Sobre una historia convencional, la cosa va de policías y de corrupción no necesariamente unidas (y no diré más), se construye una de las mejores series españolas de los últimos tiempos. Los motivos:
- El guión está medido, muy bien calibrado, sin excesos. Nada desentona. Más allá de la trama policial, transmite con éxito el vínculo de solidaridad existente entre sus protagonistas.
- Los actores están magníficos, no sólo el ramillete coral de protagonistas sino también los secundarios, y en esto tienen que ver no sólo el trabajo actoral o la dirección, sino tambièn la construcción del guión y un soberbio trabajo de casting.
- La dirección. Todo se pone al servicio de la trama, sin alardes, pero con eficacia: los silencios, primeros planos, las escenas de acción... demuestran muchas horas de trabajo, mucha confianza en el proyecto y un gran sentido de la narrativa.
-La producción. Estupenda también, nada parece falso.

Si te gustan las tramas policiales y los personajes intensos, ponte el primer capítulo y a ver qué tal.

Vaya por delante: no pienso detenerme mucho tiempo en hablar de Tokarev: si has visto las últimas chorrocientas mil películas que ha hecho Nicolas Cage ya sabes lo que vas a ver y qué puedes esperar: caritas de bacalao, diálogos absurdos, argumentos plagiados, violencia gratuita, moralina, escenas patéticas y ridículas, y un sinfín de despropósitos. Bueno, hasta ahí normal. Lo interesante de esta película, y por eso le he puesto un 2, lo que más me ha llamado la atención una vez pierdes la cuenta de los muertos, lo que me ha obligado a pegarme a la silla, es comprobar la extraña metamorfosis fisionómica de Cage: ¿no os habéis dado cuenta de que con la edad Nicolas Cage cada vez se parece más a Chiquito de la Calzada? Por favor, ¡si lleva las mismas patillas y utiliza el mismo tinte de pelo!
Postdata: pido disculpas si os he reventado la película, os prometo que hasta última hora me he pensado meterlo en el spoiler.

Searching for Sugar Man es un documental sobre Rodríguez, un músico norteamericano de principios de los setenta, de los muchos que surgieron por entonces, que publicó dos discos sin obtener ningún éxito. Esta historia es muy común, pero no acaba aquí: sus discos, ignorados por el público norteamericano, tuvieron sin embargo un gran éxito en... Sudáfrica. Nadie sabe como llegaron los discos de Rodríguez a este país castigado por entonces por el apartheid, pero lo cierto es que el propio bloqueo que sufría propició que la minoría blanca con ganas de cambio convirtiera a este anónimo cantante en un mito generacional mucho más importante que Jimi Hendrix, Los Beatles o Elvis. Rodríguez jamás supo del éxito de sus discos en Sudáfrica y sus fans sudafricanos no supieron nada de Rodríguez hasta que a mediados de los noventa un periodista decidió averiguar cómo había muerto.

Esto es solo el principio del documental. Searching for Sugar Man es una historia de azares, de aleteos de mariposa que provocan terremotos, de pequeñas historias, muy humanas, muy sencillas, pero también muy grandes, emocionantes, y eternas. Es una muñeca rusa con una historia dentro de otra historia, es la vida contada a través de una cámara. Si alguien duda del poder de la música, debería ver esta película.

Monster Brawl es el típico caso de peli mala, mala, mala. No creas que es mala como Zombie Wars: no, no, es mala de mala. Pero mala mala. Y todo lo que tiene de malo lo tiene de aburrido. Es la típica peli de la que se arrepiente de haber participado en ella no sólo el director, sino también la maquilladora y hasta el tipo de Seur que transportó las pelucas. De verdad que es muy mala, no tiene guión, no hay dirección, los efectos son pésimos (realmente no tiene efectos), el maquillaje es pepístico, sin embargo... no, no voy a decir que tiene el encanto de las películas de serie B, C, D.... Z porque no, no lo tiene, no tiene ningún encanto ni misterio aunque la veas al revés, pero lo que sí me ha fascinado es que en el trailer de la nueva película de Jesse T. Cook (el director) que trata de un tío que se cae en un pozo mierda, van Y TIENEN LOS HUEVOS de promocionarla diciendo: "Del director de Monster Brawl". Olé. Qué sobraos. Menuda publicidad. No me lo explico, es realmente sorprendente (de ahí el título de mi crítica).

Frankenstein's Army lo tiene todo para convertirse en un clásico del gore. Sí, sí, no es una exageración, no nos engañemos, en el gore cabe todo, y los aficionados tenemos un estómago cinematográfico que ya ya. Las sangrientas porque son sangrientas (bua, no he visto más sangre en mi vida, eso es un 8 en Filmaffinity) las sádicas por sádicas (jo, al tío le despellejan con una gilette, vamos: un 8), las cachondas por cachondas (sí, le he puesto un 8 en Filmaffinity, la peli es una mierda, pero es que a la tía esa le crecen dientes en el ojete), las cutres por cutres (cojonuda, serie B de las buenas, los bichos de pena, los cerebros eran de Litoral, los diálogos del tipo "toma monstruo joputa", cómo me he reído: un 8). Nos entregamos al gore con pasión de aficionado atlético: aunque el partido sea malo, siempre encontramos algún detalle, y sea como sea al domingo siguiente volvemos al campo.
Bueno, pues a lo que iba, Frankenstein's Army es un buen ejemplo. Esta ambientada en 1945, al final de la II Guerra Mundial. Un destacamento de soldados comunistas se pierde y llegan a la típica granja donde se cuece una mierda infernal (bueno, esto por resumir, es que el argumento tampoco es lo fuerte del gore). La peli no es buena, no está bien hecha (aunque tiene algunos detalles de dirección muy interesantes), pero sobre todo es entrañable: disfrazada de ciber-cutre-punk tiene un toque ochentero, casi familiar, como de Navidades: la culpa la tienen los muñecos, que son un poco tipo Henson (Chiripitifláutico dixit).
He leído algunas críticas de compis filmafiniteros que dicen que es muy desagradable pero vamos, que no, que es gore blandito; comparada con las burradas que hoy se hacen (Martyrs, Al Interieur, o los especiales de Nochevieja de la 1) los monstruos de FA son la familia Trapp.