Hay tres cosas que me han gustado mucho de esta película. Lo primero es que se trata de cine alemán y en general, las películas alemanas actuales, no sé si por el ritmo de las narraciones o por el desarrollo de los personajes, tienen algo que engancha.

Lo siguiente que más me ha llamado la atención es el logo y el saludo del grupo. No sé si algo de esto ha sido tomado de la historia original o es todo parte del guión y de un grupo de creativos publicitarios, pero la verdad es que impresiona.

Por lo demás, creo que lo que falla en la película es que los componentes de un grupo, por mucho que sientan la necesidad imperiosa de pertenecer a algo más grande para ser más fuertes o para no sentirse solos, tienen que perseguir algún ideal. Por ejemplo, no se puede llevar una camisa blanca porque sí o porque es algo barato que todo el mundo tiene. No me creo del todo que los alumnos quieran perder de esa manera su identidad y que en una semana algunos limen sus asperezas estudiantiles o deportivas por formar parte de La Ola. Además, para qué reunirse todos, seguir una disciplina fascista y llegar a ser intolerantes con otros compañeros si no se busca más fin que el de pertenencia a un grupo? Recordemos que en la Alemania de la postguerra la gente pasaba hambre y estaban ahogados pagando las indemnizaciones de la Primera Guerra Mundial mientras había un sector judío que dominaba la banca y los grandes locales.

Pero en este caso, en ningún momento se habla de un ideal o de una lucha por conseguir algo. Parece, más bien, la necesidad de pertenecer a una clase VIP en la que poder permitir entrar a algunos privilegiados. Y esa es la parte que hace que la película no sea más fuerte y candidata a premios europeos y de cine independiente. Aun así, recomiendo verla porque además de pasarlo muy bien, genera diálogo al salir del cine.

Creo que esta película responde a la pregunta del título. Describe el día a día en una cárcel de mujeres, sin darle tintes novelescos ni melodramáticos. Son cosas que podrían pasar en unas celdas. Y creo que logra describirlo así de bien por cómo comienza la película, ya que no hace falta que haya un culpable o un inocente para que pase algo así, para que te veas embarazada y desvalida en una penitenciaría.

Me ha sorprendido muy gratamente conocer a Martina Gusman, que supongo que dará mucho que hablar, ya que transmite tanto con la mirada, que sólo por contemplarla merece la pena ir al cine, para observar cada movimiento de su magnífica actuación en las mayores dimensiones posibles.

Echaba de menos este año alguna película de personajes, pero de las buenas de verdad, de estas en las que sales del cine diciendo " qué suerte he tenido de haber elegido esta película y no otra, para pasar el resto de la tarde pensando en ella". Os aseguro que ésta es una de esas cintas, de esas que recordaremos cuando mencionemos lo bueno que es el cine argentino.

Por cierto, la banda sonora es impresionante. Todo colabora en este film para que sea uno de los mejores que he visto.

¿Cómo se puede hacer una serie tan bien? Me parece mágnifico que se pueda tratar el tema de la muerte sin sentimentalismos y mostrando la parte de negocio que tiene: mientras unos mueren otros viven de ello y gracias a ello. Cada capítulo comienza con la muerte de alguien y de muy diferentes maneras: un bebé sufre la muerte súbita, con el shock pertinente de sus padres; una señora mayor vive sus últimos momentos en el baño y queda tendida en el water mientras escucha la radio; un anciano fallece conduciendo, justo dirigiéndose hacia la funeraria... Hay tantos tipos de muertes, que te da mucho qué pensar en cómo será la tuya. Y hace que te acuerdes de la gente a la que quieres y que ya no está. Está muy bien tratado un tema casi tabú, porque ni siquiera la familia Fisher que son los propietarios de la funeraria donde acuden las familias a despedirse de los suyos, se libra de situaciones tristes de la vida: separaciones, muertes, desengaños... Y aun así siguen adelante. Acabo de ver el final de la quinta temporada y la verdad es que les voy a echar de menos. Es una serie muy recomendable que te ata inevitablemente a la tierra.

Es inevitable no pensar en El señor de los anillos cuando se va a ver esta película. Y como siempre, las comparaciones son odiosas. Si bien El señor de los anillos marca el carácter profundo y épico de los personajes, esta precuela se presenta como un cuento infantil, donde el humor y la fantasía son los protagonistas durante la primera parte. Durante toda la presentación de los enanos no hay rastro de oscuridad y quizás puede hacerse un poco cargante, pero marca perfectamente las diferencias de carácter entre un hobbit y un enano.

