Impresionante documental donde se ve reflejado el día a día de los habitantes de Guinea-Bissau inmersos en un situación política convulsa y con unas condiciones de pobreza extrema.
La labor de los cooperantes en este pequeño país es incomiable, los conozco bien y puedo asegurar que los dioses de verdad tienen huesos.

Me pareció soporífera, es más, me dormí en la butaca a los 10 minutos. Cuando desperté y pregunté cuándo había ocurrido ya no me acuerdo ni el qué, mi primo me contestó: "mientras dormías"... Esa anécdota fue lo más divertido de la película.