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Críticas de Beatriz Jimenez
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Críticas 127
Críticas ordenadas por utilidad
3
8 de enero de 2013
102 de 137 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paul Thomas Anderson, director de The Master, es uno de los directores norteamericanos más alabados y respetados por la crítica. Yo debo decir que no me encuentro entre sus acérrimos seguidores. De hecho, su única película que realmente he disfrutado ha sido Boogie Nights, mientras que Magnolia o Pozos de ambición me dejaron bastante indiferente.

Dicho esto, lo cierto es que esperaba el estreno de The Master con bastante expectación. Expectación que se ha convertido rápidamente en decepción, al visionar una película que resulta aburrida y que no consigue mantener el interés en gran parte de lo que está contando.

Esta nueva propuesta de Anderson se inspira, extraoficialmente, en el creador de la Cienciología. Freddie Quell, interpretado por Joaquin Phoenix, es un hombre con problemas psicológicos, sexuales y de represión de ira que, tras finalizar la II Guerra Mundial, es incapaz de mantener un empleo o encontrar la paz en sí mismo, que entra en contacto con el carismático líder de una nueva religión, aquí llamada la Causa, y que está interpretado por Philip Seymour Hoffman, como Lancaster Dodd.

Dodd convertirá en una misión personal la redención y curación del violento e impredecible Quell, que además es adicto a cualquier tipo de brebaje que contenga una molécula de alcohol. La producción nos narra esa relación entre maestro y discípulo, en los entresijos de una secta, con unos métodos más que cuestionables.

Sin embargo, es imposible empatizar con ese hombre al límite, más allá de toda redención, que interpreta magistralmente Joaquin Phoenix, y que es el hilo conductor de la historia. Una historia a veces fragmentada, en escenas muchas veces inconexas y que no aportan ni sentido ni nada especialmente relevante al relato.

Uno tiene la impresión de asistir a un conjunto de escenas reunidas en ocasiones sin demasiada continuidad o significado, sin fluidez o interés.

Lo único realmente notable de esta película es la magnífica interpretación de su reparto. Un intenso Joaquin Phoenix, que llega a transformarse, hasta físicamente, en ese hombre enfermo y perdido; un excelente Philip Seymour Hoffman, tan fantástico como siempre, en la piel del maestro de esta secta; Amy Adams, que nos ofrece un nuevo registro como la fanática y despiadada esposa del personaje interpretado por Hoffman; y una serie de secundarios que mantienen el nivel interpretativo.

No puedo dejar de recordar una gran película de 2011, Martha Marcy May Marlene, que sí conseguía transmitir, con gran acierto, lo que significa caer en las redes de una de estas sectas, tanto en los propios discípulos como en sus familias. Algo que creo Anderson no ha logrado con esta producción más polémica que realmente interesante.

Lo mejor: poder ver en acción a dos monstruos de la interpretación como Philip Seymour Hoffman y Joaquin Phoenix.

Lo peor: una historia que resulta aburrida e inconexa.

http://www.bollacos.com/the-master-dentro-de-la-secta
Beatriz Jimenez
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3
29 de julio de 2013
33 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Guerra Mundial Z, dirigida por Marc Foster (Quantum of Solace), es la adaptación de la novela escrita por Max Brooks, sobre una pandemia zombie, que amenaza la supervivencia de la raza humana en todo el planeta.

Además, supone un vehículo para el lucimiento de Brad Pitt, que ejerce también como productor, y que se erige como protagonista absoluto del filme. Pitt interpreta a un empleado de la ONU, que deberá investigar el origen de la epidemia zombie y ayudar a conseguir una cura, antes de que la humanidad desaparezca.

Toda historia, por muy fantasiosa que sea, necesita tener un mínimo de credibilidad para sostenerse o para resultar interesante. Aquí, el problema no es la premisa zombie, sino como ésta se desarrolla, ya desde las primeras escenas.

Cualquier tipo de epidemia, antes de que pueda asolar todo un planeta, debe comenzar de manera escalonada, aunque posteriormente pueda expandirse mundialmente, amenazando la supervivencia de la humanidad. Sin embargo, aquí la pandemia parece surgir y propagarse en tan solo unos minutos, entre la ignorante población, sin que nadie tenga noticias de ello previamente.

Resulta increíble ver, además, como Brad Pitt no deja de mostrar un ligero gesto de interés o confusión, cuando una gran explosión tiene lugar a pocos metros de él y su familia o cuando diferentes personas comienzan a atacar, de manera irracional y sumamente violenta, a cualquiera que encuentren por el camino.

