Maravillosa y dura película sobre las relaciones humanas, sobre todo de las afectivas.
La cámara se acerca a sus personajes para a través de sus gestos y palabras ir descubriendo sus vidas.
El guión sugiere y avanza insinuando las emociones y las realidades. El director huye de lo explicito para que, sutilmente, vayamos entrando en unos personajes tan complejos.
Las imágenes fascinan tanto cuando se abren a montañas y espacios libres como cuando se acercan al tormento de los personajes, y la música enfatiza discretamente todo lo que la cámara recorre.
Magníficos actores, enorme guión y una puerta abierta a los seres atormentados.
La referencia a Tarkovsky y las influencias de Malick adornan este maravilloso drama narrado con tanta sutileza como emoción expresiva.
Maravillosa, intensa, emotiva, tierna y, hoy día, increíble.

Hace ya años que mi venerado Woody Allen ha perdido fuelle en sus películas, algo explicable por el inexorable paso del tiempo, que afecta al cuerpo y al cerebro. A pesar de ello, como el gran cineasta que siempre fue, persiste en abordar proyectos de forma periódica, al margen de sus más o menos aciertos. Cada una de sus películas puede poseer ciertos encantos que estimulen determinados momentos, a pesar de que el conjunto carezca de la homogeneidad y la consistencia de sus buenos años (“Annie Hall”, “Manhattan”, “Delitos y faltas”, ...)

En sus últimas película ha habido un poco de todo, nunca excelente y con bastante de mediocre.
Interesante: “Irrational Man”, “Blue Jasmine”, “Conocerás al hombre de tus sueños”, “Si la cosa funciona”...
Mediocre: “Magia a la luz de la luna”,”A Roma con amor”, “Midnight in Paris”
Horrible: “Vicky Cristina Barcelona”

El problema de “Café society” es que sus carencias resultan alarmantes, sobre todo a nivel de guion. El antes incisivo, chispeante, mordaz, inteligente... Allen, nos ofrece un guion rutinario, sin chispa, a veces vulgar, de estructura facilona, monocorde y con diálogos sin mordiente. Una prueba de ello son las veces que repite una de sus palabras preferidas “judío”, para utilizarla como gracia, sin ton ni son.

Los actores están un poco deslavazados y se mueven por pantalla declamando el discurso que el director puso en sus bocas, sin entusiasmo y sin pasión. Hasta la fotografía del gran Storaro, combina momentos sublimes con tonalidades excesivas, para lo que intenta sugerir.

Como siempre, me sorprende la crítica especializada y su capacidad para encontrar aciertos donde yo no los veo. Puede ser porque ellos están especializados y yo soy un aficionado. Lo que suele ocurrir es que siempre sucede esto con directores consagrados e/o idolatrados, por lo que deduzco que se remueven conciencias y se obligan a no ir en contra de lo admirado. El cine es cine. Solo puede ser bueno regular o malo. Los gustos son otra cosa y allí a cada cual con el suyo. Si el titular de mi querido Boyero, para una película de Woody allen, es “de las películas más bonitas...”, puede significar que Allen tiene poco que contar.

Dejo constancia que, a pesar de los disgustos que últimamente me da, el señor Allen, tiene mi admiración desde los confines de los tiempos y no dejaré de ver todo lo que haga, aunque me parezca estar mirando la tele después de la sobremesa.

Animo, Woody!, te queremos.

No voy a añadir mucho más sobre “Lost river” de lo que los usuarios han comentado, ya que la mayoría de críticas son positivas y coinciden con las sensaciones que esta curiosa, atrevida y provocativa película me ha provocado.

Comentaré lo que más me ha llamado la atención es esa cantidad de “semáforos” rojos que la crítica especializada le ha dedicado. Es cierto que “Lost river” tiene su punto de irregularidad, su tempo anómalo y mas que muchas referencias al cine de Lynch, pero como espectáculo fílmico tiene su fascinación y su mucho interés.

Imaginaba a nuestro ejército de críticos especializados comentando “Lost river”, si la hubiera dirigido, el demasiado venerado, Almodóvar y a alguno del esos del “semáforo” rojo se le habría caído la baba y se habría deshecho en elogios.

Pondré un par de muestras de crítica especializada como contraste de un cine patrio y otro que llega de allende los mares.

Luis Martínez en el diario El Mundo.
“Lost river” (semáforo ROJO)
"Más que una película, un 'puzzle' mal compuesto de todo lo último que le ha pasado por la cabeza o el riñón a Ryan Gosling (...) con un sentido del ritmo y la narración bien discutible. Incluso inexistente"
“La piel que habito” (semáforo VERDE)
"La película más contenida y minimalista del cineasta. (...) Radical, voraz, quirúrgicamente perfecta. Tan precisa como abrumadora."

Nando Salvá (crítico al que admiro, y bastante) en Cinemanía.
“Lost river” (semáforo ROJO)
"Posiblemente, el gran bluff de Cannes 2014, un monumento a la pretenciosidad erigido a base de robos al cine de David Lynch"
“La piel que habito” (semáforo VERDE)
"En este sombrío thriller melodramático, Pedro Almodóvar confirma su genio para convertir lo ridículo en sublime (...) Puntuación: **** (sobre 5)"

Para concluir. Lost river es cine, irregular, pero cine con su punto de osadía y fascinación. La piel que habito es bazofia incoherente, tonta y aburrida.

Le dije a mi pareja que me despertara cuando Keanu Reeves dejara de dar mamporros y pegar tiros.

Cuando lo hizo, al mirar la pantalla creí que iba a asistir al monólogo de “Lágrimas en la lluvia...”, pero ni eso!

Lo lamentable de este cine inane es sus perversa estética de la vacuidad violenta...
o peor, la estética de la violencia gratuita.

Si el grandioso Poe pudiera resucitar desearía volver a morirse al ver este guión, aunque la dirección, tan eficaz como suntuosa, le habría atrapado para quedarse un par de días más.