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España España · K-PAX
Críticas de PROT
Críticas 630
Críticas ordenadas por utilidad
10
27 de mayo de 2009
60 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Definitivamente hay dos clases de personas: a las que les gusta AMANECE QUE NO ES POCO, entre las que orgullosamente me incluyo, y a las que no les gusta AMANECE QUE NO ES POCO.
Las personas a las que nos gusta AMANECE QUE NO ES POCO hablamos por regla general de Dostoievski, y por regla general hablamos bien. Las personas a las que no les gusta AMANECE QUE NO ES POCO no acostumbran a montar en bici y, muy posiblemente, nunca han desprendido olor a lomo de ángel.
A las personas a las que nos gusta AMANECE QUE NO ES POCO nos está permitido sacar las cabras al monte para hacer estampas, que no es lo mismo que plagiar a Faulkner, y conocemos a la perfección cuál es el sistema sintético del guantazo bien proporcionado. Las personas a las que no les gusta AMANECE QUE NO ES POCO, por el contrario, y desgraciadamente, no pueden leer novelas sin estropearlas y nunca conocerán el secreto deleite que proporciona elegir de forma democrática al homosexual del pueblo y a toda una cohorte de mujeres adúlteras.
Las personas a las que no les gusta AMANECE QUE NO ES POCO no tienen la más remota idea de lo que significa escuchar un aria de Rinaldo maravillosamente interpretada en tanto uno flanqueado por un guardia civil se mete para el cuerpo un estupendo anisete, y no pueden decir glande ni víscera ni paradigmático sin que les pegue un fogonazo el culo.
Las personas a las que nos gusta AMANECE QUE NO ES POCO conocemos la diferencia entre un catecúmeno y un clandestino y sólo podemos ir a los caballitos cuando cumplimos los 29 años. Aquellos a los que no les gusta, en cambio, tendrán vetada por los siglos de los siglos la posibilidad de ver crecer a un hombre en sus bancales o hablar con las calabazas.
Hoy, en que por no ser un salvaje ni un sinvergüenza (y precisamente por no serlo), ya he hecho mi ratito de flash back, sólo puedo dar gracias a los Santos del Cielo por haberme dado una visión global bastante aproximada y lamentar el hecho de que a los que no les gusta AMANECE QUE NO ES POCO no se les haya enviado claridad de discernimiento.
Y me van ustedes a disculpar, que tengo que averiguar de una vez para todas si hay o no hay relación entre las ingles y la cabeza.
PROT
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8
31 de agosto de 2008
44 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dependiendo de cómo y de cuándo se vea COMO SER JOHN MALKOVICH el espectador preparado puede obtener solamente diversión o puede obtener diversión y acabar reflexionando sobre cuestiones verdaderamente importantes: la naturaleza del ser humano, la frustración, la rutina, la envidia, la ruindad, el miedo, la admiración.
El inicio es sustancialmente cómico y es donde quizá más se perciba la mano de Charlie Kaufman, pero tras una primera media hora veloz uno puede sumergirse o no en un mundo en el que todo o nada parece estar completo.
Está fantástico John Cusack como el titiritero desesperado, imponente como siempre Malkovich interpretándose a sí mismo, salvajemente atractiva la Keener como avariciosa y mutátil compañera de Cusack y perfecta aun sucia la bella Díaz en el papel de esposa confundida.
Es profunda COMO SER JOHN MALKOVICH. Y es buena.
Hay cameos importantes y escenas para la historia. Y es destacable como nota curiosa que uno de los productores de la película sea Michael Stipe, el vocalista de REM.
Además no somos ni serán pocos los que se sientan o los que nos sentimos identificados con aquellos que en la cinta han de agachar la cabeza una vez en el puesto de trabajo.
Para pensar, ¿verdad?
PROT
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8
7 de diciembre de 2009
42 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para seguir lo iniciado
por dos colegas del foro,
con el máximo decoro
diligente y esmerado,
voy a dar en plan rimado
mi opinión sobre don Mendo,
del arte sin par tesoro.
Que si no me voy metiendo
en prosa sucia y espesa
y se me empieza a ir la fresa
y ya ni yo me comprendo.

Fue don Pedro Muñoz Seca
comediante sin igual
humorista hasta el final
de nuestra risa la Meca.
Confinado en una checa
a pan y agua y sin cama
por ser a España leal
quien fuera canela en rama
en noviembre fue sacado
bien zaherido y fusilado en
Paracuellos del Jarama.

Es don Mendo su gigante
obra de música y celos,
de llantos, cuernos y velos.
Lo mejor de un parodiante
desde atrás hacia delante
de un Olimpo luminoso
que se nos fue para el cielo
con un trallazo alevoso:
un episodio funesto,
maligno, triste, indigesto
sin nada de decoroso.

En la peli el gran Fernando
Fernán Gómez, de don Mendo,
compuso el mejor don Mendo
dirigiendo y actuando
(siempre según yo lo entiendo).
A su lado secundarios
consagrados o emergiendo
de cortesanos o agrarios:
Menéndez y María Luisa
Xan das Bolas o Garisa:
de entre los enormes, varios.