Más increíble resulta la torpeza en resumir ciertas situaciones. Por ejemplo, en la eliminación del personaje del reputado virólogo que debe encontrar una cura para la epidemia, y a quien Pitt acompaña en su misión. Debido a que Pitt debe convertirse en el héroe absoluto de esta superproducción, aunque la amenaza zombie pone en bandeja a los guionistas mil posibilidades para finiquitar a quien pueda hacerle sombra, se escoge la muerte más irrisoria y absurda que he podido contemplar en la gran pantalla, para dejar así todo el protagonismo a la gran estrella. O toda la parte que tiene lugar en Jerusalem, y que parece patrocinada por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel.

También podríamos criticar a estos zombies, que se mantienen en un segundo plano y que o bien parecen poco verosímiles, al estar recreados de manera digital y comportarse como una marabunta o una marea de no muertos capaces de escalar muros infranqueables en segundos; o resultan ridículos, como en la escena donde Pitt debe hacer frente a un amenazante zombie, en una de las escenas a priori más intensas o importantes de la trama, y que recuerda a uno de esos juguetes con forma de mandíbula que no paran de chasquear los dientes.

Asimismo, la resolución de la trama se encuentra demasiado fácilmente, por lo que, en vez de Guerra Mundial Z, esta película debería pasar a titularse Pitt y el Breve Episodio Z.

Como ya he comentado, todo el protagonismo se reserva para Brad Pitt, que hace la peor interpretación de su carrera, y al que el apocalipsis y la posibilidad de perder a su familia sólo arrancan un leve gesto de confusión. El resto de intérpretes, Mireille Enos (serie The Killing), como su esposa; Daniella Kertesz, como un soldado israelí; David Morse (Bailando en la oscuridad), como un exagente de la CIA; o Fana Mokoena (Hotel Ruanda); sólo son el necesario, pero banal, acompañamiento del héroe en la realización de su misión.

Lo mejor: poder disfrutar, en varias ocasiones, de las notas del tema The 2nd law: Isolated system, compuesto por Matt Bellamy, del grupo Muse; en 3D, la escena con la ceniza en suspensión, espectacular.

Lo peor: la interpretación de Brad Pitt; la falta de verosimilitud de la propuesta en general; se echan de menos más ataques zombies.

http://www.bollacos.com/guerra-mundial-z-pitt-y-algunos-zombies/
Beatriz Jimenez
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6
18 de diciembre de 2017
35 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué le está pasando a Pixar? Eso es lo que nos preguntamos los que admiramos al estudio de animación, al que nos ha regalado tantos filmes inolvidables y unas cuantas obras maestras. El primer signo preocupante fue ser comprada por Disney y el segundo y fundamental, cuando en su organización de nuevos títulos para los siguientes años solo aparecían continuaciones o precuelas y casi ninguna producción original. Eso fue lo que disparó todas las alarmas y lo que hacía temer por una sequía creativa.

La casa del flexo no levanta cabeza desde que firmara esa maravilla que es Del revés, y por eso había tanta expectación por el estreno de Coco. Pero algo no va bien desde el principio. Empezando por el soporífero e interminable corto de Olaf, el muñeco de nieve mágico de Frozen, que precede al filme. ¿Dónde están esos sorprendentes cortos llenos de imaginación y sentido del humor a los que estábamos acostumbrados? En su lugar, encontramos una historia tan cursi y empalagosa como poco interesante.

Y es un alivio que por fin comience la proyección de Coco, un intento por acercarse a las tradiciones de México, especialmente del Día de Muertos. El argumento gira en torno a Miguel, un niño que sueña con ser artista, y que termina rebelándose ante la prohibición de su familia ante cualquier cuestión relacionada con la música. Cosas del destino, por error acabará entrando en el mundo de los muertos, donde debe encontrar la bendición de alguno de sus ancestros para retornar al mundo de los vivos.

Lo más destacable de Coco es sin lugar a dudas la fantástica factura visual. Entrar en el mundo de los muertos ha permitido a los animadores dar rienda suelta a toda su creatividad, imaginando todo un mundo poblado por esqueletos y catrinas, repleto de color y seres fantásticos. Como siempre, la maestría técnica es apabullante; el problema es que tanto el tono como la historia no acompañan a tal despliegue visual.

El principal problema es que esta Coco es mucho más infantil que la mayoría de producciones de Pixar, pero, sobre todo, esa obsesión (tan americana y tan de Disney) de exaltar a la familia sobre todas las cosas. Y, reconozcámoslo, la primera parte hasta se hace pesada y un poco aburrida. No será hasta la segunda parte que el filme por fin empiece a resultar interesante y entretenido.

En el fondo, hubiera sido mucho más apropiado que esta producción estuviera firmada por Disney, ya que carece de todas las señas de identidad que definen y han hecho grande al estudio del flexo.

Lo mejor: el puente de pétalos, un claro ejemplo de la impresionante calidad técnica y creativa de Pixar.