Bilbo Bolsón vive feliz en su tierra, Hobbiton, rodeado de fiestas, banquetes y tranquilidad, hasta que el mago Gandalf le visita y va a proponerle una aventura. Desde el momento en que coge la mochila, la historia gana empaque y se convierte en un relato más adulto adornado por horribles trolls, orcos y huargos, entre otros curiosos seres.

Martin Freeman borda su papel de hobbit intrépido, donde va madurando a cada paso que da y transmite con su gesto la magia de este relato. Durante su hazaña va acompañado por trece enanos y por Gandalf (Ian Mckellen en su línea, fantástico), de los que quiero destacar, como no puede ser de otra manera, al honorable Thorin Escudo de Roble, como contrapunto del afable Bolsón. Este es el único de los personajes que sí podría recordar a los memorables protagonistas de El señor de los anillos gracias a su linaje y valentía.

Arropados en todo momento por la banda sonora de Howard Shore, el compositor realiza una vez más un trabajo sobresaliente y su música se adapta como un guante de látex a cada situación vivida por los personajes.

Lo que demuestra Peter Jackson es su profunda adoración por los libros de Tolkien. Esta precuela no puede superar en guión a una trilogía cuyos libros de base fueron escritos con mayor profundidad, madurez por parte del escritor. Pero lo que yo he recibido al ver El Hobbit es ese amor incondicional del director hacia este ejemplar. Peter Jackson mima a cada personaje, lo hace único y además añade un punto de humor que en ocasiones aporta luz a la historia. Además, pone a su favor innumerables avances técnicos (un Gollum mucho más realista si cabe) y los famosos 48 fotogramas por segundo, que siempre es un buen reclamo publicitario. No catalogaría este film como una obra maestra, pero sí como un fabuloso reencuentro con la Tierra Media.

Cuando una película iraní gana todos estos premios:

2011: Oscar: Mejor película de habla no inglesa. Nominada a Mejor guión original2011: Festival de Berlín: Oso de Oro a la Mejor película, Mejor actor, Mejor actriz2011: Globos de Oro: Mejor película de habla no inglesa2011: National Board of Review: Mejor película extranjera2011: Premios Cesar: Mejor película extranjera2011: Critics Choice Awards: Mejor película extranjera2011: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor película extranjera2011: Independent Spirit Awards: Mejor película extranjera2011: Satellite Awards: Nominada a Mejor película de habla no inglesa2011: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor guión2011: Premios BAFTA: Nominada a Mejor película de habla no inglesa2011: Premios Guldbagge (Suecia): Mejor película extranjera
2011: British Independent Film Awards: Mejor película extranjera


Es un signo inequívoco de que va a ser un buen film. Estamos hablando de un tipo de cine que no va a conseguir el favor del jurado por acudir a late night shows. Incluso la historia es un drama contado de una manera muy cruda, con poco artificio y sin buscar la lágrima fácil (al leer en la sinopsis la palabra "alzheimer" puede prestarse a confusión). Así que, si no tiene ninguno de los ingredientes que se esperan de una película galardonada en todo el mundo, ¿qué podemos ver en Nader y Simin?



Cuando alguien cercano te recomienda un film como éste es que te está haciendo un gran regalo. Esa es la percepción que he sentido esta mañana, al dejar reposar las imágenes en mi memoria toda la noche. Creo que nunca había visto una película en persa y ya solamente el idioma te sumerje en otras costumbres muy diferentes. El matrimonio es creíble todo el rato, sus discusiones son las de una familia, la personalidad de cada uno de ellos está muy bien trazada y se mantiene a lo largo del film... Todo esto para mí es un logro del guión: diálogos perfectos que transmiten las tensiones de la familia. La mirada de la hija es un caso a parte: dulzura, inteligencia y sufrimiento a través de sus ojos.


En general, todos los actores se convierten en personajes de esa historia y ninguno desentona. Se aprecia el talento de Farhadi en cada plano y la ausencia de música y la cámara en mano en algunas ocasiones aporta el estilo documental para dar en el clavo e imbuirte en la trama. Muy buena.