En resumen, que es gran cosa
la versión que un anarquista
haciendo gorda la vista
hizo de la pieza hermosa
con matiz azul y rosa
al llegarnos los sesenta
con ambición preciosista.
Y es algo a tener en cuenta
en el mundo de hoy en día:
como el abuelo de Ussía
ni siquiera uno entre ochenta.
PROT
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8
7 de septiembre de 2008
34 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que el mundo es mundo me ha gustado siempre ver un ratito de cine después de la cena. Cuando era más joven, si es que aún puedo decir que soy joven, ese ratito de cine lo disfrutaba en la casa de mi madre y con mi hermano. Ahora me toca disfrutarlo solo, porque la gente de la que me he rodeado no ha desarrollado todavía la capacidad de alborotarse hasta las lágrimas con el Séptimo Arte. Es por ello, más por lo primero que por lo segundo, que en mi casa se acumulan cintas de VHS con películas de todos los tiempos y una cantidad importante de DVD con casi todos los "filmes" que me han dicho algo o que me han dicho mucho. Uno de esos DVD, por supuesto, es el de CINDERELLA MAN.
La semana pasada, una noche, durante el proceso de selección de la película a revisar, reparé en que CINDERELLA MAN, pese a haberme emocionado en grado sumo cuando la vi en la pantalla grande, la tenía poco repasada. Al terminar de verla de nuevo supe por qué: y es que es CINDERELLA MAN, en cierta medida, una película desasosegadora. Si no hay ser humano en el mundo a quien no conmueva la bondad, tampoco debe haber ser humano en el mundo capaz de no desasosegarse cuando la desgracia se ceba con alguien a quien se da a conocer como un ser extremadamente bondadoso. En una vicisitud semejante se basa CINDERELLA MAN.
CINDERELLA MAN tiene escenas pavorosas, agónicas, tristísimas. Quizá exageradas un punto en ocasiones, pero en exceso lastimosas al fin y al cabo. Y es posible que sea por eso por lo que a CINDERELLA MAN, pese a haberme emocionado en grado sumo cuando la vi en la pantalla grande, la tenía poco analizada.
Rene Zellweger, con su voz de dibujo animado, está muy chula como Mae, la sufrida y leal esposa de Jimmy Braddock. Russell Crowe anda más que bien como el boxeador protagonista y Paul Giamatti aparece perfecto como el manager del otrora gladiador Crowe. La ambientación es fantástica y el montaje extraordinario, y la banda sonora de Thomas Newman, acuosa y divina como todas las suyas, se adapta a la obra como un guante milagroso.
Es una historia de superación bonita la de El Hombre Cenicienta. Tan bonita que le voy a pasar por alto a Ron Howard la mala presentación del púgil Baer, según todas las crónicas una de las personas más simpáticas, educadas y generosas en el universo del Boxeo; y esa exageración anotada con anterioridad para con ciertas escenas. Es tan bonita CINDERELLA MAN que debo acordarme de verla más a menudo. Y es que los ejemplos de bondad y superación son más necesarios que nunca en este mundo en que vivimos.
PROT
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10
14 de abril de 2009
30 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué sucedió exactamente con Barrabás, nadie lo sabe. Es significativo, incluso, que existan partidarios de la teoría que defiende que Barrabás y Jesús de Nazaret fueron la misma persona.
Richard Fleischer, épico y aventurero, echa mano para su BARRABÁS de la novela de Pär Fabien Lagerkvist, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1951. Lagerkvist, de honda tradición religiosa, centra buena parte de su obra, como un Zaratustra del Siglo XX, en la cuestión del bien y el mal. En el escrito que sirve de soporte a la cinta de 1962, afrontando la citada dicotomía a través de los ojos del que quizá sea el más famoso bandido de las Sagradas Escrituras, parte de la idea de que nadie sabe lo que sucedió exactamente con Barrabás para ofrecer su particular y condescendiente visión.
Lo fantástico de la película de Fleischer, a mi juicio, es la transformación que se produce en el que acabó siendo, también a mi juicio, el primer templario de la historia universal. Barrabás, o Anthony Quinn, espléndido como él solo, pasa de una incertidumbre primera y pueril, en los días en los que la muerte de Jesús le permitió salvar su vida, a un definitivo impulso postrero que le lleva a participar en el incendio de Roma en la creencia de que son los cristianos los que están perpetrando la triste acción.
Al pobre Barrabás, duro de mollera y cerril, y exonerado de su estigma original por la pluma del sueco Lagerkvist, sólo le basta la muerte para comprender al fin el mensaje de Jesús y la profunda diferencia que separa al bien del mal.
Formidable -como decía- Anthony Quinn, memorable el gran Gasmann -que fue por cierto y a menudo muy criticado por su ateísmo- interpretando al cristianísimo Sahek, inmenso Jack Palance como malvado gladiador y preciosa la Mangano, a la que encuentro insoslayablemente idéntica a la Laura Pausini de nuestra época.
PROT
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