Lo peor: la infección de los valores Disney.

http://www.bollacos.com/coco-explosion-de-color/
Beatriz Jimenez
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9
8 de febrero de 2016
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Advertidos quedan, no se les ocurra disfrutar de esta maravillosa Una pastelería en Tokio con hambre. Porque el último trabajo de la directora nipona Naomi Kawase es una declaración de amor a la elaboración de los deliciosos dorayakis.

Las texturas, los colores y hasta los aromas parecen traspasar la pantalla, gracias a una realización que cuida con especial mimo todos los pasos de la preparación de estos dulces japoneses y su relleno de judías. Por momentos, la sala de cine nos transporta a una cocina ambulante, y nos deja rodeados de sus vapores y olores, hasta casi poder saborearlos.

Kirin Kiki es Tokue, una excéntrica, pero adorable, anciana que desea trabajar en un puesto de dorayakis. Sensero (interpretado por Masatoshi Nagase) terminará contratándola tras probar su excepcional pasta de judías. Igual de excepcional será también la relación que se establece entre ellos.

Delicada y poética, se trata de un precioso relato sobre la tolerancia, el cariño y la posibilidad de encontrar una familia en los sitios más inesperados.

Kirin Kiki consigue que el público se enamore de su enternecedor personaje y caiga rendido ante sus excentricidades, convencida como está de que todas las cosas tienen algo que contar.

Una historia preciosa y también muy estética, que transmite el pasar del tiempo gracias a los colores de las diferentes estaciones en un parque rodeado de bellos cerezos.

De los 4 días que hemos podido asistir a la edición 60 de la Seminci, Una pastelería en Tokio es sin duda la producción más deliciosa y hermosa que hemos disfrutado, y esperamos que pueda optar a la Espiga de Oro como mejor película y al premio a mejor actriz principal.

Y ahora me van a permitir que les deje, tengo que salir en busca de unos dorayakis.

Lo mejor: una historia que transmite pura belleza; y la dedicación en las escenas que describen la preparación de los dulces y su relleno.

Lo peor: el filme se alarga, un poco innecesariamente, en su parte final, pero se lo perdonamos.

http://www.bollacos.com/una-pasteleria-en-tokio-simplemente-deliciosa/
Beatriz Jimenez
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Amy (La chica detrás del nombre)
Documental
Reino Unido2015
7,3
12.712
Documental, Intervenciones de: Amy Winehouse, Mitch Winehouse, Salaam Remi, Mos Def ...
10
8 de febrero de 2016
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amy Winehouse revolucionó el mundo de la música con la publicación de su segundo álbum, el deslumbrante Back to black. Así fue como el mundo descubrió a una artista con un talento prodigioso, capaz de componer la letra y melodía del soberbio tema homónimo en tan solo 2 o 3 horas.

Un personaje que se escondía tras un peinado imposible y un maquillaje desproporcionado, y que engrosó la lista del tristemente famoso “Club 27”, el de aquellos músicos como Kurt Cobain, Jim Morrison, Janis Joplin o Jimi Hendrix, que abandonaron este mundo de manera tan turbulenta como habían vivido, a tan temprana edad.

Este desgarrador y fantástico documental, obra del director Asif Kapadia, reúne toda una serie de grabaciones íntimas y privadas, enlazadas con las letras de las composiciones de Winehouse, convirtiéndonos en testigos de una joven atormentada y desgraciada; que sufría por la indiferencia de sus padres y por su falta de afecto; con una falta de autoestima que la convertía en un ser vulnerable; demasiado sincera e incorrecta para estar en el punto de mira del circo mediático; y que encontró en las drogas y el alcohol la única manera de enterrar sus problemas.

Resulta casi indecoroso asomarse a momentos tan íntimos de la artista, que muestran a una joven tan frágil como inocente, para la que la música era una necesidad casi física; y penoso asistir a su declive, tanto físico como emocional, que terminó un día de julio de 2011 con su muerte.

Amy es una producción extraordinariamente emocional, que trata a su personaje principal con un cariño que traspasa la pantalla, pero que ni esconde ni rehúye de sus peores momentos, presentando a una artista tan excepcional como autodestructiva.

Incluso aquellos que la juzgamos con dureza por aparecer claramente drogada o borracha en un remedo de concierto, por ofrecer un lamentable espectáculo ante los que la admirábamos como artista o por tirar por la borda su envidiable talento podremos reencontrarnos con el ser humano que se encontraba detrás del mito, vulnerable y perdido, y que en ciertos momentos seguía reaccionando con el asombro y la inocencia propias de un niño.

Lo mejor: que la narración esté enlazada a través de las composiciones de Amy Winehouse, que intentan reflejar el estado de ánimo de la artista en sus diferentes fases.

Lo peor: asistir, de nuevo, atónitos a lo que claramente era crónica de una muerte anunciada.

http://www.bollacos.com/amy-dolorosa-fragilidad/
Beatriz Jimenez
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