Cuando el mundo para tí es solamente lo que alcanzas a ver a través de una rendija de un ventanal, esa luz que desaparece...¿tal vez sea lo que llaman ocaso? y surge nuevamente... ¿Quizas en eso que cuentan que es la aurora? Y una voz de toda la vida te dice que esta oscuridad,esa franja de luz, es todo lo que hay pero... un buen día esa misma voz de toda la vida te pide un favor, te abre una puerta a un jardín, que desconocías y te pide de favor que riegues una flor que yace sola y entonces descubres que hay algo más que entra en juego ¿Puedes volver atrás? ¿Puedes volver atrás cuando además conoces el amor en ese acto? ¿Puedes agradecer a esa voz de toda la vida por haberte enseñado la flor, por haberte descongelado, si la manera en que te exige que agradezcas es que no la veas más, que abandones el amor, esa realidad nueva que has acabado de conocer? ¿Puedes hacer tal cosa? Ha Yu nos muestra este conflicto y no juzga a sus personajes y sobre todo ama la música y el color de los paisajes.

Aronofsky impacta, también es pretencioso en ocaciones pero tiene el poder de equilibrar. Tiene presente el silencio del creador y solo lo hace hablar a través de su creación ¿Y de los sueños acaso?¿Puede disgustar esto a alguien? Puede ser, tal vez un poco y es entendible.

Toda fotografía y escena es un golpe a las sensaciones

¿Es permisible la adaptación de esta historia a la gran pantalla? Desde la libertad artística si, pero hay reflexiones teológicas que aterrizan el relato en al ambito del mito y lo simbólico pretendiendo otro alcance, ni mayor ni menor, simplemente otro, por eso es que tal vez haya cierto público, creyente incluso, que se sienta un tanto empalagado por cierta literalidad del film, pero por otra parte hay una versión diferente, no sé si es para atar cabos en la historia o para mostrar una idea fija de un director, pudiera ser también. En fin debe verse porque es Aronofsky, pero no debe tomarse muy en serio, y no lo enfoco desde el agnostisismo o el ateismo común, para nada, sólo lo digo porque el símblo trae más de un mensaje, en cambio NOAH solamente parece mostrar uno, la obseción de un personaje de cumplir la voluntad del creador y que de alguna manera cede ante la compasión, siendo este resultado la verdadera voluntad del creador, y el texto bíblico connota otra cuestiones que están en otro marco simbólico.

Peligroso en su intención última, desafiante y cercano al abismo, Lars Von Trier nos deja en las interrogantes… ¿El contenido es capaz de herir a la forma? ¿Puede el mensaje final matar la belleza del estilo? Esas son preguntas, entre otras, que han de responderse frente a la obra de este artista.

¿Son estos personjes arquetipos o modelos universales de una humanidad que subyace determinada a los caprichos de la naturaleza vil? ¿Es la mujer un ser anclado en la oscuridad esotérica y malvada? No coincido en esto, pero no se puede dejar de reconocer que hay una extraña fuerza persuaciva en lo pictórico y no en el orden coherente de la historia.

Habrá quien piense que estos personajes no son más que historias particulares e individuales y para nada ancladas en una idea de universalidad, estas personas que tengan tal opinión tildarán a este director de pretencioso, no el lo formal, sólo en su contenido, yo me ubico dentro los que lo encuentran de tal manera.

Las preguntas vuelan todo el tiempo hacia el génesis de nuestro devenir y atraviesan las eras y vislumbran “¿Acaso el encuentro definitivo?”

¿La compasión y la gracia están distantes de la naturaleza o están entremezcladas de tal manera, siendo que en el instante inicial del universo y en el transcurso entero de su expansión hasta nuestro surgimiento y tal vez nuestra caída, haya muestras constantes, manifestaciones de estas? No puedo responder esto por Malick, hay que verlo, sobre todo el Árbol de la Vida, la cual contiene de un alto y profundo nivel “¿Filosófico-teológico?”
La constante en el universo malickiano “¿Panteísmo a través de la perspectiva ubicua que la cámara y la edición que tal vez plasman su forma?”
No creo alcanzar dichas respuestas, al menos no en estas 4 veces que he visto esta obra de arte, necesitaría esforzarme más y conocer áreas y esferas del saber sin las cuales Malick aún se me hace cuasi inaccesible.
Es un poema de magnitudes insospechadas; no hay continuidad, lo lineal es imposible sostenerlo, la metáfora puede en ocasiones abrumar, pero el sabor final todavía perdura para quien la haya apreciado e insista en sí mismo el placer de memorizar las imágenes inconmensurables de este film, portadoras de símbolos que abordan la muerte y la misteriosa forma que es la vida.

The tree of life es una obra maestra y a la par un medidor de la trivialidad humana (trivialidad que debe ser permisiva desde el derecho y poder político, las personas tienen todo el derecho del mundo a ser imbéciles si lo desean, es legítimo, no digo que no lo sea y nadie se le debe molestar en su privacidad y ejercicio de la tontería) pero demuestra este film cuan superficiales, en general, son las actitudes tomadas ante diferentes temas existenciales por parte de miles de espectadores asiduos o casuales del arte. Hay una especie de anestesia colectiva en relación a algunas cuestiones. Y repito, The tree of life explica, cual si se tratara de un experimento social, un determinado comportamiento, ejemplo: como un vídeo en YouTube puede alcanzar alrededor de 2.000.000.000 vicitas y una cifra impresionante de seguidores, estando tal vídeo repleto de clichés superfluos y banalidades que sólo pretenden sacar más pasta y más (ojo, es mi opinión personal) mientras que una obra como la de Malick es abandonada, apenas 30 minutos de haber sido proyectada en un cine cualquiera, por el 97 % de sus espectadores iniciales. Me da la impresión que sucede algo parecido con el vídeo que está saturado de visitas, muchos fueron a ver a Brad Pitt y en menor porción a Sean Penn, con una expectativa comercial en esencia, querían comprar lo que siempre estos actores han brindado, por supuesto, en un formato completamente distinto de propuesta escénica y cinematográfica. Sucedió entonces que lo expuesto no satisfizo las necesidades que se traían a cuesta a la sala de cine, iban muchos con la intensión de comprar lo que suponían y debería ser predecible por parte de estos actores, pero con un director que no tiene, ni tendrá intensiones de vender su producto artístico, Pitt y Penn golpearon muchos rostros y la perplejidad fue total, como para que algunos abandonaran sus asientos ante lo sublime.

Kieslowski hace de la sencillez un arte; transparenta en problemas cotidianos, comunes, problemáticas cruciales de la existencia y hace posible el cuestionar de la metafísica, sin negarla del todo en ocasiones, abriéndose paso ante ella desde la crítica. Pone de relieve hasta el fenómeno que en algunos lugares llaman "estado de necesidad" asumiendo una posición frontal ante el utilitarismo de la sociedad moderna, en algo que podría formularse: "después de haber ejecutado el acto necesario en pro de una mayoría ¿Se puede vivir tranquilamente desde la conciencia luego del daño causado a una minoría, a pesar de haber sido necesario?"