido a la representación de "Il trovatore" en las escenas finales de "Una noche en la ópera", de los hermanos Marx.
Toribio Tarifa
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6
23 de febrero de 2019
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Nos hallamos en 1910 y en la ciudad de Potsdam, junto a Berlín, en plena Prusia, con todo lo que esto representa. Manuela es una adolescente huérfana de madre a quien su tía, que no parece estimarla demasiado, a pesar de ser la hija de su hermana, decide enviar a un rígido internado. Su padre es un militar que poco tiene que opinar al respecto. La directora del establecimiento, una persona de edad y de convicciones firmes y tradicionales es abiertamente partidaria de una disciplina militar como forma de moldear el carácter de sus alumnas, pero Manuela se resiente de la dureza de esta formación. Entre las profesoras de la institución destaca, sobre todo a ojos de las alumnas, Fräulein Von Bernburg, que es la profesora más joven del internado y que, tal vez por ello, tiene puntos de vista sobre la educación menos rígidos y más en consonancia con la generación a la que pertenecen las alumnas. Todas la quieren con verdadera devoción y en todo momento se destaca el afecto con que es capaz de tratarlas. Evidentemente hoy el amor que se profesan las mujeres solo puede ser interpretado como lésbico. Incluso ya en 1958, Romy Schneider protagonizó junto a Lilli Palmer una nueva versión; los años transcurridos desde la primera (1931) tienen el efecto de decantar la balanza de la tipología amorosa claramente hacia la homosexualidad. ¡Hay que ver los efectos que pueden tener las tendencias históricas en cuanto a las interpretaciones que merecen determinadas obras!
Toribio Tarifa
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