En mi caso particular, hay un capítulo concreto de la segunda temporada que me hizo dar a Pause porque no paraba de reír a carcajadas y necesitaba respirar.

Para los amantes de The Big Bang Theory y los shows de los Monty Phyton, nace esta serie para conjugar ambas y añadir su punto original en apenas 22 minutos por episodio.

Desde el primer capítulo se engancha al espectador, que descubre la atmósfera de un sótano de una empresa habitado por dos informáticos y una jefa que no sabe nada de ordenadores y que da pie a todo tipo de situaciones absurdas, muy cómicas y con humor ácido y ágil.

No hace falta saber de ordenadores para reírse ni se trata de una serie solo apta para nerds o freakies. Todo lo contrario. Por fin se consigue crear una serie para todos los públicos que arranca carcajadas.

Última nota: quien sea de los que trabajan su inglés con series, esta es MUY recomendable, se habla un inglés británico perfecto.

Se echaba en falta. Una serie que combinase el surrealismo de Los Simpsons, la acidez de Family Guy y la naturalidad de Friends. Incorporando además un punto original: el formato. Un falso documental donde se nos muestran las escenas de distintos tipos de familia emparentadas entre sí (una familia homosexual, una familia con marido mayor-esposa extranjera sexy y familia "tradicional americana") sin caer en absoluto en el tópico, o precisamente estereotipándolo tanto que desparece en sí mismo de escena. Y falso documental porque los personajes hablan a un supuesto reportero o espectador comentando algunas de las escenas, así como durante las mismas, desvían sus caras a la cámara expresándose mediante gestos.

Pero no penséis en un experimento televisivo ni en nuevo Dogma. Simplemente un formato de comedia familiar, apta para todos los públicos, de humor blanco y divertido, que entretiene las tardes aburridas.

De momento, pocos capítulos encadenados (es decir, pueden verse capítulos salteados sin perder el hilo) y cada vez más hilarantes. Muy muy recomendable. ¡A reírse!

Al igual que Avatar fue tachado de Pocahontas hecho 3D, Origen podría ser tachado de un Mátrix contemporáneo. Error, craso error.

A los cinéfilos (nos) les pasa que les encanta comparar y encontrar en cada escena la referencia a una película anterior, concluyendo entonces que la cinta no aporta nada nuevo al mundo del cine y por tanto es despreciable. Sin embargo se olvidan, no solo de que la plena innovación es extraordinariamente singular y difícil, sino que a veces importa más saber escoger un buen guión y saber transmitirlo en la pantalla. Y en eso, Origen, lo borda.

Difícil, como fue difícil Mátrix, como lo fue Abre los ojos. Pero precisamente por ello el guionista merece su reconocimiento, y el director merece su aplauso. Se trata de condensar la filosofía actual en un metraje de hora y media. Se trata de despistar al espectador, dejarle minutos después de la sala a oscuras pensando qué ha visto y cómo puede ser posible. Una película que te permite media hora de debate después, y que te deja dudas e impresión intelectiva, creo que ha hecho de sobras su trabajo. Y además con efectos especiales (no tantos como se esperaban, pero justitos para el aprobado) y además con actores decentes.

El problema, quizá, la historia de amor. Toda cinta americana debe tener entre medias un héroe y una historia de superación personal. Pero son clichés que no la hacen desmerecer. Sinceramente, esperaba que la crítica y el público la acabasen desplazando a la categoría de clásico junto a Mátrix y etcétera, pero al final parece que, o como pasó con 2001, no estábamos preparados, o como pasó con Moulin Rouge, algo original pasó desapercibido.

Esta película la disfrutarán más aquellos interesados por la primatología, antropología o psicología, entre los cuales me incluyo. Los admiradores de Fossey, Goodall o Sabater Pi sabrán de qué hablo, y se emocionarán cuando vean el tesón y el esfuerzo en los ojos de Sigourney, que supo captar a la perfección en carácter tajante, cabezota y seco de Dian.
Pero para quien no esté familiarizado en el terreno, le parecerá una película de media tarde. De esas que entretienen porque al fin y al cabo cuentan una historia con episodios románticos y conflictivos, a la vez que aparecen primates. Interesante, por tanto.
Recomendable, en todo caso, para todos los públicos. Buena adaptación de la realidad en su justa medida.

Para criticar primero tengo que presentarme: me gustan las pelis que se alejan, o bien de lo que siempre se ha contado, o bien aquellas que, contando lo de siempre, nos lo plantean de forma distinta. Este último caso coincide con la peli.

Se trata de un tema habitual: las dificultades que se encuentra un parapléjico por accidente que además tenía una vida de éxito. Y cómo alguien con tímpanos y compasión puede comunicarse con él. Lo interesante es la forma en que se nos cuenta. Los planos, el color, el ritmo. Eso es lo que hace ganar a esta película.

Lenta, amarga. Pero un gusto, oiga.